33 Ideas sencillas para salvar el mundo
No son las cosas grandes las que marcarán la diferencia, sino más bien los pequeños pasos que demos cada uno cada día para salvar el planeta tierra.
ANONIMO
IDEAS PARA SALVAR EL PLANETA
Plante un árbol, no arranque el coche hoy, cambie una bombilla, piense un poco antes de comprar. El ciudadano tiene más poder del que cree para que gobiernos y empresas den un giro. Wangari Maathai, Nobel de la Paz en 2004: "No son las cosas grandes las que marcarán la diferencia, sino más bien los pequeños pasos que demos cada uno cada día". Es nuestra apuesta en esta nueva andadura. Cambiemos el rumbo.
Está a nuestro alcance. Cada uno de nosotros, cada lector, cada periodista, tiene en su mano más poder del que se imagina. Con sus pequeñas decisiones diarias -qué compra, dónde, cómo va a trabajar, cómo es su casa, a quién vota, dónde ahorra, qué come…-, puede lograr que el planeta se recomponga. Seguramente haya escuchado (probablemente también lo haya pensado): "¿Para qué cambiar nuestros pequeños hábitos de consumo, si quienes realmente ostentan el poder siguen comportándose igual?".
Nos minusvaloramos.
Si nosotros exigimos otros productos, otras actitudes,
gobiernos y empresas deberán adoptar otros registros.
Confianza y optimismo.
Otro Nobel de la Paz, Martin Luther King: "Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo hoy aún plantaría un árbol". No se piden grandes esfuerzos, ni siquiera renunciar a la comodidad. La misma recomendación sirve para las compras que para nuestra vida: rechace el exceso de envoltorios, el empaquetado superfluo; lo único que hace es complicar nuestra bolsa de la basura. E. F. Schumacher, economista: "Debemos vivir con sencillez para que otros, sencillamente, puedan vivir".
- Evitar los incendios forestales: En el 73 por ciento de los fuegos influye -por intención, imprudencia o negligencia- la mano humana. No arroje cerillas ni ningún objeto en combustión.
- Denuncie atentados contra el medio natural; desde alguna instalación que está contaminando hasta la quema de rastrojos o neumáticos, o vertederos incontrolados, o el uso de venenos.
- El mundo natural es un libro que hay que saber leer. Podemos dotarnos de guías que nos enseñen los nombres de aves, árboles, plantas, insectos, fenómenos geológicos…
- Respete las normas. De cada espacio natural en todo lo relativo a zonas de acampada y de escalada. Muévase por estos espacios sin salirse de las rutas habilitadas.
- Otras bombillas: Cambie las bombillas incandescentes por otras de bajo consumo. Son más caras, pero duran hasta diez veces más, y gastan entre cuatro y cinco veces menos. Primer consejo de la campaña de promoción de la película Una verdad incómoda, de Al Gore.
- Demasiada basura: Las bolsas de basura no paran de engordar. Recuerde la triple regla de oro para gestionar bien los residuos: reducir, reutilizar y reciclar. Del cerca de kilo y medio de residuos que generamos cada uno al día, casi medio kilo corresponde a envases y envoltorios.
- Desechos tecnológicos: Cuidado con la basura tecnológica; los aparatos electrónicos contienen sustancias peligrosas. Una batería de cadmio del móvil puede contaminar 600.000 litros de agua. No tire estos residuos a la basura. Llévelos a un punto limpio. Y piense dos veces antes de cambiar de aparato.
- Grifos en buen estado: Revise todos los grifos de la casa. Que no goteen. Una forma de reducir el consumo es colocar difusores de caudal.
- Vigile las facturas: Compruebe cada mes las facturas de agua y energía para llevar el control del consumo. Es más, propóngase bajarlo. Márquese un reto, un objetivo. Si lo logra, doble satisfacción.
- Al mercado: Compremos muebles duraderos. Esto no quiere decir que tengan que ser nuevos, también podemos reciclar alguno o acudir a tiendas de segunda mano.
- Gota a gota: Si tiene jardín, instale riego por goteo. Elabore su propio abono (compost) con los restos orgánicos. Y cuide mucho el uso de plaguicidas y fertilizantes químicos.
- Cartas sin papel: Pidamos que las facturas y extractos lleguen a nuestro correo electrónico en lugar de al buzón de cartas de casa.
- Conducir menos: Regla importante para hacer más habitable nuestro entorno: conducir menos. Si la única opción es el coche, busquemos uno que consuma lo menos posible. Una conducción eficiente puede reducir el gasto de combustible y la emisión de CO2 un 15 por ciento. Primera regla: una velocidad moderada y constante.
- Más zonas verdes: Reclamemos zonas verdes, pequeños pulmones para nuestra ciudad. Cumplen una importante función psicológica.
- Un poco de silencio: Cuidar el medio ambiente no es solo por la salud del planeta, sino también por la nuestra, por el equilibrio de todos los seres. La contaminación acústica deteriora la calidad de vida de una ciudad y tiene además efectos directos sobre la salud.
- Ocio sin consumo: Elija un ocio menos consumista. No deje que la obsesión por comprar le condicione y se convierta en protagonista de su tiempo libre.
- Más bicicletas: Muévase en bicicleta. Y si ve que no es seguro desplazarse sobre dos ruedas, exija carriles "bici".
- Escapes: Avise a averías de los servicios municipales en cuanto detecte un escape de agua en la red de distribución.
- El brillo de las estrellas: Pida que la iluminación de las calles sea eficiente, de bajo consumo, que no despilfarre luz hacia el cielo, que, además, contamina las estrellas.
- La bolsa o la vida: Cuando vayamos de compras, no olvidemos llevar nuestra propia bolsa, cesta o carrito. Las bolsas de plástico suponen un coste ambiental demasiado elevado. Pueden tardar cientos de años en descomponerse; en sus poco más de 25 años de historia se han convertido en una plaga. Se asegura que cada minuto se fabrica en el mundo cerca de un millón de bolsas de plástico.
- Apueste por lo biológico: Apúntese a los alimentos ecológicos, también denominados biológicos o bio. Provienen de una agricultura y una ganadería extensivas que no usan productos químicos sintéticos para aumentar su rendimiento o para luchar contra las plagas.
- El vidrio se recicla bien: ¿Vidrio, tetrabrik, plástico o lata de aluminio? Lo mejor es el cristal. ¿Y después del vidrio?, el plástico que no sea PVC y la lata resultan más fáciles de reciclar que el tetrabrik.
- Menos carnívoros: Para producir un kilo de trigo se necesitan unos 1.000 litros de agua, y para un kilo de arroz, 1.400 litros, según el Consejo Mundial del Agua. Para un kilo de ternera se requieren 13.000 litros. Reduzcamos su consumo. Con dos o tres raciones semanales es suficiente.
- Agua del grifo: Piense bien si merece la pena comprar agua embotellada cuando se puede beber la del grifo. Incrementa el gasto en energía y creará un futuro residuo.
- Sin bandeja: Compre alimentos naturales siempre que sea posible. Reducirá envoltorios y ganará calidad. Evite llevarse a casa esas bandejas blancas cada vez más habituales en el súper.
- Alerta: transgénicos: Uno de los enemigos de los ecologistas son los transgénicos. Recomiendan no consumirlos porque, dicen, todavía faltan pruebas que demuestren su inocuidad para la salud y el medio ambiente.
- El pequeño comercio: Evitemos ir en coche a un establecimiento lejano si podemos realizar la compra caminando sin salir del barrio. Apoye el pequeño comercio.
- Más sobriedad: Apueste por la vida simple, consuma menos, piense más. El economista E. F. Schumacher terminó sus días como agricultor y escribió el libro-filosofía Lo pequeño es bello. Antes de comprar una nueva prenda, un nuevo aparato, piense si es necesario. Detrás de cada objeto hay un consumo de energía, una generación de residuos, un gasto de agua.
- Piense en lo que tira: Antes de comprar, reutilice. Un poco de imaginación y podemos ahorrarle muchos disgustos a la Tierra (y al bolsillo).
- Límites de la "fast-fashion": Somos muy críticos con la fast-food; pues lo mismo debemos hacer con la fast-fashion (moda rápida), prendas de usar y tirar que apenas duran una temporada. Eso, desde el punto de vista ecológico, resulta una aberración.
- Madera más sostenible: La madera es un producto ecológico, pero cuando lleva el nombre exótico de especie tropical puede haber salido de la deforestación de las últimas selvas vírgenes del planeta.
- Papel reciclado: En la papelería, compre productos (carpetas, libretas, cuadernos, folios) elaborados con papel reciclado y sin blanquear con cloro.
- Un habitante, una semilla: En el siglo XX, los 5.000 millones de hectáreas cubiertas de bosques se redujeron a menos de 4.000 millones, según el Banco Mundial. Plante un árbol. Y mejor de una especie autóctona. Por término medio, un solo árbol absorbe una tonelada de dióxido de carbono a lo largo de su vida.