La iluminación espiritual

El ciego y el cojo

Cuento Zen (1)

Debes escuchar esta historia antigua:

Sucedió que un gran bosque accidentalmente se incendió. Había dos hombres, uno era ciego y el otro era cojo. El cojo no podía caminar, no podía correr, pero podía ver; y el ciego podía caminar y correr, pero no podía ver. Así que ambos hicieron un pacto: el ciego subió al cojo en sus hombros, y como el cojo podía ver y el ciego podía caminar, ambos se convirtieron en un hombre.

Ellos lograron salir del bosque, salvaron sus vidas.

O esta otra historia no tan antigua:

Un cojo y un ciego llegaron, cierta vez, a la orilla de un río que tenían que vadear. Ante esta dificultad dijo el cojo al ciego:

Aquí hay un vado bastante bueno, pero, a decir verdad, mi única pierna no me permite cruzarlo.

Yo lo pasaría si pudiese ver, apuntó el ciego; pero, como me falta la vista, temo resbalar.

¿Qué hacemos?

¡Magnífica idea me ha venido! Exclamo el cojo, reaccionando. Mira: tus piernas serán mi sostén y mi vista nuestra guía. Ayudándonos así, pasaremos el río.

Dicho y hecho, el cojo se acomodó sobre los hombros del ciego y ambos alcanzaron, felices y seguros, la ribera opuesta, llegando a la ciudad sin novedad.

MORALEJA

Entendamos de una vez por todas, ¡Somos unidad!

Una persona dividida no puede ayudar a los demás. La naturaleza existe en la unidad, es una profunda armonía, no existe ningún tipo de conflicto. La naturaleza lo acepta todo, no hay elección, es un soltar sin elección. No elijas.

Cuando la energía es total, y no está dividida en tu interior, entonces sois una unidad, puedes ayudar a los demás.

Podemos concluir que debemos ser inteligentes en nuestro día a día estrechando amistades en lugar de hacer notar nuestras diferencias para distanciarnos.

Los conflictos traen consecuencias graves, a diferencia de la tolerancia, la empatía y el respeto que nos permiten construir un mundo mejor y en armonía.

La sabiduría o capacidad de actuar con prudencia consiste en aplicar acciones que favorezcan tu subsistencia, que por consiguiente favorece a las personas en tu entorno, te permite buscar soluciones para ayudar a otros y nos ayuda a vivir en paz con nosotros mismos y con los demás.