Claves para entender la reencarnación

En la vida encontramos a personas con buena salud, bellas, inteligentes, ricas, que gozan de las mejores condiciones y tienen éxito en todo momento.

OMRAAM MIKHAEL

ENTENDIENDO LA REENCARNACIÓN

La ley de la reencarnación o el origen de las desigualdades.

LA LEY DE LA REENCARNACIÓN

La ley de la reencarnación explica todas las injusticias aparentes de la vida.

En la vida encontramos a personas con buena salud, bellas, inteligentes, ricas, que gozan de las mejores condiciones y tienen éxito en todo lo que emprenden, y a otras, por el contrario, tan desgraciadas que, hagan lo que hagan, van de fracaso en fracaso. ¿Cuál es el origen de esta desigualdad de condiciones? A menudo mucha gente se queda perpleja ante lo que parece ser verdaderamente una injusticia del destino. Si pregunten a los científicos sobre la razón de estas desigualdades, la mayoría les dirán que se deben al azar. Y si van a buscar a los sacerdotes, a los pastores, les responderán que es la voluntad de Dios.

Algunas veces les hablarán de la predestinación y de la gracia, pero esto no hace más que añadir otra injusticia. De todas formas, decir es la voluntad de Dios no es muy diferente de decir es el azar…

… No, en realidad, hay una explicación para todas las injusticias aparentes de la vida: es la ley de la reencarnación. Y la Iglesia no se ha dado cuenta de que negando esta ley, ha presentado al Señor como un verdadero monstruo.

La explicación es que en el origen Dios nos lo ha dado todo, también nos ha dado la libertad, pero nos hemos servido de esta libertad para llevar a cabo experiencias costosas. Y el Señor, que es generoso, paciente, nos deja hacer, diciendo:

Son mis hijos. Los pobres, sufrirán, se romperán la cabeza, pero eso no importa, porque yo seguiré dándoles mis riquezas y mi amor. Tienen numerosas encarnaciones por delante… Aprenderán y sentarán cabeza.

Por tanto, Él nos ha dejado libres, y todo lo malo que nos sucede ahora es culpa nuestra, lo hemos merecido. Y todo lo bueno que nos sucede, también lo hemos merecido, es el resultado de nuestros esfuerzos en las anteriores encarnaciones…

… el conocimiento de esta ley de la reencarnación es también uno de los fundamentos de la moral. Mientras no se haya instruido a los humanos sobre esta ley de causas y consecuencias que sigue actuando de una existencia a las siguientes, podemos intentar que mejoren dándoles todos los sermones que queramos, pero esto no sirve de mucho, no cambian. Y no solo no cambian, sino que se rebelan al considerarse víctimas de la injusticia social, envidian y combaten a los que consideran más privilegiados que ellos, y de esta forma no hacen más que complicar la situación. Pero aquél que sabe que las dificultades y las pruebas que encuentra en su existencia son el resultado de sus transgresiones pasadas, no solamente acepta sus dificultades, sino que se decide a trabajar para el bien, con el fin de mejorar sus encarnaciones futuras.

CREER EN DIOS

Por qué algunos creen en Dios y otros no creen en Él.

¿Por qué para algunos creer en Dios es una evidencia y para otros no lo es en absoluto? La explicación es simple: desde su nacimiento, cada ser humano viene a la Tierra con la suma de las experiencias vividas en sus encarnaciones precedentes. Lo que ha estudiado, verificado en sus anteriores existencias se ha grabado en su alma y aparece en ésta como intuición del mundo divino. Si ahora reconoce la existencia de su Padre Celestial es porque ya ha estado con Él desde hace mucho tiempo, ha comulgado con Él, y ha sido marcado por huellas tan poderosas que no puede dudar: sabe. La fe es, por tanto, un saber fundado en una experiencia. Aquél que, a lo largo de sus encarnaciones anteriores, ha hecho experiencias en las regiones inferiores de su ser, extrae de estas experiencias conclusiones que considera evidentemente como la verdad. Y aquél que ha hecho experiencias en las regiones superiores del alma y del espíritu, también saca conclusiones, pero estas conclusiones son evidentemente diferentes.

LA NACIONALIDAD DE LA REENCARNACIÓN

La reencarnación relativiza la noción de pertenencia a una patria o a una religión.

Un país es como un río donde se encuentran, durante cierto tiempo, almas de una gran diversidad que un decreto del destino ha hecho que desciendan precisamente a este lugar: algunas vienen ya de este país, pero la mayoría vienen de otro sitio. Por eso, cuando algunos, en nombre del amor a la patria, se creen justificados para despreciar o incluso odiar a otros países, no se dan cuenta, los pobres ignorantes, que en otra encarnación han sido ciudadanos de estos países y mantenían los mismos razonamientos estúpidos y limitados en relación a la patria que ahora quieren defender… Un país es nuestra patria solo durante esta encarnación. ¡Cuántos franceses han detestado Alemania o Inglaterra sin pensar que en una encarnación precedente fueron alemanes o ingleses y que entonces detestaron Francia!... Esta ley es la misma para los países del mundo entero y vale también para las religiones. ¡Cuántos cristianos odian a los judíos o a los musulmanes, sin imaginar ni un segundo que, en otra encarnación, ellos mismos han sido judíos o musulmanes! Y ocurre igual con los judíos y los musulmanes… Pertenecer a un pueblo o a una religión siempre es una experiencia limitada en el tiempo.

LA IGLESIA Y LA REENCARNACIÓN

¿Por qué la Iglesia ha suprimido la idea de reencarnación?

Hasta el siglo sexto los cristianos creían en la reencarnación, al igual que los judíos, los egipcios, los hindúes, los tibetanos, etc. Pero seguramente los Padres de la Iglesia se dijeron que esta creencia hacía que las cosas fuesen para largo, que la gente no tuviera prisa para mejorarse, y quisieron por tanto incitarles a que se perfeccionaran en una sola vida suprimiendo la reencarnación. Además, poco a poco, la Iglesia inventó cosas tan espantosas para asustarlos que en la Edad Media solo se creía en los diablos, en el Infierno y en los castigos eternos. Se suprimió por tanto la creencia en la reencarnación a fin de que la gente mejorase por el miedo y el temor, pero no solo no se han mejorado, sino que se han vuelto peores… ¡y además ignorantes! Por eso hay que retomar esta creencia, si no nada está en su sitio: la vida no tiene sentido, el Señor es un monstruo, etc.