La iluminación espiritual

Tiempos extremos

Climas extremos para tiempos extremos

Abro mi ventana y contemplo la luz de un atardecer en declive, como las buenas noticias del mundo. Este estío está siendo extremista; un verano difícil con temperaturas en montaña rusa que nos va dejando al descubierto un paisaje desolador: bosques quemados, ataques terroristas, catástrofes climáticas con inundaciones y sequías nunca vistas, amenazas de nuevas guerras que se añaden a las que ya existen y a otras que los medios de comunicación nos ocultan interesadamente. Climas extremos para tiempos extremos. El extremismo no solo es político o religioso, sino que forma parte de la condición actual del mundo en que vivimos. Vivimos, por cierto, al extremo de nuestras posibilidades como especie en un Planeta que hemos degenerado y nos responde.

Para añadir más leña al fuego, la economía de los ricos empobrece a las gentes de los países ricos y no digamos a las de los países pobres obligados a huir vida o muerte quienes pueden hacerlo. Y mientras los mares se llenan de cadáveres de migrantes, y las fronteras de púas y guardias para evitarlos, allá donde les acogen de mala gana tienen preparados verdaderos campos de prisioneros para enjaular su vida. De ello también son responsables, como parte del drama, los inmorales traficantes de personas.

Los traficantes no están solos

Junto a los traficantes de vidas humanas que los ponen en el mar sin garantías, tenemos- como parte inseparable de las extremas condiciones del clima, de las guerras y de la injusticia económica- a neo esclavistas, proxenetas, fabricantes y vendedores de armas; a mercenarios, explotadores de toda calaña en industrias y campos de cultivo, sin faltar narcotraficantes y otros de esa cuerda. Todos ellos tienen en común el más absoluto desprecio por sus semejantes debido la más elemental falta de amor y de compasión, la codicia, el afán de poder y el deseo de reconocimiento. Qué simple, pero qué terrible.

Humanos y animales en la misma pesadilla

¿Y qué decir del mundo animal y la pesadilla de sus vidas entre ganaderos, matarifes, maltratadores, cazadores, toreros, festejos populares con animales como víctimas, pescadores y otros enemigos de los animales bajo distintas apariencias? Pero, por desgracia, ¿acaso no se parece todo eso a lo que sucede entre los humanos?... Entre los enemigos de humanos y los enemigos de los animales no hay más diferencia que la del objeto a dañar: persona o animal. A ambos se les apresa, se les confina, se les maltrata, se les toma como objeto de diversión en determinadas circunstancias, se les explota, y se les mata en diferentes campos; en los campos de batalla o en trabajos inhumanos a unos, o en las plazas de los pueblos o en las de toros a otros. Y siempre subyacen las mismas razones terribles y absurdas: el desamor y la creencia en alguna clase de superioridad sobre aquellos a quienes se daña.

No es una teoría de la conspiración

Quienes manejan los hilos de la maldad de este mundo, bien se trate contra personas o animales, permanecen en la sombra, sin embargo. Nunca dan entrevistas a la prensa, nunca se verán en sus televisores, y nunca se citan sus nombres, pero tras cada hombre que es explotado o muere por su causa; tras cada esclava sexual; tras cada traficante de drogas o de armas; tras cada animal que se maltrata, se explota en una granja o se mata: tras cada desastre ecológico o nuclear está ese poder oscuro que maneja a cómplices que son los que sí aparecen en las pantallas y en las portadas de la prensa pretendiendo hacernos creer que son ellos quienes tienen el poder del mundo. Juntos se mofan de los que decimos estas cosas, llamándonos anti sistema o fabricantes de teorías conspiratorias. Sin embargo no pueden engañarnos porque presentan las señas que les identifican con sus amos: son egocéntricos, despiadados y pobres de espíritu. No son estos precisamente los bienaventurados del Reino de Dios. Hacen sufrir, y como consecuencia sufren, en la intimidad o cuando el karma les alcance, pues nadie escapa a la ley de Siembra y Cosecha. Como dice el refrán: quien la hace la paga, en este mundo o en el otro. Da igual que los jueces absuelvan a los malvados: la conciencia espera su turno y es insobornable.

Imitar tiene consecuencias

Entre tanto, a ellos y a quienes atrapan con su falso esplendor, y les votan, les envidian y les imitan a su pequeña y miserable escala, responde la Tierra con singular extremismo, pues el Planeta se ha rebelado contra tanto veneno y tanta energía de todo tipo contra las leyes de su Creador que ella defiende, y cada uno de nosotros recogerá lo que sembró en ella.

El día se cierra lentamente. En este declive del verano la luz va dejando paso cada vez antes a la oscuridad. Mi deseo más profundo es que esto suceda justamente al contrario en nuestras almas.