La iluminación espiritual

El poder interno

Cuento Zen (125)

El poder interior y el EGO.

Un joven que buscaba un Maestro capaz de encauzarle por el camino de la santidad llegó a un templo presidido por un gurú que, a pesar de gozar de una gran fama de santidad, era un farsante. Pero el otro no lo sabía. Antes de aceptarte como discípulo, le dijo el gurú, debo probar tu obediencia. Por este templo fluye un río plagado de cocodrilos. Deseo que lo cruces a nado.

La fe del joven discípulo era tan grande que hizo exactamente lo que se le pedía: se dirigió al río y se introdujo en él gritando: ¡Alabado sea el poder de mi gurú! Y, ante el asombro de este, el joven cruzó a nado hasta la otra orilla y regresó del mismo modo, sin sufrir el más mínimo daño.

Aquello convenció al gurú de que era aún más santo de lo que había imaginado, de modo que decidió hacer a todos sus discípulos una demostración de su poder que acrecentara su fama de santidad. Se metió en el río gritando: ¡Alabado sea yo! ¡Alabado sea yo!, y al instante llegaron los cocodrilos y lo devoraron.

MORALEJA

Cada quien tiene su fuerza interior para cruzar su propio camino.

Con tu poder interior, encontrará la ruta, la ruta que a ti se adapte. Déjalo todo a tu interior, porque él encontrará lo mejor y más exactamente de lo que tú pudieras. Pero el ego es inconsciente. Simplemente, te coloca en la situación de los cocodrilos, como si el camino del otro fuera el tuyo; si el otro reza, tú rezas; si el otro medita, tú meditas.

El ego imita y no encuentra, la mente inconsciente siempre empuja a hacer lo mejor para el ego. La mente inconsciente siempre escoge la ruta de menor resistencia: es una matemática precisa, la economía de la mente. Conscientemente, te inclinarás por el camino correcto, inconscientemente por el camino más corto, tu zona de confort.

Solamente con la mente consciente escogerás camino correcto. Pero el inconsciente escoge siempre lo más corto, y creará la situación, y tu inconsciente tomará la ruta que sea potencialmente la indicada para tu ego.

Tienes que descubrir la realidad dentro de ti, no crearla con tu mente, porque todo lo que es creado por ti, no es más que imaginación e imitación. Solo tienes que profundizar en silencio y observar simplemente, estar alerta y consciente, de modo que puedas ver todo lo que es real y que nadie más puede ver por ti. Ese es tu poder interno.