La iluminación espiritual

La semana santa

SEMANASANTA

No es un error ortográfico. Se trata de un concepto. La fiesta tradicionalmente conocida como Semana Santa, debería ser renombrada como semanasanta. Redobles de tambor, trompetas funerarias, mujeres enlutadas portando velas en procesión, penitentes de pies sangrantes, portando cadenas, o caminando de rodillas, pesadas imágenes sobre los doloridos hombros de los cofrades, desfiles de siniestros encapuchados que evocan al Ku- Kus- Klan, a menudo con buenas dosis de alcohol bajo la capucha… ¿Tiene todo esto algo que ver con Jesús de Nazaret y con la palabra Santo, que es solo para Dios?

La cuestión se complica aún más si por orden del gobierno de turno ondea a media asta en señal de luto la bandera del país oficialmente aconfesional que para demostrarlo sostiene lujosamente a la católica Iglesia, que anda amarrada a su pesebre como parásito a huésped recibiendo del Estado millonarias cantidades para el sostenimiento, boato y catequesis en colegios, universidades, hospitales, prisiones y cuarteles, quedando exentos los señores obispos y cardenales de pagar tributos de sus decenas de miles de propiedades y de ingresos en forma de supuestas limosnas. Soldados desfilando llevando al crucificado y cantando himnos marciales, banderas a media asta y ministros de la nación resaltando su presencia ante las cámaras dejan bien patente en qué consiste eso del Estado aconfesional.

Y vuelve la pregunta: ¿Tiene todo esto algo que ver con Jesús de Nazaret? ¿Podemos imaginar a César manteniendo a Jesús y a sus discípulos para que vivieran en lujosos palacios como viven los papas, cardenales y obispos? Bien conocemos la verdadera historia y la tortura y asesinato del Nazareno. El César de todas las épocas es enemigo de Cristo, no solo porque nunca adopta Sus enseñanzas sino que siempre arremete contra quienes las ponen en práctica. Y si hoy volviera físicamente, irían a repetir la historia estos fariseos que hoy fingen condolencias plañideras, y por la misma razón: porque Cristo representa amor, justicia, compasión, igualdad, libertad y la unidad con todos los seres, y a los Césares estos valores les atacan el hígado.

Entonces ¿por qué no hablamos de lo que realmente sucede? Semanasanta es una fiesta pagana con disfraz religioso impregnado de sentimientos falsos, espíritu fúnebre, idolatría, superstición, ignorancia y mucho colorido folclórico en el espectáculo de las procesiones donde se pasean ídolos entre lágrimas, aplausos, o estudiados silencios, reclamos folklóricos, teatro del que se aprovecha todo el que puede. Bajo el manto de la religión, comerciantes de todo tipo hacen su negocio con los turistas, pues es una fiesta turística de primera clase.

No solo ellos: la agonizante Iglesia (que es quien realmente agoniza en este tiempo, y nunca Cristo) aprovecha el espectáculo lacrimoso para pescar incautos y reclamar más recursos del gobierno. Y para el Gobierno es simplemente el modo de recaudar impuestos extras de los que luego se beneficia también la Iglesia.

Mientras turistas y lugareños se divierten a costa del Jesús que sufre en su imaginación, unos exhiben su hipocresía y otros andan con las calculadoras. Ninguno quiere enterarse de que Cristo resucitó: es más beneficioso que muera todos los años en vacaciones exprofeso para poder acudir a la gran cita. Que muera por fuera Él, que anda escondido en algún lugar de sus corazones llamando y esperando que cada uno resucite de su propia muerte espiritual. Y esta y no otra debería ser la reflexión sobre el sentido de esta fiesta de alto nivel…de consumo, tan parecida en su esencia a la gran fiesta del consumo navideño. La religión da muchos beneficios. Lástima que no sean espirituales.