Una actitud muy positiva - Positivismo
Cree firmemente en ti porque la confianza en ti mismo te vuelve fuerte y te ayuda a doblegar los obstáculos. Al mismo tiempo crea espacios de paz.
GONZALO GALLO
EL LADO POSITIVO
Estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo.
Lucas era un ser que siempre buscaba el lado positivo de las cosas, un día lo atracaron dos bandidos y le dispararon varias balas. Afortunadamente, otras personas presenciaron el hecho y pronto lo llevaron de emergencia a una clínica.
Cuenta Lucas, que estando en el quirófano, antes de una riesgosa cirugía, observó que los médicos estaban nerviosos. Realmente me asusté, dice, porque podía leer en sus ojos: ‘es hombre muerto’. Uno de ellos me preguntó, ¿es alérgico a algo? Y respirando profundo exclamé: ¡Sí, a las balas! Mientras reían les dije, estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no como si ya estuviera muerto. Creo en Dios y en ustedes.
Meses después de mucha terapia, un amigo le preguntó: -¿Cómo te encuentras?. -Si pudiera estar mejor, sería Supermán. Lucas vivió por la maestría de los médicos, pero, sobre todo, por su asombrosa actitud positiva, por cultivar su inteligencia emocional y espiritual. ¿Tú enfocas siempre tu mente en lo mejor y tienes una fe de acero?
Cuando te digan, mi jefe es inteligente, pregunta: ¿en qué lo es? Puede que sea brillante en las finanzas y analfabeto en el amor. Agradecemos a Howard Gardner, profesor de la Universidad de Harvard, quien nos abrió el camino a la comprensión de muchas inteligencias con su afamado libro Inteligencias múltiples. Son variadas: lógica, artística, espacial, racional, creativa, comunicativa, matemática, musical, financiera; y estas cinco que valen más que el oro: espiritual, emocional, moral, social y mental. Tú estás bien y tu vida fluye sin azares cuando no te enfocas solo en una o dos, sino que haces lo posible por cultivar las que más puedas, consciente de que es utópico el intento de brillar en todas. Por ejemplo, hay seres negados para ubicarse espacialmente –se pierden en su casa–, o para la música.
Veamos algo sobre las cinco inteligencias más importantes
Espiritual: elige vivir conectado con Dios como tu amado, y nutre cada día tu alma, en un Credo, o sin religión. Una persona normal, a duras penas dedica a lo espiritual escasos 4 minutos de los 1.440 de cada día.
Emocional: invierte toda tu energía vital en conocer y manejar tus emociones, y, al hacerlo, acepta que ninguna es mala: tu reto es tener autoconocimiento y autocontrol.
Moral: es aprender de los seres limpios a tener la honestidad como un principio que nunca se negocia. Todo lo que haces se devuelve, aunque los ‘vivos’ crean que pueden violar las leyes universales.
Social: es dedicarse al arte del amor para que tus relaciones sean gratas y armónicas, eso sí, huye de un perfeccionismo ilusorio y nefasto. Hay pocos artistas en el amor.
Mental: pide vivir en un estado de alerta para tener el control de la mente, así como tener una actitud positiva para enfocarla siempre en lo mejor. No obstante, hay que evitar un optimismo ingenuo o creer que basta una actitud mental positiva para conquistar todos los sueños o vencer cualquier escollo. El secreto está en integrar esas cinco inteligencias y aplicarlas en la vida, algo que solo se logra con dedicación.
Un día le preguntaron a Buda: ¿quién es inteligente? Y el maestro respondió: inteligente no es el que sabe, inteligente es el que práctica.
TODO DEPENDE DE TU ACTITUD
Conviene conocer una interesante investigación del doctor David Spiegel, de la Universidad de Stanford, realizada con mujeres desahuciadas de cáncer para ver qué efecto tenía en ellas su estado anímico y su actitud. Las que recibían apoyo emocional, afectivo y eran positivas vivían en promedio dos años más que las demás. Este estudio corrobora todo lo que se sabe sobre la unidad perfecta entre el alma, la mente y el cuerpo. Por eso, los buenos médicos y las enfermeras excelentes dan vitaminas de fe, esperanza y amor a los pacientes. Saben que la salud depende del estado espiritual y emocional, y se consagran a sonreír, estimular, dar afecto y apoyo. No solo en las clínicas, sino también en las casas y las empresas se necesita una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Y esas iniciales también pueden leerse así: ‘Unidad de Cariño Intenso’ o ‘Unidad de Compasión Ilimitada’. Felicito a tantas enfermeras y médicos humanitarios.
Un sicólogo deportivo llamado Robert Singer, dice lo siguiente con base en una experiencia de años: Solo se auto realiza quien se entrega a una actividad satisfactoria con amor y motivación intrínseca. Según este estudioso, los atletas soportan lo indecible cuando están enamorados de lo que hacen. La pasión les ayuda a afrontar las pruebas con renovada energía, con una constancia infatigable y sin aires derrotistas. Es muy importante que te guste lo que haces, pues así tienes siempre razones para ir más allá.
Asume tu trabajo con amor y pasión, con entusiasmo y con ganas de servir y dejar una buena huella en este planeta. Haz todo comprometido con su labor y descubre vetas de oro en donde los negativos y los mediocres solo ven oscuridad. Ánimo, tú modelas la realidad con tu actitud y eliges hundirte con los problemas o inspirarte en ellos para volar.
Si te dedicas a analizar y mejorar tu lenguaje, notarás cambios positivos en tu modo de pensar y de vivir, en tu actitud. Los ejemplos abundan, como este: ‘Me duele la cabeza’. Lo correcto es decir: ‘Yo hago doler mi cabeza’, o sea, es mi responsabilidad. Otro: ‘se me fueron los frenos’, cuando debes reconocer: ‘yo no fui cuidadoso con los frenos y por eso fallaron’.
Casi siempre usamos un lenguaje que nos sirve para eludir nuestra responsabilidad, como al decir: ‘a uno se le olvida’. Lo apropiado es decir ‘yo lo olvidé...’. Las expresiones ‘fue que’, ‘es que’ y ‘se me’, son un reflejo de eso, y si las evitas te apersonas y dejas de lado las excusas. Dices ‘es que se me cayó’, cuando debes decir: ‘yo lo dejé caer’; afirmas ‘fue que se me rompió’, en lugar de reconocer: ‘yo lo rompí’. Dile a alguien ‘recuerda eso’, en vez de decir ‘no lo olvides’. Di ‘tengo una casa y un carro’, no empequeñezcas la vida diciendo casita y carrito. Di ‘voy a trotar’, en lugar de afirmar ‘yo trotaría’. Di ‘nunca’, en vez de mentir diciendo ‘un día de estos’. Eres lo que piensas y dices, porque eso crea tu actitud.
Está científicamente comprobado que el lenguaje positivo mejora la actitud y tiene un tremendo poder en lo que vives y lo que haces. Las palabras ya fueron pensamientos e influyen en tu conducta, tus emociones y reacciones. Un lenguaje asertivo y positivo te regala una vida duradera, plena y con el mayor grado de felicidad posible. El lenguaje optimista modela tu cerebro, forja tu actitud y le da alas a tu fe, tu amor y tu esperanza.
SER POSITIVO
- Cree firmemente en ti porque la confianza en ti mismo te vuelve fuerte y te ayuda a doblegar los obstáculos.
- Al mismo tiempo crea espacios de paz y así allanas el camino cuando enfrentas situaciones adversas.
- Saluda cada día con entusiasmo y piensa en todo lo positivo para hacerle un conjuro al tedio cotidiano.
- Pide a Dios discernimiento y sabrás cuándo debes ser flexible y cuándo te conviene actuar con firmeza.
- Saca tiempo para relajarte y así podrás disfrutar momentos de alegría y de armonía, aunque te rodeen las sombras.
- No te desgastes con la culpa o los remordimientos y apela a todos los medios para estar confiado y sereno.
- Todo evoluciona mejor, sin inquietudes ni amarguras, cuando vas a lo esencial y eliges trascender.
- Dios está contigo en los tiempos tumultuosos y te da su fuerza para superar los contrastes y estar en paz.