Creencias salud y enfermedad

El presente artículo sintetiza experiencia aplicada sobre el abordaje del tema de las creencias relacionadas con los procesos de salud y bienestar.

OMAR BARRIOS

LAS CREENCIAS

Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa:
La última de las libertades humanas
- la elección de su actitud personal ante un conjunto de circunstancias -
para decidir su propio camino.

Víctor Frank: El Hombre en Busca de Sentido

INTRODUCCIÓN

El presente artículo sintetiza una experiencia aplicada sobre el abordaje del tema de las creencias relacionadas con los procesos de salud, bienestar y enfermedad en el contexto de los programas de apoyo psicosocial para pacientes con cáncer y otras enfermedades autoinmunes.

Los hallazgos y evidencias de la Psiconeuroinmunologia han establecido a través de diversos estudios, suficientemente convincentes para el pensamiento científico de fin de siglo, la interrelación e interdependencia de los Sistemas Nervioso, Inmunológico y Endocrino; de tal forma, que los procesos mentales forman parte de una compleja red de interacciones bioquímicas bidireccionales con dichos Sistemas. Ello significa que nos encontramos ante una evidente multifactorialidad en los procesos de salud, bienestar y enfermedad relacionados ya no solo con la herencia y el medio ambiente sino con los procesos mentales asociados a los pensamientos, las emociones y el comportamiento. Dentro de dichos procesos nos focalizaremos en un elemento clave y fundamental: El Sistema de Creencias y algunas herramientas conceptuales y practicas que permiten ampliar la comprensión y dinámica de las mismas, así como las posibilidades de cambios de las creencias.

Hemos corroborado en la practica el aporte que significa para las personas que presentan enfermedades autoinmunes o cáncer, trabajar en sesiones terapéuticas individuales y/o grupales sus sistemas de creencias, no solo en relación a la enfermedad sino al tratamiento, la salud, el bienestar, el disfrute, el sufrimiento y en una palabra la vida.

SISTEMAS DE CREENCIAS

Una creencia es en esencia un pensamiento, el cual tiene una significación de certeza, de verdad o arraigada convicción subjetiva para la persona que la sostiene.

En ocasiones la creencia está basada en una interpretación de un determinado hecho más que en el hecho mismo o en la realidad. Dicha interpretación se fundamenta en las experiencias y aprendizajes previos de cada individuo; por ello es importante considerar las posibilidades de recontextualizar la creencia como un pensamiento susceptible al error, aunque este se dé por verdadero o cierto; la consecuencia de lo anterior es descubrir la viabilidad al cambio o la factible sustitución de algunas creencias.

Sin embargo, las personas tenemos creencias que adquieren características permanentes, ya sea por que se elige creer en ellas o por que representan mensajes recibidos o asimilados en la infancia de las figuras parentales o el contexto social construyéndose así el marco de pensamiento referencial.

BORISENKO,J (1988) cita un estudio realizado por el Doctor Steven Greer y sus colaboradores en el Hospital King's College de Inglaterra, la actitud de 57 mujeres sometidas a Mastectomía debido al cáncer mamario en estado precoz fue relacionada con la supervivencia 10 años mas tarde. De las mujeres que enfrentaron la enfermedad con espíritu de lucha, o cuyo rechazo era tan fuerte que creyeron que no había enfermedad alguna, el 55% se encontraba con vida y tenía buena salud 10 años después. Entre las mujeres que sentían que no tenían esperanza ni remedio, o que aceptaban su suerte con estoicismo, solo un 22% estaba con vida al cabo de 10 años.

Todos tenemos Sistemas de Creencias, los cuales constituyen modelos cognitivos de representación del mundo, del YO, los otros y los hechos de la realidad.

VILLORIA, N (1987) señala que sin los sistemas de creencias el cerebro estaría vacío de contenidos indispensables o representaciones acerca del mundo, el Yo, y los otros y en consecuencia la conducta humana carecería de direccionalidad y las metas de significación particular que nos distinguen como personas...este sistema de creencias constituye un equipamiento para enfrentar las demandas internas y externas, sin el cual, no tendrían respuesta alguna a disposición. La gente se expresa y opera según lo cree y una creencia es justamente, lo que se cree. En este sentido, una creencia positiva, es decir, no empobrecida y limitada de opciones, facilitará la satisfacción de las necesidades reales y naturales del individuo.

En la estructuración del sistema de creencias juega un papel determinante el desarrollo evolutivo de la niñez; el niño es ingenuo o crédulo por razones neurofisiológicas, tiene hambre de contenidos para ir comprendiendo la realidad y representarse al mundo; esta condición lo hace especialmente vulnerable a la asimilación de la información disponible tanto de los adultos que lo rodean e interactuán con él, como la que se difunde en los procesos de socialización.

La escasez de información real como situación evolutiva, facilita la captación y aceptación de mensajes que se convierten en creencias y posteriormente esa misma escasez de información puede operar como obstáculo para desalojar un determinado pensamiento del sistema de creencias.

VILLORIA, N (1987) argumenta otras razones que explican la credulidad del niño y que guardan relación con la estructuración del sistema de creencias son: su dependencia natural para la satisfacción de sus necesidades; el predominio del pensamiento mágico, con el cual establece percepciones y asociaciones fantasiosas y la significación afectiva emocional de las figuras parentales, a las cuales cree por amor, confianza, miedo, manipulación o culpa.

Creer en los mensajes e información recibida, además de estructurar el sistema de creencias del niño, le permite la representación del mundo, y la realidad, así como el mantenimiento del equilibrio vital, que le conduce a emitir respuestas selectivas de acuerdo a su sistema referencial de pensamientos.

En consecuencia, las creencias de una persona pueden estar condicionadas principalmente por:

La ingenuidad. De forma recurrente como se estructuró evolutivamente su sistema de creencias.

  • La desinformación. Al no disponer de información verídica y real.
  • Los conocimientos. Bien sean estos los mensajes parentales recibidos: la información socializada, conceptos actualizados o los conocimientos especializados.
  • Los convencionalismos sociales. Que suelen reforzar prejuicios y estereotipos.
  • Los principios éticos. Que sustentan las creencias fundamentales acerca del ser, su trascendencia y su cualidad espiritual.

En principio podemos definir un sistema de creencia como un conjunto heterogéneo de pensamientos (marco referencial) el cual permite asignarle significados, comprender y explicar los eventos de la realidad.

Los sucesos de las realidades internas o externas de las personas al pasar por ese sistema interpretativo configurado por las creencias, genera respuestas selectivas emocionales, actitudinales y conductuales, las cuales van a proporcionar un determinado impacto sobre la persona total (mente, cuerpo y espíritu).

BEAUPORT, E y DIAZ, A (1995) integran tres importantes descubrimientos de esta época para la fundamentación de su modelo de las inteligencias múltiples: Albert Einstein la energía está presente en toda la realidad; Rogert Sperry (premio Nobel de medicina 1981) con los aportes de sus investigaciones sobre la división de la neocorteza cerebral y Paul MacLean con su descripción del cerebro compuesto de tres estructuras celulares, físicas y químicamente diferentes, a saber la neocorteza con los hemisferios derecho e izquierdo, el sistema límbico y el sistema reptil o básico.

MACLEAN, P (1990) Director del Laboratorio del comportamiento y la evolución del cerebro en el Instituto Nacional de Salud Mental de Bethesda, Maryland. USA señala que las tres formaciones evolutivas pueden ser imaginadas como tres computadores biológicos inter-conectados, teniendo cada uno su especial inteligencia, su propia subjetividad, su propio sentido de tiempo y espacio, su propia memoria, su propia función motora y otras funciones. (MacLean, 1990).

Las implicaciones de esos descubrimientos y diversos estudios sobre el efecto placebo nos permite sugerir un modelo del sistema de creencias (ver gráfico) con énfasis en las interrelaciones de sus distintos componentes y el establecimiento de circuitos modificables o por el contrario refractarios al cambio.

Los eventos o circunstancias de la vida diaria activan el sistema de creencias: pensamiento, imaginaciones, mensajes recibidos, información socializada, razones lógicas, intuiciones, ideas al azar. La (s) creencia (s) suscitada por un determinado hecho, puede pasar desapercibida a la conciencia, en el sentido de no descifrar con claridad la formulación o premisas del pensamiento en cuestión. En cambio, puede ser percibida con mayor nitidez la emoción con sentimiento relacionado con dicho pensamiento.

Es frecuente observar como algunas personas ante los hechos de la vida, perciben más fácilmente lo que sienten ante un evento, en lugar de las ideas o creencias que subyacen al mismo.

En los programas de apoyo psicosocial al abordar el trabajo sobre las creencias con los participantes, les proponemos sencillos ejercicios como primer paso para adiestrarlos en la discriminación de los componentes emocional y cognitivo de la creencia. Ante una situación ficticia como puede ser: una invitación a cenar por iniciativa de un jefe; se propone la diferenciación de los componentes mencionados; luego en otro ejercicio y con un carácter más vivencial se invita a enfocar el momento cuando se recibió la información del diagnóstico de la enfermedad, a fin de identificar igualmente la creencia (s) y la (s) emoción (es) presentes en esa circunstancia de sus vidas. Algunos pacientes expresan por primera vez las intensas y variadas emociones que experimentaron en ese momento, así como sus correspondientes creencias.

Tomar conciencia de la asociación bidireccional pensamiento - emoción, representa un paso para el trabajo de las creencias como estrategia de afrontamiento de la enfermedad. Otros avances en esa dirección lo representa el reconocer las actitudes como precursores de la conducta o la disposición a actuar de una determinada manera, marcando el comportamiento como productivo, si este genera satisfacción de las necesidades naturales y genuinas de la persona o improductivo si agrega desesperación o pasividad y en consecuencia insatisfacción o frustración para el logro del bienestar.

Algunos eventos una vez que pasan al sistema interpretativo pueden traducirse en respuestas emocionales negativas que conllevan a las respuestas físicas típicas del stress, afectando el óptimo funcionamiento de la respuesta inmunológica y exponiendo a la persona a las posibilidades de enfermar, acentuar sus síntomas o limitar sus opciones de bienestar.

BORYSENKO, J (1988) reseña dos ejemplos que nos permite ilustrar, lo anteriormente señalado:

  • Un paciente padecía un grave linfoma y su médico el Dr. Bruno Klopfer, le administró la droga conocida como Krebiozen y que en aquel entonces (1958) se pregonaba como una cura potencial. Los tumores del paciente se derritieron como bolas de nieve y fue dado de alta del hospital, aparentemente curado. Unos pocos meses mas tarde, cuando los periódicos publicaron artículos sobre la ineficacia de la droga, los tumores del paciente no tardaron en reaparecer. Sospechando que el agente que estaba obrando eran las creencias o la fe del paciente, Klopfer le informó que le suministraría una forma especialmente preparada y mas potente de la droga.

En realidad, trató a su paciente con agua destilada, y una vez mas los tumores desaparecieron. Unos meses después se publicaron estudios definitivos que mostraban sin lugar a dudas que el Krebiozen era ineficaz. El paciente se desilusionó, sus tumores reaparecieron y murió rápidamente.

  • El segundo ejemplo se refiere a un estudio efectuado por el Dr. Yujiro Ikemi y sus colaboradores en Kyoto, Japón. Dicho estudio se centró en un pequeño grupo de sobrevivientes de diferentes formas de cáncer consideradas incurables.

Todos los pacientes compartieron una historia similar. Reaccionaron al diagnostico con un sincero sentimiento de gratitud por cualquier tiempo de vida que les restara. Enfocaron el problema como si fuera una copa medio llena y no medio vacía. El cáncer había aparecido en los pacientes en una época de profunda crisis existencial y habían reformulado sus crisis como una oportunidad para resolver los problemas que las originaron. Se sintieron retados por su situación y aceptaron la responsabilidad de ella.

Finalmente, los pacientes se encomendaron completa y sinceramente a la voluntad de Dios

Los pacientes de la misma edad, sexo y condición física que padecen el mismo tipo de cáncer, reaccionan a la misma terapia en formas muy diferentes. Si bien es posible determinar un tiempo promedio de supervivencia, algunas personas viven mucho mas tiempo del esperado, mientras que otras mueren mucho mas rápido de lo pronosticado. Numerosos estudios han demostrado que la actitud puede ser un mecanismo muy importante para determinar el curso de algunas formas de cáncer.

Cuando se recibe un diagnóstico, el especialista que lo hace, comunica también sus creencias en relación a la enfermedad, el pronóstico y el o los tratamientos posibles. Igualmente la pareja, la familia y los grupos de pertenencia poseen sus respectivos sistemas de creencias que conllevan a sentir y actuar de maneras particulares en la relación con la persona que presenta la enfermedad. De allí la importancia de darse cuenta de las especificidades y sutilezas en el contenido y forma de la comunicación humana, ya que esta involucra intercambio de creencias y una ascendencia notable en las emociones, actitudes y conductas de los interlocutores.

El médico, la pareja o un amigo pueden representar un factor decisivo en la cualidad de la respuesta emocional de la persona que enfrente una enfermedad de riesgo.

Cuando las respuestas emocionales son positivas puede ocurrir lo que en medicina se ha denominado convenientemente curaciones espontaneas.

CHOPRA, D (1994) refiere que en un voluminoso estudio de cuatrocientas curaciones espontaneas de cáncer analizadas por Elmer y Alice Green de la Clínica Menninger se encontró que todos los pacientes tenían solo una cosa en común: haber cambiado sus actitudes antes de que ocurriera la remisión, haber encontrado alguna forma de mantener la esperanza, el valor y la actitud positiva. En otras palabras, pudieron romper su adoctrinamiento, aún si sus doctores no fueron capaces de romper los suyos propios. El misterio que oscurece este descubrimiento...tiene que ver con la causalidad. ¿La curación ocurrió debido a las nuevas actitudes o fue paralela a ellas?. Quizás en este caso la causalidad sea demasiado delicada para que podamos ubicarla con precisión, por lo que habría que reemplazarla por un proceso general y holístico de recuperación de la salud mental y física al mismo tiempo. El sistema Mente-Cuerpo, que está a punto de vencer un cáncer, debe saber que se esta dando el proceso conveniente y que puede comenzar a generar al mismo tiempo muchos mas pensamientos positivos...la conciencia es mucho mas amplia de lo que quisiera creer la medicina. Sin embargo, aunque lo ignoremos, el campo silencioso de la inteligencia sabe lo que está sucediendo, ya que, después de todo es inteligente. Su conocimiento va mas allá de barreras y pantallas, incluso mas allá de lo que esperaríamos.

En síntesis el sistema de creencia está constituido por un conjunto de pensamientos que permiten significar e interpretar los eventos de la realidad, estos van a integrar una totalidad en la cual participan componentes emocionales y actitudinales y que van a tener su expresión observable en las pautas del comportamiento y/o en los ámbitos psicofísicos de la persona.

En las intervenciones psicosociales realizadas con los pacientes y las personas de apoyo que han participado durante tres años en el programa de apoyo psicosocial de ; se han encontrado suficientes evidencias (aunque no registradas aun por los parámetros de la racionalidad positivista) para afirmar responsablemente que es posible conseguir cambios en los circuitos refractarios de los sistemas de creencias, siempre y cuando se integren en el abordaje para el cambio los factores cognitivos, afectivos, actitudinales y conductuales.

Al final de este trabajo se presenta a manera de ejemplo, una gama de opciones que se construyeron con un paciente y que denominé Pequeños pasos para influir en su vida y su salud y cuyo basamento teórico es el modelo de las inteligencias múltiples de Elaine de Beauport y Aura Díaz (1995).

TIPOS DE CREENCIAS

En nuestra experiencia con el programa de apoyo psico - social y holístico para pacientes con cáncer y otras enfermedades autoinmunes, hemos observado como predomina, ante la información del diagnóstico, la respuesta emocional de miedo y la creencia que la enfermedad significa automáticamente sufrimiento y muerte. Las personas no disponen de información real suficiente para cuestionar esa creencia generalizada desde distintas fuentes. De allí la necesidad de explicitar diferentes tipos de creencias, de acuerdo a lo planteado fundamentalmente por Simonton, O (1993) y Dilts, R, Hallbom, T y Smith, S (1996).

CREENCIA INSANA

Es aquella creencia basada, casi exclusivamente en interpretaciones o aprendizajes distorsionados de la realidad. Es una creencia fundamentada en generalizaciones, lo que impide ver particularidades o asumir una perspectiva global de análisis de la situación o evento.

En este tipo de creencias es frecuente el uso del pensamiento mágico por déficit de una información real o insuficiente habilidad para poner en duda la validez de un pensamiento; está asociada a emociones negativas (miedo - rabia - culpa - dolor) las cuales, no contribuyen al óptimo funcionamiento del sistema inmunológico y tienden a conformar momentos o estados de pesimismo o desesperanza. En esta razón radica la denominación de negativas, no en el hecho de experimentarlas, ya que sentir emociones cualquiera que sea es parte del proceso vital.

La creencia insana es en esencia opresora y resistente al cambio.

Si una persona cree que su enfermedad significa solo sufrimiento, inhabilitación o muerte, puede afectar sensiblemente el funcionamiento de sus sistemas nervioso, endocrino e inmunológico; creando factores que no favorecen el proceso de sanación o bienestar. La creencia insana va en camino opuesto al bienestar integral de la persona.

CREENCIA POSITIVA

Es aquella creencia basada en un optimismo característicamente exagerado y negador de la realidad. De alguna manera constituye una respuesta defensiva para no ver ni examinar con objetividad la situación, ni experimentar emociones indeseables como el dolor o el pánico.

Una creencia positiva típica es similar al siguiente pensamiento expresado por un paciente en nuestro Programa: Tengo cáncer... pero no es nada... no me voy a morir de eso... se me va a quitar con el tratamiento... no te angusties (mensaje a su pareja). Esta persona minimizando la situación buscaba activamente tranquilizar a su cónyuge y evitar el contacto con sus propios miedos y angustias.

Indudablemente la creencia positiva es mejor que la creencia insana, ya que incluso, pudiese derivar relativa tranquilidad a la persona y sus allegados; pero el riesgo implícito de la negación, como elemento sustentador, constituye su debilidad; ya que cualquier circunstancia adversa, como una respuesta desfavorable al tratamiento o una recurrencia, la puede hacer sucumbir, conduciendo a la persona a estados emocionales desfavorables.

CREENCIA SALUDABLE

Es aquella creencia basada en hechos reales; la persona asume con responsabilidad trabajar para desarrollarla, a fin que contribuya a su sanación y/o bienestar.

La creencia saludable es producto de un proceso de decisión de cambio y está asociada a emociones positivas y neutras (paz, sosiego, amor, alegría, certidumbre); es en consecuencia una creencia liberadora que asume la premisa: Más importante que lo que me está sucediendo, es lo que decido hacer con lo que me está ocurriendo.

Una persona con creencias saludables ante su enfermedad busca proactivamente procurarse los niveles más altos posibles de bienestar, armonía, asumiendo responsablemente que si hizo cosas que pudieron contribuir a su enfermedad, puede igualmente realizar acciones en dirección opuesta, es decir, hacia su sanación o bienestar.

La creencia saludable es liberadora y contribuye activamente con los mecanismos psíco - físicos que protegen al organismo de la enfermedad.

En nuestro programa incitamos a los pacientes a un proceso de reflexión - acción para transformar las creencias insanas en creencias saludables e incluso las creencias positivas acercarlas lo más posible a lo real, en el sentido que lo plantea Watzlawick, P. (1992) ya que a veces solo podemos hablar de imágenes de la realidad, pero no de la realidad.

Es fundamental considerar el hecho, que al querer desalojar un pensamiento insano del sistema de creencias y cambiarlo por una creencia saludable, se produce una disonancia cognoscitiva, lo cual representa literalmente una lucha entre la creencia nueva por sustituir la creencia antigua, ello representa el desafío de enseñar al individuo a cuestionar conceptos erróneos específicos e instituir procesos alternativos para razonar, imaginar, manejar las emociones y redireccionar las actitudes y la conducta global hacia el bienestar, la satisfacción y la paz interna.

DILTS, R. (1996) describe varios tipos de creencias; los cuales resulta interesante examinar para orientar el trabajo terapéutico:

  • Expectativa de objetivo que se refiere a estar convencido, pensar que una determinada meta es alcanzable. Si una persona no cree que un objetivo de salud sea factible, experimentará desesperanza y en consecuencia no emprenderá acciones para sanarse o estar mejor.
  • Expectativa de autoeficacia que consiste en creer que disponemos de recursos necesarios para lograr un objetivo. Cuando una persona cree que no tiene dichos recursos - por ejemplo, que otros pueden superar una enfermedad, más no ella - es típico encontrar un sentimiento de desamparo, el cual lo conducirá también a la pasividad o acciones improductivas.
  • Expectativa de respuesta que es lo que la persona espera que le suceda, ya sea positivo o negativo, y como una consecuencia lógica de las acciones que emprende u ocurre en una determinada situación. Un buen ejemplo de la expectativa de respuesta es el denominado efecto Placebo, el cual describen diversas investigaciones como el fenómeno que se produce cuando una sustancia específica genera una especial respuesta no atribuible a los efectos farmacológicos en si, sino más bien a la sugestionabilidad, a los procesos cognitivo, la expectativa de respuesta, es decir las creencias.
  • Creencias sobre la causa estas provienen de los filtros de la experiencia, es a lo que asignamos la causalidad de un hecho. Si a un paciente con cáncer, le preguntamos sobre lo que él considera la causa de su enfermedad, podemos encontrar pistas importantes sobre su marco referencial de pensamiento.
  • Creencias sobre el significado - en nuestro caso - ¿qué significa que una persona tenga cáncer o una enfermedad autoinmune? Pueden surgir diversos significados: es un castigo, se es mala persona, se perdió el deseo de vivir, se necesita producir cambios en la forma de vivir, etc. Los significados pueden ser cualitativamente opuestos y ello tendría incidencias diferentes en los comportamientos y en la salud; - por ejemplo - si alguien considera ante un diagnóstico de una enfermedad de riesgo que morirá pronto, probablemente su estado emocional será adverso y no emprenderá acciones que puedan hacerlo sentir mejor. En cambio, si esa persona le asigna un significado de necesitar un cambio en su vida, originará comportamientos dirigidos a lograr dicho cambio. Las creencias sobre el significado se traducirán en comportamientos congruentes con la creencia. (Dilts, 1996)
  • Creencias sobre la identidad son las que conceptualizan al yo de la persona y describen sus rasgos o habilidades. Están relacionadas con el auto concepto e incluyen la representación de las propias destrezas y las limitaciones personales. Algunas creencias sobre la identidad - tales como - no puedo, no valgo, no merezco, no va conmigo - pueden coartar las posibilidades de cambios, ya que a menudo no se es conscientes de ellas.

Es posible identificar los diferentes aspectos y tipos de creencias que puede sustentar una persona ante una enfermedad; y en consecuencia promover un proceso de cambio hacia las alternativas de bienestar y salud, representado por lo que Barker, J. (1995) denomina cambio paradigmático y que en esencia es una transformación de las reglas, modelos cognitivos, patrones de percepción y límites, lo que amplia las formas de responder a la realidad presente y futura.

CAMBIO DE CREENCIAS

El cambio de creencias en la experiencia aquí reseñada se enfoca hacia:

  • Recibir información general sobre las creencias haciendo énfasis en los efectos de los pensamientos y emociones sobre los procesos de salud y enfermedad.
  • Comprender el impacto de los pensamientos y las emociones sobre las actitudes y la conducta de la persona en su integridad.
  • Proponer estrategias de cambios de creencias como una opción dentro de la multifactorialidad capaz de fortalecer el proceso de bienestar o sanación.

En el proceso de cambios, muchas personas pueden necesitar apoyo o ayuda especializada; el primer paso es asumir la necesidad de cambiar y decidir ejecutar persistentemente diversas acciones para lograr la transformación.

Algunas razones que dificultan el cambio son:

  • La intensa emocionalidad que genera un evento impactante como cualquier enfermedad, que coloque en riesgo el bienestar integral. Sin embargo, ese dolor emocional, paradójicamente, puede colocar en evidencia alguna de las creencias insanas de la persona en relación a su vida y al proceso que está viviendo; planteando en consecuencia, la necesidad de un cambio.
  • En el repertorio de comportamientos de las personas hay posturas y patrones frente a los hechos o actitudes, que predisponen a actuar de una determinada forma; dichas actitudes y conductas pudiesen ser particularmente resistentes al cambio.
  • El cambio de creencias constituye en esencia un cambio de pensamientos o marco referencial, esa ruptura atraviesa por un proceso de disonancia cognoscitiva, que se traduce en la persona en una vivencia de dudas e incertidumbres ante la antigua idea y el nuevo pensamiento.
  • Todo proceso de cambio mueve fuerzas psíquicas que se oponen al mismo. En Laplanche, J y Pontalis, J (1979), se define esa oposición, en el contexto del tratamiento psicoanalítico, como la resistencia, la cual se traduce en obstáculos generalmente inconscientes para el esclarecimiento de los síntomas, impidiendo el trabajo terapéutico con represión (exclusión de contenidos de la conciencia), transferencia y beneficio secundario de la enfermedad.
  • El contexto socio - cultural juega un papel determinante en el cambio de creencias. Especial atención debe prestarse al hecho que somos seres en interrelación y en la comunicación interpersonal entran en juego nuestras creencias.

DILTS y Col (1996) citan a Joseph Yeager, conocido autor y formador en PNL, quien definió los tres componentes necesarios para un cambio eficaz: a) querer cambiar, b) saber cómo cambiar, y c) tener la oportunidad de cambiar. Por estas razones se propone a los pacientes y sus personas de apoyo examinar sus creencias y decidir la implementación de estrategias de cambios, de tal forma de transformar las creencias insanas e incluso las creencias positivas en creencias saludables.

¿Cómo podemos decidir si una determinada creencia es o no saludable?

Se viene utilizando un sencillo cuestionario ideado por C. M. Maultsby, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Howard. (en Simonton, O. 1993). Dicha prueba permite establecer de una forma ágil, si una determinada creencia es o no saludable.

  • Se selecciona una creencia o algunos de sus componentes emocionales, actitudinales o conductuales.
  • Se aplican las preguntas del cuestionario de Maultsby:
    • Ésta creencia, ¿Me ayuda a proteger mi vida y mi salud? SI / NO
    • ¿Me ayuda a alcanzar los objetivos que me he fijado a corto y largo plazo? SI / NO
    • ¿Me ayuda a resolver o a evitar mis más difíciles conflictos (ya sea que se trate de conflictos internos o con otras personas). SI / NO
    • ¿Me ayuda a sentirme como me quiero sentir? SI NO
    • ¿Se basa en hechos esta creencia? SI / NO

Si la respuesta es SI a tres o más de estas preguntas, entonces se considera que la creencia, en cuestión es relativamente sana. Si se dan menos respuestas afirmativas, o no hay ninguna, es importante cambiarla por otra más saludable.

SIMONTON O.C (1993) propugna que el momento más efectivo para trabajar con sus creencias es cuando esté sufriendo un dolor emocional, porque entonces será más fácil identificar las creencias malsanas. Se le hará claro que las emociones que no desea están creando interferencias en su vida si, por ejemplo, el miedo no le permite dormir.

PASOS PARA TRABAJAR LAS CREENCIAS

  • Paso 1: Identifique la emoción indeseable (miedo por ejemplo).
  • Paso 2: Tome una hoja de papel y dibuje una línea que corte la hoja verticalmente de arriba a abajo.
  • Paso 3: En la columna de la izquierda coloque una lista de 5 o más creencias que le produzca la emoción en cuestión.
  • Paso 4: Evalué cada creencia con el cuestionario de Maultsby y determine si se trata de creencias insanas o saludables.
  • Paso 5: Para las creencias insanas escriba en la columna de la derecha creencias más saludables. Realizando su respectiva reformulación.
  • Paso 6: Mantenga la lista consigo y cuando sienta esa emoción indeseada, saque la lista y léala (¡eso puede ser entre dos y 20 veces al día!).
  • Paso 7: Adicionalmente, tres veces al día en estado de relajación y usando la respiración para ayudarse, imagine las creencias sanas. Haga esto por lo menos tres veces a la semana, hasta que las nuevas creencias se transformen en actitudes inconscientes. (Simonton O.C 1993).

A continuación se ilustra se ilustra el caso de una mujer cuya lista de creencias insanas y su reformulación en creencias saludables, reflejan no solo sus miedos asociados al cáncer, sino también su temor a fallar y no ser capaz de mejorar oportunamente su estado mental y emocional. Al trabajar con sus creencias más sanas con el apoyo de su esposo, su desesperanza y desamparo comenzaron a disminuir, y comenzó a dormir mejor y sentirse más fuerte.

LISTA ESCRITA POR UN MUJER QUE PARTICIPÓ
EN EL PROGRAMA DEL SIMONTON CENTER
EMOCIÓN INDESEADA: MIEDO

CREENCIA INSANA

CREENCIA SALUDABLE

  • Me voy a morir dentro de 2 años y dejaré a mi hija sin nadie que la cuide, independientemente de lo que yo o alguien más pueda hacer.
  • Puede ser que esté viva o no en dos años y lo que yo haga marcará una diferencia significativa en el modo de vivir.
  • Voy a estar muy enferma e incapacitada y seré una carga para los demás y para mi misma.
  • Puede que esté o no enferma y mis acciones van a hacer una diferencia importante.
  • Todos mi pensamientos insanos me están haciendo empeorar y no puedo cambiarlos.
  • Todos mis pensamientos y sentimientos insanos me están haciendo empeorar y de mí depende cambiarlos.
  • Puede ser que mejore pero jamás podré conservar la salud y mantener alejado el cáncer.
  • Yo puedo mejorar y soy capaz de conservar la salud y mantener alejado el cáncer.
  • Necesito apurarme y cambiar, y no tengo el tiempo suficiente y no sé como hacerlo.
  • Tengo todo el tiempo que necesito para cambiar, necesito el cambio y sé que lo haré ¡HOY!
  • Se puede hacer pero yo no puedo.
  • Se puede hacer y lo voy a hacer.

Otra estrategia de trabajo recién utilizada para el cambio de creencia fue la implementada con un paciente, el cual solicitó asesoramiento individual luego de concluir el programa de en el que participó. El paciente de 73 años presentaba un cáncer en el estómago con dolores, inapetencia, rechazo a los alimentos, molestia ante la presión familiar para que se alimentara, pesimismo, desanimo y pensando que era su fin. Sin embargo, solicitó la atención individual en una necesidad de expresar emociones, inquietudes, buscar opciones y sentir mejoría. Solo se realizaron tres sesiones, ya que el paciente regresaba a su país de origen (Colombia). Se exploraron sus rutinas, pensamientos, emociones y conductas ante su situación general y se elaboró conjuntamente de acuerdo a sus necesidades particulares plan de acción fundamentado en los procesos mentales propuestos en el modelo de las inteligencias múltiples de Beauport, E y Díaz, A (1995).

PEQUEÑOS PASOS PARA INFLUIR EN SU VIDA Y SU SALUD

PENSAR - IMAGINAR

  • Observarse objetivamente para percibir causas y efectos del Estado. Actual.
  • Anote pensamientos y creencias que le creen emociones positivas (optimismo) y no negativas (pesimismo).
  • Piense de modo saludable sobre la alimentación.
  • Reflexione en la premisa: Más importante que lo que me está ocurriendo es lo que decido hacer con lo que está pasando.
  • Imagine las cosas que le dan optimismo, alegría o mejoran su ánimo.
  • Imagine comer las cosas que le gustan.
  • Visualícese recuperado en peso.
  • Imagínese haciendo ejercicios suaves (caminatas).
  • Visualice su sistema inmunológico defendiéndolo eficazmente del cáncer.
  • Envié desde su imaginación pensamientos de paz, amor o perdón a otras personas.

SENTIR - ACTUAR

  • Hacer lista de cosas que le hacen sentir mejor.
  • Procure emociones positivas o neutras (paz-Tranquilidad)
  • Practique relajación usando cassetes, música y respiración.
  • Contáctese con el amor que tiene por sus seres queridos uno por vez.
  • Recuerde situaciones graciosas vividas por Ud. U otros.
  • Contáctese con el cariño y amor que le expresan los otros.
  • Contacte la paz interna.
  • Realizar al menos 1 ó 2 cosas de la lista.
  • Buscar Estados de relajación.
  • Trabajar la relación con Dios (orar).
  • Comer cosas que le gustan.
  • Escribir sus progresos.
  • Leer lo que le provoque (intentar el libro de Simonton y notas del programa).
  • Oiga su música favorita.
  • Antes de dormir relaje su cuerpo y tranquilice su mente.
  • Seleccione pensamientos y emociones que le hagan sentir bienestar.
  • Hágase una rutina diaria a su gusto y beneficiosa para su salud.

La aplicación del modelo de las inteligencias múltiples para intervenir los aspectos relativos a las creencias, en los procesos de salud y enfermedad, resulta promisorio y representa particularmente para el autor un desafío para desarrollar una propuesta signada por la búsqueda permanente de nuevas maneras de promover mecanismos de afrontamiento, que faciliten un manejo adecuado de los pensamientos y las emociones ante las circunstancias de la vida.

Las posibilidades de redimensionar la existencia humana en contacto con la paz interna, la esperanza y el amor sin duda seguirá siendo por siempre la más maravillosa de las libertades.

BIBLIOGRAFÍA

  • Barker, J (1995) Paradigmas. Bogota. McGraw Hill.

  • Beauport, E y Diaz, A S (1995) Las tres caras de la mente. Caracas. Ed. Galac, s.a.

  • Benson, H (1996). Timeless Healing. The Power and Biology of belief. New York. Scribner.

  • Borysenko, J (1988) Como alcanzar el Bienestar fisico y emocional mediante el poder de la mente. Bogotá. Ed.Norma

  • Chopra, D (1994) La Curación Cuántica. México. Ed Grijalbo.

  • Dilts, R; Hallbon, T y Smith, S. (1996) Las Creencias. Barcelona. Ed. Urano.

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  • Villoria, N. (1987). Vivir Vs. Sobrevivir. Caracas. Ed. Arte.

  • Watzlawick, P. (1992) El Lenguaje del Cambio. Barcelona Ed. Herder.