La iluminación espiritual

Somos agua de mar

POR: JBN LIE

Imagen; Somos agua de mar; Jbn Lie

¿Qué es la flexibilidad?

No desarrolles ideas absolutas, mantén la flexibilidad.

Heráclito dice: El agua de mar es a la vez muy pura y muy turbia... Para los peces representa la vida, pero para el ser humano puede ser la muerte. Por tanto, no desarrolles ideas absolutas, mantén la flexibilidad. Y recuerda: hoy algo puede ser bueno para ti pero mañana no tanto, porque la vida cambia continuamente y nadie puede bañarse dos veces en el mismo río.

Y aunque entres al mismo río, tú, aunque el mismo, no serás igual. Todo es movimiento, un fluir constante; por tanto, no debes permanecer fijo. Esta es una de las enfermedades de la mente humana: se afianza, pierde flexibilidad, y la flexibilidad es vida.

Los niños son ejemplo de flexibilidad; los ancianos son inflexibles. Mientras más flexible seas, mayor será tu vitalidad, frescura y juventud. Mientras más inflexible... Morirás en vida. La flexibilidad es responder al momento sin ideas preconcebidas; reaccionar a cada instante directa e inmediatamente, sin ideas preconcebidas. La inmediatez es flexibilidad.

Te encuentras en una situación, tomas consciencia de ella, respondes a ella y después actúas. La acción emana del encuentro entre tú y la situación, no de una idea previamente establecida.

EL AGUA

Es infinitamente adaptable. Ahí radica su virtud: no conoce la rigidez.

El agua representa varias cosas. La primera es que no tiene forma, pero puede adoptar cualquiera; tiene la capacidad de adaptarse a todas las formas. Si la viertes en un tarro, adopta la forma del tarro, y si la viertes en un vaso, toma la forma del vaso. Es infinitamente adaptable. Ahí radica su virtud: no conoce la rigidez. El hombre debe ser como el agua, y no tan rígido y frío como el hielo.

El agua siempre fluye en dirección al mar. Esté donde esté, siempre se dirige hacia el mar: hacia el infinito. El hombre debe ser como el agua y encaminarse siempre hacia Dios. El agua se conserva pura mientras está en movimiento: si fluye; y si se queda parada, se vuelve impura: estancada. Así que tanto el hombre como su conciencia deben mantenerse en movimiento, siempre fluyendo, y no quedarse parados en ninguna parte.

Cuando el hombre bloquea su energía, se vuelve pesado, sucio e impuro. Si el flujo se mantiene y uno está dispuesto a pasar de un instante al siguiente sin asideros y sin el lastre del pasado, conserva la inocencia y la pureza.


RELACIONADOS

«Somos agua de mar»