Caminos de Buda: liberación e iluminación

Los caminos de Buda: liberación e iluminación, son enseñanzas heredadas de Siddhartha Gautama para quienes queremos alcanzar el estado del Nirvana.

OLE NYDAHL

LOS CAMINOS DEL BUDA

La liberación y la iluminación son los dos caminos del Buda.

Una vez sabemos que un camino ya no sirve, si somos conscientes de lo que hacemos y queremos crecer y tener experiencias que nos sirven, dejaremos de andar por ese camino.

La locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes.

Albert Einstein

Pero, para saber que un camino no sirve, a veces tenemos que andarlo. Solo entonces sabremos que no sirve por experiencia propia. Y ese conocimiento es mucho más valioso que el conocimiento teórico. Cuando sabemos algo de manera teórica, a veces hay una parte nuestra que se debe esforzar por creer. Cuando lo hemos probado, ya no hay necesidad de imponernos ideas a la fuerza. Se trata de un conocimiento vivo, que comprendemos por completo.

No tengas miedo, pues, de probar cosas nuevas. Intenta. Experimenta. Pero hazlo con consciencia. No te apegues. Tienes que estar dispuesta a cambiar. Tienes que estar dispuesta a abandonar los caminos cuando tu consciencia te muestre lo que no te sirve. Entonces tus errores se convertirán en tus más grandes maestros y te llevarán a crecer.

Veamos en detalle los caminos del Buda...

LIBERACIÓN E ILUMINACIÓN

La liberación y la iluminación son los dos caminos del Buda.

LIBERACIÓN

El Camino Angosto: la liberación

El camino a la liberación tiene dos etapas:

  1. En la primera etapa, reconocemos que no hay nada permanente en el cuerpo, solo masas de átomos moviéndose de un lugar a otro.
  2. En la segunda etapa, nos damos cuenta de que los pensamientos y los sentimientos no tienen una esencia.

Aunque las experiencias puedan aparentar ser reales cuando ocurren, lo único que se encuentra al examinarlas son corrientes de condiciones impermanentes y en continuo cambio. Esta penetración en la realidad de las cosas va creciendo y su influencia sobre nuestra visión de la vida aumenta, hasta que logra permear todas las experiencias.

Si no hay nadie ahí, entonces ¿quién puede ser lastimado? Si no hay un yo sólido ¿cuál es el blanco al que se le tira? La inseguridad y el sentimiento de estar fuera son abolidos así, y en lo momentos de dolor o dificultad la cualidad personal que habitualmente nos lleva a decir yo estoy sufriendo se transforma en la observación general, existe el sufrimiento. Nos sentimos invulnerables a cualquier circunstancia o situación y esto constituye el mejor fundamento para el desarrollo posterior. Aunque las escuelas budistas del sur de Asia consideran que este nivel de logro es la meta que debe alcanzar en el presente periodo histórico, para el budismo del norte de Asia es simplemente el lugar de descanso natural desde el cual se empieza a recorrer el camino del camino del Buda.

ILUMINACIÓN

El Gran Camino: la iluminación

Una vez que hemos obtenido una prueba del potencial de la mente y vemos más claramente las condiciones insatisfactorias en que viven los demás, no podemos detener nuestra propia liberación.

Ahora, la mayor atracción la constituye la iluminación para el beneficio de todos los seres. La certeza de que nuestra esencia no puede ser dañada libera un gran poder que podemos utilizar para el total desarrollo de la mente. La carencia de miedo que todo lo conoce, su gozo auto-surgido y su amor activo nos llaman. Inseparables de la naturaleza profunda de los seres, estas cualidades aumentan naturalmente cuando eliminamos el segundo velo de la mente, las ideas rígidas. Aunque requiere un arduo trabajo reconocer en todo tiempo y lugar que lo que ve a través de los ojos de los seres es espacio radiante, no hay mejor recompensa en el camino hacia el estado del funcionamiento pleno y la felicidad infinita.

Con frecuencia los yoguis les preguntan a sus estudiantes si la experiencia interna y externa son lo mismo que la mente o diferentes. La mayoría piensa que la respuesta correcta es la última, pero ambas son correctas. Las experiencias aparecen y se desdoblan en el espacio de la mente, son experimentadas por su claridad y se disuelven otra vez en su esencia ilimitada. Son como olas en el océano...

¿Son las olas el océano o son algo diferente?

A partir del momento en que reconocemos esto, limitamos menos nuestra vida con conceptos y simplemente descansamos en lo que es. No hay distracción cuando los pensamientos y sentimientos se manifiestan, ni somnolencia o confusión cuando no sucede nada. Consciente y en paz en el aquí y el ahora, a partir del estado de atención pura surge el radiante e ilimitado poder de la mente. Como ya lo mencioné, remover los velos de la mente inevitablemente produce valentía, gozo y amabilidad activa.

Comprender que no somos este cuerpo que va a morir, ni el flujo siempre cambiante de las experiencias, sino el espacio indestructible, sin principio ni fin, erradica el miedo de un solo tajo. Desde el nivel en el cual ya no sentimos miedo, experimentamos cualquier cosa que sucede como la inmensa riqueza del espacio. El nacimiento, la muerte y todo lo demás muestran la abundancia y el potencial de lo que puede ser. Finalmente, la realización de las cualidades ilimitadas de la mente lleva a un amor hábil. Desde una posición de confianza en nuestra propia penetración, actuamos para el beneficio último de los seres, sin ser perturbados por consideraciones políticamente correctas o por cualquier otro tipo de modas. El mensaje en este nivel es claro: no analizarnos hasta quedar paralizados ni tampoco aceptar las limitaciones impuestas por la infinidad de ismos que hay en el mundo.

Los pensamientos materialistas no son signo de que nuestra meditación no está produciendo resultados. Simplemente debemos verlos como pensamientos prácticos. Los pensamientos nihilistas no implican que seamos la reencarnación de Nietzsche. Sencillamente reconocemos que estos pensamientos son plausibles. Las experiencias existencialistas prueban que nada tiene una naturaleza duradera y en cuanto a los estados idealistas, los disfrutamos sin apego. Todo lo que aparece en la mente simplemente confirma su riqueza, su potencial y su fuerza.

¡La sabiduría suprema es funcionar siempre en el nivel más alto y experimentar la alegría más profunda!

Sin embargo, debemos sentirnos agradablemente sorprendidos ante cada estado que aparezca y saber que solo cuando trascendemos la esperanza y el miedo es posible que se manifieste la consciencia iluminada.

¿Podemos recorrer solos el camino hacia la iluminación?

El popular concepto occidental el cual podemos recorrer solos el camino hacia la iluminación, estadísticamente ocupa un vergonzoso tercer lugar, al compararlo con el rápido éxito que logramos cuando practicamos con un maestro o grupo y con el más lento enfoque del estudio progresivo. Aunque suene muy atractivo para las personas modernas que sienten que controlan su vida y tienen la capacidad de convertirse en iluminados con base en su propio esfuerzo, este camino está repleto de abismos. Aprender sobre la mente es mucho más intrincado que estudiar los fenómenos externos, y el orgullo y la aversión siempre están acechando para desviarnos del camino. El intento de redescubrir y aferrarnos a estados de consciencia inducidos por las drogas a través de la meditación budista nunca obtiene recompensa. Aunque el resultado de la meditación es un gozo supremo e invariable, sus métodos se basan en una aproximación opuesta y que nada tiene que ver con factores temporales: se trata de experimentar la mente misma y no sus innumerables proyecciones.

Realmente, no debería ser difícil optar por el camino que trae resultados duraderos. El Buda no es moralista ni pesado y la meta de las enseñanzas es hacer a los seres independientes, dándoles acceso a las posibilidades de la mente. Por lo demás, el proceso de aprendizaje que propone no es revolucionario. En la vida tenemos que aprender de los demás incluso cosas muy elementales. De todas formas, a quien quiera convertirse en un iluminado por sí solo, le aconsejo sentar primero una buena base: al evitar decir palabras dañinas o llevar a cabo acciones mal intencionadas se disminuyen las causas de problemas futuros. También se requiere contar con una profunda motivación de desearles lo mejor a los demás y con la inteligencia y el espacio interno que impidan tomar las cosas personalmente.

En cualquier caso, el nivel supremo no puede entenderse ni mantenerse a cabalidad sin la ayuda de un maestro.

Si falta una comunicación que neutralice el orgullo, el sentimentalismo y la superficialidad seremos seres solitarios e inútiles en la vida diaria. En este nivel, no es exageración advertir acerca de los peligros que puede traer recorrer el camino solo. Primero: estamos a merced de libros frecuentemente mal traducidos y que, en consecuencia, no son una base firme para diferenciar las enseñanzas. Segundo: incluso fuentes auténticas budistas utilizan terminologías distintas, lo cual también puede llevarnos a confusiones y, finalmente, cuando llegamos a la gran autopista de la iluminación, todavía acechan dos obstáculos mayores, que no siempre es fácil reconocer como tales. De un lado, hay salidas que nos invitan a abandonar el rigor de la visión suprema: las llamadas ciencias blandas. Aunque es bueno emplear las capacidades espirituales que desarrollemos tales como la intuición o la sanación, si se convierten en un substituto de la meta final, la iluminación para el beneficio de todos los seres, harán que desperdiciemos la preciosa oportunidad de realizar valores atemporales.

Así mismo, las experiencias síquicas, tan cálidamente acogidas en el camino, se convierten en obstáculos velados: ya que aparecen de acuerdo con condiciones, no hay manera de hacer que permanezcan. No obstante, si tratamos de llevar con nosotros estos indicadores de desarrollo, pronto tendremos brazos de gorila y una carga demasiado pesada, compuesta por conceptos que nos impiden llegar al estado en que la mente ya no necesita hacer esfuerzos. Las cualidades iluminadas solo se desdoblan libremente cuando logramos trascender la esperanza y el miedo. Es mucho más sabio confiar en la riqueza espontánea de la mente para proporcionar las cualidades iluminadas que requiramos en el camino que esperar o aferrarnos a capacidades síquicas que hayamos tenido o podamos tener en el futuro. Cualquiera que practique con esta confianza no cesará de asombrarse de lo ilimitado que es todo.


La iluminación no solo es atemporal, sino también más hermosa, más verdadera y más indestructible que cualquier cosa separable o condicionada. ¡No hay mayor felicidad que el pleno desarrollo de la mente!

Ole Nydahl