La iluminación espiritual

Realmente que significa amor y deseo

EL AMOR UNE

Krishnamurti dio un mensaje de Libertad. Trató de libertar a las personas de las jaulas sociales, religiosas, políticas y sobre todo de sus concepciones mentales.

Nosotros hemos nacido solos, es la sociedad la que nos somete a patrones; si naces en China te meten a Taoísta, en India a Hinduista, si naces en occidente a Católico, pero tú no naciste en ninguna religión; depende de donde nazcas, te meten algo en la cabeza y te programan.

Eso es un condicionamiento, entonces... ¿Cuál es la libertad?

Cuando te conservas en esa pureza, que no es ser ateo o agnóstico, es que sencillamente se puede descubrir la verdadera espiritualidad, y como la espiritualidad es lo único que verdaderamente une, ¿unir qué cosa? Unir el ser humano con el ser humano. Este es el primer paso de la espiritualidad que se debe hacer, y luego unirse el ser humano con la Totalidad de la Vida.

Esta totalidad, muchas personas cuando no comprenden, y no saben, para salir del paso, la confunden con un dios antropomórfico, montado en una nube en el espacio sideral; pero resulta que Dios no es un ser antropomórfico, es la Totalidad, la unidad de todos los planetas y las galaxias, de todos los reinos, mineral, vegetal, animal, humano, esa unión de todas las cosas. Entonces ser espiritual, es unirse a todo esto, y volverse uno con el Todo es cuando nos podemos convertir verdaderamente en un ser espiritual.

EL AMOR NO ES UN SENTIMIENTO

Como es obvio, el amor no es un sentimiento.

Ser sentimental, ser emocional no es amar, porque el sentimentalismo y la emoción son simples sensaciones. Una persona religiosa llora por Jesús o Krishna, por su gurú o por alguien más, simplemente es sentimental, emocional, se satisface con la sensación, lo cual es un proceso del pensamiento, y el pensamiento no es amor.

El pensamiento es el resultado de la sensación, así una persona sentimental, emotiva, no puede conocer el amor.

Y ¿acaso no somos emotivos y sentimentales? El sentimentalismo, el emocionalismo, solo es una forma de auto-engrandecimiento. Es evidente que estar lleno de emociones no es amor, porque la persona sentimental puede ser cruel si sus sentimientos no son correspondidos, si sus sentimientos no tienen salida. Una persona emocional puede ser arrastrada hacia el odio, la guerra, la masacre. La persona sentimental que se llena de lágrimas por su religión, sin duda, no siente amor.

REALMENTE NO TENEMOS AMOR

Realmente no tenemos amor, darse cuenta de ello es terrible.

Realmente, no tenemos amor; tenemos sentimientos, tenemos emociones, sensualidad, sexualidad; tenemos recuerdos de eso que pensamos es amor. Pero la cruda realidad es que no tenemos amor. Porque el amor significa ausencia de violencia, miedo, competición, ambición. Si tuvieran amor, nunca dirían: Esta es mi familia. Puede que tengan una familia y que le den lo mejor que tengan pero no es su familia, lo cual se opone al mundo.

Si uno ama, si hay amor, hay paz.

Si amaran, no solo educarían a sus hijos a que tuvieran una formación para un trabajo o se ocuparan de sus pequeños asuntos, educarían a sus hijos a no ser nacionalistas. No habría divisiones religiosas si amaran.

Pero estas cosas existen, no como teoría sino como una cruda realidad, en este mundo tan feo, y eso nos muestra que no tienen amor. Incluso el amor de una madre por su hijo no es amor. Si las madres de verdad amaran a sus hijos, ¿piensan que el mundo sería como es? Se asegurarían de que tuvieran la comida adecuada, la educación correcta, que fueran sensibles, de que apreciaran la belleza, de que no fueran ambiciosos, envidiosos o codiciosos. Así pues, la madre, por mucho que piense que ama a su hijo, no ama a su hijo. De modo que no tenemos ese amor.

¿ES EL PERDÓN AMOR?

¿Es el perdón amor? ¿Qué está implicado en el perdón?

Usted me insulta y me resisto, lo recuerdo, y entonces a través de la compulsión o del arrepentimiento digo: Le perdono; primero retengo y luego rechazo. ¿Qué significa eso? Significa que sigo siendo el eje central, es el yo que perdona. Mientras exista esa actitud de perdonar, es el yo quien es importante, no la persona que supuestamente me ha insultado. Así cuando acumulo ese resentimiento, lo cual llaman perdón, eso no es amor. Es evidente que un hombre que ama no tiene animosidad y es indiferente a todas estas cosas. La lástima, el perdón, la relación con el afán posesivo, los celos y el miedo, todas estas cosas no son amor, todas ellas son cosas de la mente, ¿no es cierto?

EL VALOR DEL AMOR

Sin amor la vida cotidiana no tiene ningún valor.

En este mundo dividido y desértico no hay amor porque el placer y el deseo juegan un papel demasiado destacado, sin embargo, sin amor la vida cotidiana no tiene ningún valor.

No puede sentir amor sin belleza, y por belleza no me refiero a la belleza de un árbol, de un cuadro, de un edificio, o de una hermosa mujer sino a esa belleza que no es algo que uno ve. Tan solo hay belleza cuando su corazón y su mente conocen lo que es el amor. Sin amor y ese sentido de belleza no hay virtud, lo sabe muy bien, haga lo que haga, mejore la sociedad, alimente al pobre, solo creará más desdicha porque sin amor únicamente hay fealdad y pobreza en el corazón y la mente.

Contrariamente, cuando hay amor y belleza, cualquier cosa que haga es correcta, hay orden. Si sabe amar, entonces puede hacer lo que quiera, porque eso solucionará el resto de problemas.

¿QUE ES EL AMOR?

¿Debemos negar el amor para poder entenderlo?

No se trata de debatir teorías sobre lo que debería ser el amor sino de observar eso que llamamos amor, cuando decimos amo a mi esposa. No sé qué es el amor y dudo que usted sienta amor en absoluto.

¿Sabe lo que significa amar? ¿Es el amor placer? ¿Es el amor celos? ¿Puede un hombre ambicioso amar? Es posible que duerma con su esposa, que engendre hijos, que luche para convertirse en una persona importante en la política, en el mundo de los negocios o incluso en el mundo religioso donde quiere llegar a ser santo, donde quiere llegar a no tener ningún deseo, pero todo esto es parte de la ambición, de la agresividad, del deseo.

¿Puede un hombre competitivo amar? Todos ustedes son competitivos, ¿verdad?

Desean tener un mejor trabajo, una mejor posición, una casa mejor, ideas más nobles, una mejor imagen de sí mismo, una imagen perfecta, ya conocen todo eso, pero ¿es eso amor? ¿Es posible amar si uno está inmerso en esa tiranía, si domina a su esposa o esposo, a sus hijos? Si busca poder, ¿puede amar?

Así, cuando uno niega todo lo que no es amor surge el amor.

Tiene que negar todo lo que no es amor, o sea, la ambición, la competitividad, la agresividad, la violencia, tanto en sus palabras como en sus actos y pensamientos. Si niega lo que no es amor, entonces conocerá lo que es amor.

DESEO Y AMOR

Con el deseo en realidad no siente amor.

Sienten placer, sensaciones, tienen apego al sexo, a la familia, a sus esposas y esposos, a su país, pero el apego no es amor. El amor no es divino o profano.

Amar significa tener afecto, cuidar; cuidar de los árboles, del vecino, de los niños, asegurarse que los niños reciben una educación adecuada, no solo llevarlos a la escuela y olvidarse.

La verdadera educación no es una simple técnica, sino de asegurarse que los niños tengan buenos profesores, comida sana, que entiendan la vida, que entiendan el sexo. Enseñar a los niños geografía, matemáticas o las cosas técnicas que le ayudarán a encontrar un trabajo, eso no es amor.

Y sin amor no es posible ser moral, puede que sea respetable, es decir, que se adapte a la sociedad, que no robe, que no persiga a la esposa de su vecino, que no haga esto o aquello, pero eso no es moralidad, no es virtud, eso tan solo es adaptarse a la respetabilidad. La respetabilidad es la cosa más terrible y repugnante de la tierra, porque esconde muchas cosas feas. Mientras que si el amor existe, hay moralidad; si hay amor, haga lo que haga será moral.

El deseo nos enloquece, tanto que queremos realizarnos a través del deseo. No vemos los estragos que causa en el mundo: el deseo de seguridad individual, de logro, de éxito, de poder y prestigio. No sentimos esa responsabilidad plena hacia todo lo que hacemos.

Si comprendemos el deseo, su naturaleza, entonces, ¿Qué lugar tiene el deseo?¿Tiene algún lugar cuando hay amor?

CONCLUSIONES

Cuestionemos nuestros motivos, intenciones, integridad y constancia.

Lo que define al amor es trascender el propio ego, un estado que va más allá de la importancia y el beneficio personal; por supuesto, el amor no está en conflicto con el placer y con el bien personal, pero este placer y este bien del amor se encuentran siempre en el otro, en un extenderse al otro, en un desear la felicidad del prójimo.

Y es el deleite de la realidad el hecho de que amar y hacer feliz a otro nos hace felices también a nosotros.

Cabe preguntarse, entonces, si no estamos anteponiendo nuestros deseos egoístas y llamando amor a algo que en realidad es una forma de ocultar nuestro miedo e inseguridad o de buscar placer para nosotros mismos, sin tomar en cuenta los verdaderos deseos de los otros.

Es triste pero, si, Krishnamurti tiene razón, la mayoría de las veces lo que pensamos que es amor no lo es. Hablamos con demasiada facilidad del amor, y no notamos que debemos ser libres para poder amar.

Para Krishnamurti, y para la mayoría de las tradiciones espirituales, la libertad no consiste en poder elegir cualquier cosa según un libre albedrío, sino en la facultad de expresar libre y auténticamente el propio ser, ser quien realmente eres. Para ello es necesario ser consciente de los condicionamientos de la sociedad, observar la propia mente y enfrentar los miedos que nos impiden expresarnos plenamente.

No es que el amor sea algo que debamos producir o crear a través de un arduo proceso; el amor es el estado esencial del ser humano, pero debido a los condicionamientos socioculturales, este estado nos parece ajeno. Justamente, debemos liberarnos de estos condicionamientos; como si fuere, limpiar el espejo para que pueda reflejar el Sol. Un amor sin libertad será solamente la sombra del amor.


El momento en que tengas en tu corazón esa cosa extraordinaria llamada amor y sientas la profundidad, la alegría y el éxtasis que proviene de él, descubrirás que para ti el mundo se ha transformado.

Jiddu Krishnamurti