La iluminación espiritual

Cuatro piezas de la gran maquina

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Cuatro piezas de la gran maquina; Patrocinio Navarro

Guerras fabricadas

La decadencia de Occidente no se encuentra en los números rojos de la Bolsa, ni en la imparable rampa del desempleo y su cortejo inevitable de crisis personales y sociales. Tampoco en el poco margen de maniobra con que cuentan los ciudadanos para evitar catástrofes industriales de todo tipo y guerras fabricadas desde otros continentes, y que nos involucran a todos, aunque no deseemos nada de eso.(Otra cosa sería estar atentos al grado en que nos afectan, porque puede ser para nosotros recogida de cosecha sembrada en nuestro pasado o en nuestro presente, incluso).

Pero ahora queremos llamar la atención sobre lo que sucede en los subterráneos de este sistema de producción decadente: la degradación moral de los individuos. La conciencia del ser humano ha sido tan manipulada y tan hábilmente adormecida que aunque sea capaz de reconocer la maldad intrínseca de la enorme máquina que le aplasta, no termina de creer que tal cosa sea verdad. Y menos que sean verdad otras alternativas más coherentes de vida personal y social.

En el proceso de adormecimiento, la Maquina del Gran Inquisidor Social de turno es capaz de invertir ingentes cantidades de recursos con tal de asegurarse la modorra de las conciencias, y anular todo tipo de oposición. Existen muchas variantes de la modorra, incluida la modorra cultural y religiosa ad-hoc. Quieren asegurarse los constructores del sopor colectivo el ser servidos en este mundo y venerados como dioses en la medida de lo posible. De continuo se exhiben para ser admirados, vitoreados, y, en pocas palabras: recibir energía de sus durmientes servidores. Los manipuladores de conciencia saben que solo una sutil cortina de ilusión impide a las masas acceder al jardín de sus dioses y disfrutar de sus banquetes actuando como seres libres. Pero, perfectos conocedores de las limitaciones momentáneas de sus súbditos, están seguros de haberles hecho creer que esa sutil cortina es para ellos un espeso muro de granito. Y siguen alegremente su fiesta, generando más problemas al Planeta y a sus habitantes.

En este mundo exhausto y moribundo necesitamos almas luminosas capaces de iluminar y sacudir las conciencias ; gentes libres sin etiquetas previas capaces de volver la mirada hacia lo alto y situarse como parte del Cosmos, como parte integrante de la Gran Conciencia Universal; como célula del Todo en todo cuanto se manifiesten. Y desde esta perspectiva de ampliación de la conciencia personal de cada ser humano,-que solo puede producir luz- hacer desaparecer los fantasmas del pasado y sus amodorrados devotos que en el presente que nos ha tocado vivir se manifiestan como los carceleros de la vida: gobiernos e instituciones privadas o religiosas que manipulan y atan. Cómo lo hacen ya lo hemos visto, y por ello no puedo cerrar ese trabajo sin hacer mención al papel del pensamiento como energía.

Exceptuando a la sensación,
¿Existe en el Universo algo más rápido que un pensamiento?
El pensamiento es como una señal de radio con frecuencia propia que lanza cada uno
hacia el Cosmos casi de continuo.

La calidad vibratoria de esos pensamientos, su cualidad y contenido emocional buscan contacto con la cualidad y los contenidos emocionales de los pensamientos de otras personas. Atrae y a la vez es atraído a la relación con el mundo y sus gentes, hacia campos emocionales que vibran en una misma o parecida frecuencia. Entonces se produce una interacción entre esos campos energéticos y a la vez con todos los existentes en el campo magnético terrestre y en la totalidad cósmica de los planetas pertenecientes a la misma frecuencia vibratoria, de tal modo que, visto a gran escala, estamos inmersos en una inmensa red energética ilimitada impregnada de muy diversas frecuencias y muy variados contenidos emocionales. El ser humano puede así definirse como energía auto-consciente multi relacionada. Por tanto, cualquiera que sea su condición, el pensamiento es como un enlace químico sutil que sintoniza con las energías de la vibración correspondiente en el entorno inmediato y a nivel cósmico, por la ley de la semejanza. El Cosmos es un gigantesco volcán de energía en acción que constantemente se manifiesta en infinitas formas y composiciones materiales.

Cada componente particular de la red energética
da y recibe aquello que aporta al conjunto de la red

Si la actuación individual armoniza con el programa armónico del Cosmos y se somete a sus leyes, cada ser emisor recibe energías de alta vibración que fortalecen y retroalimentan sus propios procesos y sus actos siguientes. Lo contrario sucede cuando se trata de energías rebeldes. Entonces el emisor recibe de aquellas mismas energías rebeldes dispersas cargadas de negatividad. Estas energías producen interferencias en el pensamiento y en la voluntad del sujeto. Trasladado esto al campo espiritual es fácil comprender lo que sucede...Así resulta sencillo para muchos el comprender la lucha entre el Bien, (o energías creadoras armonizadoras sujetas a las leyes generales del Universo y a las leyes espirituales divinas) y el Mal, así llamado precisamente por ser energía desestabilizadora...El choque inevitable entre estas energías contrapuestas solo puede cesar cuando se establezca el equilibrio y la armonía universales en todo el Cosmos, y eso no solo depende de la misericordia divina, sino también de Sus hijos portadores de SU MISMA ENERGÍA, que han recibido también el libre albedrío para disponer de ella según su voluntad. Depende, pues, de la práctica de los Mandamientos divinos, y no de enfrentamientos raciales, sociales, cruzadas o guerras santas de ningún tipo.


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