HISTORIAS DE LAS MADRES (CUENTO)

CUENTO ZEN (180)

LAS GALLETAS

La madre: ¿Sabías que Dios estaba presente cuando cogiste esa galleta de la cocina?

El niño: Sí.

¿Y sabías que te estaba viendo?

Sí.

¿Y qué crees que te estaba diciendo Dios?

Me decía: No estás tú solo; estamos los dos. De modo que coge dos galletas.

EL HERMANITO

Mamá, quiero tener un hermanito.

Pero si acabas de tener uno....

Pues quiero tener otro.

Verás... no puedes tener otro hermanito tan pronto. Lleva tiempo hacer un hermanito.

¿Y por qué no haces lo que hace papá en la fábrica?

¿Y qué hace papá?

Emplear a más hombres.

MORALEJA

EL NACIMIENTO DE UNA MADRE

Ser Madre para una mujer es casi como un segundo nacimiento.

Siempre que nace un niño, no solo nace el niño, esa es una parte del asunto, también nace la madre. Antes era una mujer corriente, mediante el nacimiento se convierte en una Madre. Por una parte nace el niño, por otra nace la madre. Y una madre es totalmente diferente a una mujer. Existe una diferencia; toda su existencia se vuelve cualitativamente diferente.

Antes puede que sea una esposa, una amada, pero de pronto eso ya no es importante. Ha nacido un niño, ha llegado un nuevo tipo de vida: es una Madre. Es por eso que los maridos siempre tienen miedo a los niños. Básicamente nunca le gustan los niños porque un tercer miembro entra en la relación; y no solo entra, sino que ese tercer miembro se convierte en el centro.

Después de eso la mujer ya no es la misma esposa, es diferente. Después de eso si un marido quiere realmente amor, tiene que volverse como un hijo, porque esta mujer se ha vuelto madre, ya nunca puede ser una esposa corriente otra vez. Se ha vuelto madre, ya no hay nada que hacer. Lo único que queda es volverte como un hijo para ella. Esta es la única manera en que puedes conseguir su amor de nuevo, de otra forma, su amor se dirigirá a su hijo.

Cuando una mujer se hace madre, le sucede algo tremendamente significativo. Para una mujer es casi como un segundo nacimiento. Es algo que resulta muy difícil de comprender para un hombre a no ser que sea creativo. Si él ha dado a luz una pintura, un poema, se siente tremendamente feliz.

Nadie puede comprender lo que ha sucedido simplemente por componer un poema. Había mucha agitación en su interior, y el poema ha clarificado muchas cosas. Pero eso no es nada comparado con una mujer que se ha hecho Madre, nada. Un poema es un poema, en el momento en que nace ya está muerto. Cuando está dentro del poeta tiene vida, en el momento en que se lo expresa es un mueble muerto. Puedes colgarlo en la pared. Puedes tirarlo a la basura o hacer lo que quieras, pero ya no está vivo.

Cuando una mujer da a luz un niño, es vida.
Cuando mira al niño a los ojos, mira a su propio ser.
Cuando un niño empieza a crecer, ella crece con él.

El momento en que un niño nace, también nace la madre. Ella nunca existió antes. La mujer existió, pero la madre nunca. Una madre es algo absolutamente nuevo.


DEFINICIONES DEL ZEN


El zen es una tradición ancestral que nació en la India y se expandió por China y Japón. Su propósito es lograr la iluminación, el estado de completa sintonía con la realidad tal cual es.

El zen no se basa en escrituras sagradas, rituales o ceremonias, sino en la meditación, el silencio y la conciencia plena.

El zen no busca dar soluciones, sino generar preguntas, cuestionar las creencias y los prejuicios, liberar la mente de las ataduras del ego y las ilusiones.

El zen utiliza las historias como un recurso para transmitir su esencia, pero no son historias ordinarias, sino historias que violan las reglas, que desafían la lógica, que asombran y desconciertan. Son historias que apuntan a lo esencial, lo que no se puede expresar ni pensar.

Las historias zen no son para entenderlas, sino para vivirlas, para dejarse impresionar por ellas, para despertar con ellas. Las historias zen son como dedos que indican la luna, pero no son la luna.

El maestro zen cuenta las historias con elegancia y humor, sin querer imponer nada, sino solo compartir su visión. El discípulo zen escucha las historias con interés y apertura, sin intentar analizarlas o juzgarlas, sino solo dejarse llevar por ellas.

Las historias zen son como semillas que se plantan en el corazón del oyente, y que pueden germinar en cualquier momento, dando frutos de sabiduría y compasión.

Las historias zen son un obsequio, una invitación a la aventura, una puerta abierta a lo desconocido.

En este blog te presentamos algunas de las historias zen más famosas y fascinantes, acompañadas de comentarios y reflexiones que te ayudarán a profundizar en su significado. Te invitamos a leerlas con calma y curiosidad, sin prisas ni expectativas, solo con la disposición a sorprenderte y aprender.

Esperamos que estas historias te inspiren y te acompañen en tu camino hacia la iluminación.