EL FALSO SACERDOTE (CUENTO)

CUENTO ZEN (122)

Un hombre acudió a su párroco y le dijo: Ayer murió mi perro, Padre, y querría ofrecer una misa por su eterno descanso.

El párroco respondió escandalizado: ¡Nosotros no ofrecemos misas por los animales! Inténtelo en la iglesia de los protestantes que hay en la esquina. Es probable que ellos quieran rezar por su perro...

La verdad es que le tenía un enorme cariño, dijo el feligrés, y me gustaría ofrecerle una despedida decente. Pero, claro, no sé lo que se acostumbra a dar en estos casos...

¿Cree usted que bastará con diez mil dólares?

¡Un momento!, dijo el párroco.

¡No me había dicho usted que su perro era católico!

MORALEJA

Todos los falsos sacerdotes son vulnerables; no tienen suelo bajo los pies. Si se les descubre, están acabados. Y cuando se acabe con ellos, la sociedad saboreará la verdadera libertad.

Si podemos abolir el cáncer de estos falsos sacerdotes, será realmente un gran cambio, una revolución: la única y verdadera revolución que es necesaria y que aún no ha ocurrido.

Solo el cambio que se origine en tu interior viene a ti. Solo tu conciencia puede volverte moral, sincero; solo tu conciencia puede hacerte espiritual; solo tu conciencia puede hacerte puro.

El falso sacerdote está oculto dentro de ti en tu sentimiento de culpa; desde ahí te empuja, tira de tus riendas.

Cuando el falso sacerdote engaña a la gente corriente, se está engañando a sí mismo.

Los falsos sacerdotes son unos parásitos. Han encontrado un método infalible para hacerte espiritualmente débil, un método garantizado al cien por cien que consiste en enseñarte a no amarte a ti mismo. Porque la persona que no se puede amar a sí misma tampoco puede amar a los demás, quedan ciegos y fáciles de engañar.

El amor te hace rebelde, revolucionario, te abre los ojos de los lobos vestidos de cordero. El amor te da alas para volar alto. El amor te da un enfoque correcto de las cosas, de forma que nadie te pueda engañar; te pueda explotar, te pueda oprimir. Ojo que los falsos sacerdotes sobreviven solo a costa de tu sangre; sobreviven solo a base de explotar.

«El camino a la verdad es ver lo que es falso en cada momento». Adyashanti


DEFINICIONES DEL ZEN


El zen es una tradición ancestral que nació en la India y se expandió por China y Japón. Su propósito es lograr la iluminación, el estado de completa sintonía con la realidad tal cual es.

El zen no se basa en escrituras sagradas, rituales o ceremonias, sino en la meditación, el silencio y la conciencia plena.

El zen no busca dar soluciones, sino generar preguntas, cuestionar las creencias y los prejuicios, liberar la mente de las ataduras del ego y las ilusiones.

El zen utiliza las historias como un recurso para transmitir su esencia, pero no son historias ordinarias, sino historias que violan las reglas, que desafían la lógica, que asombran y desconciertan. Son historias que apuntan a lo esencial, lo que no se puede expresar ni pensar.

Las historias zen no son para entenderlas, sino para vivirlas, para dejarse impresionar por ellas, para despertar con ellas. Las historias zen son como dedos que indican la luna, pero no son la luna.

El maestro zen cuenta las historias con elegancia y humor, sin querer imponer nada, sino solo compartir su visión. El discípulo zen escucha las historias con interés y apertura, sin intentar analizarlas o juzgarlas, sino solo dejarse llevar por ellas.

Las historias zen son como semillas que se plantan en el corazón del oyente, y que pueden germinar en cualquier momento, dando frutos de sabiduría y compasión.

Las historias zen son un obsequio, una invitación a la aventura, una puerta abierta a lo desconocido.

En este blog te presentamos algunas de las historias zen más famosas y fascinantes, acompañadas de comentarios y reflexiones que te ayudarán a profundizar en su significado. Te invitamos a leerlas con calma y curiosidad, sin prisas ni expectativas, solo con la disposición a sorprenderte y aprender.

Esperamos que estas historias te inspiren y te acompañen en tu camino hacia la iluminación.