30 Razones para ser vegano

A los animales les gusta vivir igual que a ti. Los animales sienten dolor y ansiedad como Tú. Los animales tienen alma (conciencia) como Tú.

JBN LIE

El buen vegetariano

Son muchos los que ven a los vegetarianos como gente obsesionada por la salud. Sin embargo, ser vegetarianos (o veganos) es una forma más de respeto a la Naturaleza, y también una forma de respeto hacia los demás, especialmente en un mundo donde tanta gente padece HAMBRE, tanta hambre que diariamente muchos mueren por esta causa. En definitiva, ser vegetarianos o veganos es una forma de contribuir a un mundo más limpio y más justo. Tampoco es necesario ser vegetariano estricto. Se trata de conocer las razones del vegetarianismo y luego elegir libremente.

El problema de la producción y consumo de carne es de tal dimensión que está incluido entre las cinco cosas muy sencillas que están mejorando mucho el mundo.

Una alimentación vegetariana o vegana estricta puede no ser una alimentación completa, especialmente en edades de crecimiento, si se hace sin conocimiento. El buen vegetariano come gran variedad de alimentos, y admite alimentos de origen animal siempre que no haya sido necesario matar al animal, especialmente huevos y lácteos (leche, queso, yogur…). El veganismo no admite ningún alimento de origen animal (y casi siempre tampoco productos animales para otros usos: vestir, decoración…). Por otra parte, no está reñido el ser vegetariano con un consumo de carne o pescado ocasional, porque el vegetarianismo no es una religión ni tiene rígidos preceptos que cumplir (esto es recientemente conocido como flexitarianismo).

Hay muy fuertes argumentos para potenciar una alimentación principalmente vegetariana. En este artículo no pretendemos convencer, sino informar. Es obligación de cada uno informarse bien y elegir libremente. Estas razones son de tipo Ecológico, Animalista, Humanitario y por Salud.

Una de las personas que mejor ha entendido y expresado el ser ecológico, Joaquín Araújo, en su libro Ecos… lógicos, para entender la Ecología (2000), decía que el espectacular incremento del vegetarianismo en los países industrializados, [ha sido] identificado por los sociólogos como la más relevante demostración del aumento de la conciencia ambiental. También en esto de la alimentación se pueden aplicar estas otras palabras del mismo autor: Nuestros actos más triviales pueden aliviar o empeorar la salud global de la tierra. Ser consecuentes de nuestro considerable poder personal y de la enorme responsabilidad que adquirimos usando recursos y energía, es el primer propósito de la ecología de la vida cotidiana. Veamos, pues, algunas de las razones más importantes para reducir nuestro consumo de carne.

1. Por SALUD

En Norteamérica se ingieren 132 kilos de carne anuales por habitante, en Indostán son 2 y en España son 90. La cifra española ya supera en un 30% lo recomendado por la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud). La media mundial estaría en unos 30 kilogramos anuales.

Comer carne en exceso es malo para la salud. Todos los médicos y expertos en alimentación aconsejan una alimentación basada más en fruta, verduras y cereales que en la carne y, entre la carne la mejor es la carne de ave, por su escasa grasa. Harvey Diamond, en su libro Salud y Ecología (Your Heart, Your Planet, 1990) expone los peligros de esa mala alimentación (arterioesclerosis, obesidad, colesterol…). Se da la paradoja curiosa de que un gran número de individuos de los países ricos se quejan de sobrepeso por estar sobrealimentándose y tienen pánico a ir andando o en bicicleta a los sitios. Es como comprar productos light para no engordar y luego subir en ascensor. Diamond propone que cada ciudadano, independiente de los demás, se proponga un día o dos a la semana de alimentación vegetariana, por nuestra propia salud y la del planeta. La solución no es hacer una dieta temporal, sino cambiar nuestra dieta y evitar un estilo de vida sedentario. En todo caso, una dieta sana no debe incluir carne roja (cerdo, vaca… cancerígena según la OMS) más de una o dos veces al mes. Y esto también se aplica a dietas infantiles, en las que hay estudios que revelan que la carne de cerdo es mala para el desarrollo global del niño.

Como añadidura, si la carne fuera criada de forma natural sería más sana, pero como los animales comen piensos artificiales, transgénicos, antibióticos y hormonas de engorde, esa carne contiene también restos que, al final, hacen engordar y enfermar al consumidor. Los pescados de piscifactoría sufren también el mismo proceso alimentario.

2. Producir carne CONTAMINA en exceso

En palabras de Araújo: Comemos también en exceso y lo excesivo. Un solo dato: cada kilogramo de carne ha necesitado 1.000 litros de agua para formarse y otros 100 de alimentos vegetales. Un kilogramo de cereal solo precisa 100 litros y unos pocos gramos de abonos. A eso hay que añadir el mayor consumo de abonos, insecticidas, hidrocarburos… Diamond dice que por cada hectárea de tierra dedicada al consumo humano, se dedican 20 a la alimentación del ganado. La deforestación del Amazonas es en gran parte debida a dedicar sus zonas para el cultivo de soja para piensos y el pastoreo del ganado vacuno, que luego se vende como hamburguesas en los restaurantes de comida rápida de multinacionales estadounidenses de sobra conocidas. El problema afecta a muchas más zonas. Por ejemplo, Guatemala exporta carne a los estados unidos de América, mientras el país padece una grave desnutrición infantil y este caso no es uno aislado. Nuestro apetito de productos animales está borrando del mapa nuestros bosques, ensuciando nuestras aguas, contaminando el aire, devorando nuestros recursos naturales y diezmando nuestras tierras.

El ecologista brasileño Chicho Méndez (1944-1988) fue asesinado un 22 de diciembre por defender la selva amazónica contra los ganaderos. Las palabras que nos dejó, bien merecen una reflexión: Al principio creí que luchaba para salvar los árboles del caucho; luego creí que luchaba por salvar la selva amazónica; ahora me he dado cuenta de que estoy luchando por la Humanidad. Más aún, el consumo excesivo de carne se hace insostenible al ser tantos humanos generando ese consumo: ¿Es un Problema la Superpoblación? En Estados Unidos, la mitad de las hectáreas cultivadas son para producir alimento para animales (sin contar lo invertido en la alimentación de mascotas domésticas). Para producir un kilo de carne de vaca se necesitan 16 kilos de granos y forraje. Dicho de otra forma, los vegetales necesarios para que una persona coma carne vacuna son suficientes para que 16 personas pudieran mantenerse comiendo directamente esos vegetales. Esa relación de 16:1 para la carne vacuna, varía en otros alimentos, según los científicos estadounidenses Nebel y Wrigth, como el cerdo (6:1), el pavo (4:1) o la gallina (3:1). Lea también, los 12 problemas del consumo de carne y pescado, según J. Riechmann, y unos estupendos vídeos sobre la dimensión del problema de comer carne.

3. La carne es un lujo, en un mundo HAMBRIENTO

Los datos exactos poco importan, cuando aproximadamente el 20% de la humanidad accede diariamente a un 40% más de los alimentos NECESARIOS, mientras que un 40% de la humanidad tampoco está muy sano por razón de que ingiere un 10% diario menos de lo imprescindible. Otros casi 500 millones pasan hambre crónica. Los científicos Nebel y Wrigth resaltan que el mundo produce alimentos de sobra, pero que los alimentos fluyen en la dirección de la demanda [económica], no de las necesidades nutricionales. Y mientras en los países ricos se tira comida, los países pobres venden a los ricos sus materias primas: café, caucho, carne, algodón, té, frutos… o cacao, a veces explotando a niños.

A esto se une lo que el economista francés Bertrand De Jouvenel (1903-1987) llamó la paradoja de la carne, por la que el desarrollo de una civilización lleva consigo el incremento de la demanda de carne de cada ciudadano, a pesar de que una misma superficie produce mucho menos alimento en forma de carne que en forma de cereales, lo cual conlleva un despilfarro de espacio. Este economista resaltó que la riqueza de los países ricos se debe básicamente a que se está explotando el mundo. Todo lo que usamos y comemos proviene de la naturaleza y muchos avances tecnológicos han permitido explotar la Naturaleza de forma insostenible. Este mismo economista nos dejó unas palabras que merecen una honda reflexión:

Tenemos motivos para invertir las prioridades, tanto más teniendo en cuenta que una gran parte de la especie humana no ha alcanzado todavía la seguridad de la propia existencia biológica. Y mientras nosotros nos compadecemos en términos abstractos de la suerte de esa gran parte de la humanidad, los buques de pesca más poderosos de los países avanzados (…) salen a la captura en sus aguas del pescado que necesitarían para la alimentación, y que va a parar a la alimentación de nuestro ganado.

4. El consumo abusivo de carne conlleva MALTRATAR a los animales

Para que la carne, el pescado o la leche sean productos baratos se maltrata a los animales (hacinamiento como mínimo), se les medica en exceso, se les administra alimento poco natural y se les engorda artificialmente, pero hay más: castración, separación de la madre y sus crías, la ruptura de los rebaños, la marca, palizas, el trauma del transporte… Esto es una práctica común en los países industrializados, porque lo que prima es producir mucho, sin importar la calidad. En ciertos casos, los ganaderos caen en la ilegalidad de utilizar medicamentos y hormonas en exceso. Los análisis revelan que en la carne y pescado que se consume hay antibióticos que muchas veces se administran sin necesidad y solo para prevenir enfermedades.

En su libro Ética Práctica, Peter Singer decía que si tuviéramos en cuenta el sufrimiento de los animales (aunque fuera considerado como menos malo que el sufrimiento humano) nos veríamos obligados a realizar cambios radicales en el trato que damos a los animales; estos cambios afectarían a nuestra dieta, a los métodos de cría, a los métodos de experimentación en muchos campos de la ciencia, a nuestro planteamiento con respecto a la fauna y a la caza, al uso de trampas y de prendas de piel, y a algunos lugares de diversión tales como circos, rodeos, parques zoológicos. Como resultado, se reduciría de forma considerable la cantidad total de sufrimiento provocado; de forma tan considerable que es difícil imaginarse otro cambio en la actitud moral que llevara consigo una reducción tan importante de la suma total de sufrimiento que se produce en el universo. Según este estudioso de la ética, el dolor y el sufrimiento son malos y deberían ser evitados o minimizados, independientemente de la raza, el sexo, o la especie del ser que sufra. Tras esa conclusión también afirma que la carne es un lujo y se consume porque a la gente le gusta su sabor, un argumento relativamente secundario con respecto a la vida y el bienestar de los animales. Así, Singer dice que para evitar el especismo hemos de acabar con estas prácticas. Nuestra compra es el único tipo de apoyo que necesitan las granjas de cría intensiva. La decisión de dejar de darles ese apoyo puede ser difícil, pero es menos difícil de lo que fuera para un blanco del sur de los Estados Unidos ir en contra de las tradiciones de su sociedad liberando a sus esclavos; si no cambiamos nuestros hábitos alimenticios, ¿cómo podemos censurar a los propietarios de esclavos que se negaban a cambiar su modo de vida?. Suiza por ejemplo, (un país poco ético en cuanto a la banca se refiere) prohibió la cría de aves en jaulas, e incluso hervir crustáceos echándolos vivos al agua hirviendo o conservarlos vivos en hielo.

En todo caso, Singer dice que la cuestión trascendental no es si la carne de los animales podría producirse sin sufrimiento, sino si la carne que pensamos comprar ha sido producida sin sufrimiento. A menos que confiemos que sea así, el principio de igual consideración de intereses implica que está mal sacrificar intereses importantes de un animal para satisfacer un interés menos importante nuestro. Así, en las ciudades esta conclusión nos lleva muy cerca de un modo de vida vegetariano.

El argumento clave para los que atacan una dieta principalmente vegetariana es el hecho de que los animales se comen entre ellos. Pero es un argumento absurdo porque nosotros no podemos fijarnos en los animales como guía moral y, si lo hacemos para una cosa, resultará complejo justificar por qué no lo hacemos para otras cuestiones (los animales no viajan en coche…). Peter Singer resalta la necesidad de pensar en la ética de nuestra dieta, concluyendo que no se puede evadir la responsabilidad imitando a seres que son incapaces de tomar esta decisión.

Finalmente, ya sabemos algunos de los grandes problemas a los que se enfrenta la humanidad (efecto invernadero, lluvia ácida, contaminación atmosférica, problemas con el agua, extinción de especies…), y muchos de esos problemas tienen su raíz en empresarios y políticos irresponsables, que son perdonados por grandes masas de ciudadanos desidiosos, centrados en un consumismo que colabora aún más a esos desastres. Hay que tener presente que, en palabras de Singer, un 38% de la cosecha mundial de cereales se destina a la alimentación de animales (…) mientras observamos con tristeza el número de niños que nacen en las partes más pobres del mundo. (…) El enorme desperdicio de cereal con el que se alimenta a los animales de granja, (…) los métodos de cría intensiva que utilizan energía de forma intensiva, (…) los fertilizantes químicos, utilizados para cultivar pienso para el ganado vacuno, los cerdos y las gallinas, (…) la pérdida de bosques (…) [algunos] talados para el ganado, (…) [que] el ganado mundial produce aproximadamente un 20% del metano liberado a la atmósfera y otras muchas cuestiones que podrían añadirse, deberían hacernos reflexionar. Y sigue diciendo Singer: El énfasis en la frugalidad y en una vida sencilla no implica que la ética del medio ambiente desapruebe el placer, sino que los placeres que valora no provengan de un consumo exagerado.

Todo lo dicho es solo la punta del iceberg del trasfondo. Quizás todo lo veríamos más claro si nos trasladáramos a una granja de cría intensiva y viéramos, con un poco de sensibilidad, el sufrimiento y la contaminación producida. También, entonces, deberíamos ir a las selvas tropicales arrasadas por los ganaderos y a tantos países en los que cientos de niños no pueden comer, ni cereales. Si la demanda de carne se redujera, no solo se reduciría la contaminación que produce, sino que caería su precio y el de los cereales que ahora se utilizan para alimentar a tanto ganado. También los mares son saboteados para extraer grandes cantidades de pescado que acaba alimentando ganado, en un extraño cambio alimenticio. Al final, los cuatro argumentos expuestos se resumen en que debemos potenciar el vegetarianismo por nosotros, por la Naturaleza, por los demás y por los animales.