La iluminación espiritual

La tela genética de nuestras existencias

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La tela genética de nuestras existencias; Patrocinio Navarro

LA EXISTENCIA GENETICA

Nuestra alma graba los contenidos de nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones, palabras y actos.

Como estos contenidos son energía, esta energía, más sutil que el cuerpo material que envuelve a nuestra alma, actúa electromagnéticamente en nuestro sistema nervioso y finalmente en nuestras células corporales. Esas informaciones que se van acumulando a lo largo de nuestra existencia forman el tejido espiritual de nuestra alma, y a la vez dibujan y redibujan nuestros genes al actuar sobre nuestro organismo. Así que tenemos dos mapas internos: el espiritual y el genético. En esos dos mapas se orienta nuestra vida en cada existencia terrenal.

Nuestra alma es como un telar donde tejemos a diario con los hilos de nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones. Este telar de nuestra alma es en realidad un campo de energía activa. En este telar existen sombras, que son las energías negativas introducidas por nosotros, los constructores del telar por los medios mencionados.

Continuamente tejemos, y el resultado, la estructura de esta tela, determina nuestros genes, produciendo una configuración personal de los mismos. De este modo el dibujo de la tela de nuestra alma se pasa de existencia a existencia a través de de los genes, como información en los cromosomas. Como todo funciona por atracción magnética, según la Ley de atracción volvemos a nacer allá donde dejamos genes. Los dibujos señalan las marcas que definen nuestras encarnaciones, dependiendo de los hilos del dibujo, de las frecuencias, de los colores que vamos tejiendo.

No es necesario reconocer cada hilo, sino los básicos. Al trabajar con la ayuda y misericordia del Señor estos hilos, la tela se va haciendo más luminosa. Podríamos preguntarnos: ¿cuál es mi comportamiento básico en mi vida diaria? Si tomamos energía de los demás por nuestra comodidad, esa energía – que será negativa para nosotros en este caso- se nos incorpora al alma y a los genes.

Nuestras sensaciones finas nos indican lo que ponemos en nuestros pensamientos, sentimientos, actos, etc. Lo que ponemos determina finalmente nuestro carácter. No es culpa de nuestros padres ese resultado, sino de lo que hacemos en cada encarnación. Los colores oscuros de la tela son los sentimientos negativos que introducimos y deberíamos aclarar nuestra alma mediante el pedir perdón y perdonar, reparando en lo posible el daño hecho a terceros.

Con frecuencia mostramos nuestra oposición a los alimentos modificados genéticamente y a cualquier suerte de manipulación que suponga alterar los cromosomas celulares y modifique la información natural de las especies, pues verdaderamente este es un grave asunto a enfrentar a la vista de cómo actúan las empresas multinacionales y la investigación científica en estos campos. En este sentido, ¿no deberíamos prestar una atención primordial a nuestra propia manipulación genética? ¿No deberíamos cuidar en extremo la calidad de nuestro pensar, sentir y actuar de tal modo que evitemos alterar nuestro campo genético? Este no solo nos afectará en el presente y en lo sucesivo en nuestra vida personal, sino que a nuestros descendientes entre los que al fin y al cabo probablemente nos encontraremos un día. Y ese día, aunque no seamos conscientes, no habremos hecho otra cosa que recoger una herencia que nos pertenece, tanto si es buena como si es menos buena.

Basado en el cristianismo originario.


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