Sentir existencialmente
No sientas ni siquiera que la flor es hermosa. Deja que la flor este allí y que tú estés allí, en un profundo abrazo, sin ningún asomo de sentimiento.
OSHO
SENTIR LA BELLEZA
Sentir la belleza de la flor sin emplear la palabra.
Estás mirando una flor. Mira la flor, siente su belleza, pero no emplees la palabra belleza, ni incluso mentalmente. Contémplala, déjala que sea absorbida en ti, sumérgete profundamente en ella, pero no emplees palabras. Siente su belleza, pero no digas, Es hermosa; ni incluso mentalmente. No verbalices y gradualmente serás capaz de sentir la belleza de la flor sin emplear la palabra. Realmente no es difícil; es natural.
Primero sientes y luego surge la palabra, pero estamos tan habituados a las palabras que no hay una separación. El sentimiento aparece, pero no lo has ni sentido cuando de repente surge una palabra. Crea pues una separación; siente simplemente la belleza de la flor, pero no emplees palabras.
Si eres capaz de disociar las palabras de los sentimientos, podrás disociar los sentimientos de la Existencia. Deja entonces que allí esté la flor y que tú estés ahí, como dos presencias, pero no permitas que el sentimiento aparezca. No sientas ni siquiera que la flor es hermosa. Deja que la flor este allí y que tú estés allí, en un profundo abrazo, sin ningún asomo de sentimiento. Entonces podrás percibir la belleza sin sentirla; tú serás la belleza de la flor. No será un sentimiento: tú serás la flor. Entonces habrás sentido algo de forma existencial.
Cuando puedas hacer esto, entonces sentirás que todo ha desaparecido: pensamientos, palabras, sentimientos. Y entonces podrás sentir existencialmente.
CAMBIA DE PENSAR A SENTIR
La mejor manera es empezar a respirar desde el corazón.
Durante el día, siempre que te acuerdes, inhala profundamente; siente cómo te golpea justo en el medio del pecho. Siente cómo toda la existencia está entrando a raudales en ti, en tu corazón, exactamente en el medio, ni a la izquierda ni a la derecha.... exactamente en el medio. Ahí es donde está tu centro del corazón.
No tiene nada que ver con el corazón físico. Es algo totalmente diferente; pertenece al cuerpo sutil.
Respira profundamente y, siempre que lo hagas, hazlo por lo menos cinco veces, una respiración profunda; inspira, llena el corazón. Siente que está en el medio, que la existencia se está vertiendo a raudales en ti a través del corazón: vitalidad, vida, divinidad, naturaleza.... vertiéndolo todo.
Y entonces exhala profundamente, otra vez desde el corazón, y siente que estás vertiendo nuevamente, a la existencia, todo lo que se te ha dado. Hazlo muchas veces al día. Y te volverás cada vez más sensible, más consciente de muchas cosas. Olerás más, saborearás más las cosas, tocarás más, verás más, oirás más; todo se volverá más intenso. Empezarás a sentir la vida latiendo de verdad en tu interior.