La iluminación espiritual

La muerte realmente no existe

POR: JBN LIE

Imagen; La muerte realmente no existe; Jbn Lie

VIVIR ETERNAMENTE

Las últimas teorías científicas concuerdan con los ocultistas y poetas en que "la muerte no existe" y en que "Nada hay muerto", lo que al parecer es extinción, no es sino un cambio de existencia, las cosas que aparentemente no tienen vitalidad es por que pertenecen a un grado inferior del principio vital, solo palpitan con la energía, las piedras y el barro, los animales y los árboles y la misma fuerza que anima al cuerpo humano, a los cuadrúpedos, a las aves y a los reptiles en sus breves existencias, es también la que vitaliza a los robles y las viñas en un grado menor, e individualizan con vida más duradera al mundo mineral, en cristales, dándoles una vida de clase inferior todavía y de duración enorme, y por debajo de la vida del cristal existe un tremendo estremecimiento de la actividad inagotable de los átomos constituidos de la materia informe.

"La vida es la eterna energía increada" como dicen los ocultistas, los físicos exponen la misma idea en su ley de continuidad y la ciencia moderna está de acuerdo en que la energía tiene tanto derecho como la materia a que se la tome como realidad objetiva.

Esta vida es la única energía esencial que actúa en las formas proteicas, siempre es inherente a toda partícula de materia y no hace distinción entre lo orgánico y lo inorgánico, excepto la distinción de grado de que lo primero contiene la energía vital en forma activa y lo ultimo en forma dormida.

Los hombres de ciencia insisten fundándose en la ley de la biogénesis en que la vida solo puede salir de la vida, porque no son capaces de poner en actividad la vida latente de la materia inorgánica, pero esto no indica más que la limitación de sus conocimientos, el mudo ha tendido durante su evolución puentes sobre todos los vacíos existentes entre los diferentes reinos de la naturaleza, aunque hoy día no quede nada que nos muestre como lo hizo y la ciencia tenga que confesar su ignorancia.

Nada hay que contradiga el axioma oculto de que, la misma vida es la que anima al hombre, a la planta y la roca, seres que no son, sino diferentes estados de una fuerza indestructible, el alma universal que convierte a la naturaleza toda, en la vestidura visible y viviente de DIOS.

Como dice GOETHE, el hombre no puede perecer cuando el alma abandona su vestidura, se esparcen las fuerzas que mantenían la unidad del conjunto, yendo a emplearse en los fines inmediatos a que están destinadas.

Los positivistas dirían que el alma se disuelve también en un caudal de existencia impersonal, lo que viene a ser una especie de frío nirvana inmediato que sobrepasa en sequedad a la concesión oriental del más remoto destino, este trágico resultado del materialismo occidental lo combate decididamente la REENCARNACIÓN con una hipótesis que ilumina el misterio de la muerte y del futuro y demuestra la irrecusable realidad de la inmortalidad, la REENCARNACIÓN demuestra que el ego personal conserva permanentemente su identidad en medio de los constantes cambios de sus vestiduras corpóreas y de su conciencia mental que debe perpetuar su individualidad.

Además las pruebas que ya hemos aducido para demostrar la veracidad de esta verdad, existe el testimonio del espiritismo, pequeño núcleo de un hecho verídico en torno del cual se han accionado enormes decepciones malignamente intencionadas o patéticamente inconscientes y la experiencia actual de algunos orientales cuya intensa devoción por las puras realidades invisibles les ha despertado la perfección de las cosas ultra mortales.

La muerte es la reina del terror porque nos aferramos fortísimamente a la existencia física, quienes han aprendido la lección de la vida, encuentran al ángel que les abre las puertas del oro, entonces cada alma ascendente pasará por la misma experiencia que los seres de quienes no se pueden decir que murieron como: JESÚS, ELÍAS o ENOCH quien andaba con DIOS, y no era porque DIOS le tomó, sino son Seres a quienes las fuerzas espirituales les hacían flotar casi fuera del mundo de las formas, de manera que bastó que dejaran caer un poco de lastre para elevarse a lo invisible.

El espíritu purificado ve llegar a la muerte con alegría y canta en su alabanza como PAÚL HAMILTON HAYEN en su patético y delicado cántico a la muerte:

... Triste mortal, si pudieras saber tan solo lo que en realidad es la muerte, las alas de tu alma resplandecerían y las esperanzas de tu corazón te llenarían de exaltación, entonces te separarías de las escuelas pirrónicas para escarnecer su jerga, riéndote de sus charlas de necios que hablan en el seno de la noche antes de que alboree la mañana de la verdad, pero yo me cierno en un mundo sosegado ya por encima del loco frenesí de la Tierra y veo resplandecer de amor la faz, sin el velo de la muerte, su faz es hermosa como un cerco de luna, el fulgor de su suelta cabellera asemejase al rutilar de un millar de manantiales, su sonrisa es cual indeciso rayo de una lejana y sagrada estrella en que los estíos de las tierras del sur sueñan reclinados en el regazo de la noche santa, porque yo me cierno por encima de la ceguera de la Tierra en un ámbito de alción veo en la faz sin velo de muerte, un amor maravilloso...

Cuando la muerte separa al alma de su envoltura mortal, las tendencias dominantes arrastran al alma hacia sus afinidades más poderosas, si estas se encontraran en la tierra, el alma revolotearía entre las antiguas escenas y se mezclaría con sus amigos auxiliándolos y siendo auxiliado por ellos, sin que exista diferencia esencial alguna entre su estado posmorten y el terrenal, a pesar de que el velo de la materia nos oculta la mayor parte de la vida psíquica, vienen a confirmar este hecho muchas experiencias verdaderas.

Finalmente cuando el tiempo desata los lazos de Tierra, el alma se lanza con sus más poderosos aliados a los reinos que ha elegido, allí vive durante una época su verdadera vida, expresión de su naturaleza íntima, mucho más plena y real que la vida física, la liberación de la vestidura material permite el desarrollo de una actividad más libre dirigida por los deseos dominantes que se alimentaron inconscientemente en el espíritu, esta libertad despierta al espíritu de su letargo terrenal y le eleva a una individualidad permanente.

El asombroso salto que da el espíritu para entrar en su propia esfera, le hace trasportar la conciencia del YO desde la forma terrenal a una vividez superior, pero así como el estado de vigilia implica el del sueño y el superior a él, así la explosión de la existencia espiritual libertada no anula sino que trasciende a la fase material.

La condición del periodo existente entre la muerte y el nacimiento depende del individuo, como todas sus épocas, nuestro carácter interno convierte a cualquier lugar en un paraíso, un purgatorio, o un infierno, como dijo JESÚS que se hallaba en el cielo mientras hablaba a sus prosélitos.

Y DANTE encontró los materiales de los que hizo su infierno en lo que veían sus ojos, así también el individuo central crea la apariencia del universo y los buenos o malos sentimientos del YO en los ambientes de allende la muerte donde los estados subjetivos del alma tienen suprema importancia.

Ha de haber tantos cielos e infiernos como seres buenos y malos, todos los intentos de describir el estado futuro han de ser por necesidad erróneos e inadecuados, PLATÓN cita en el último libro de la republica, "el relato de PANFILIANO" el cual fue muerto en una batalla y retorno a la vida en la pira funeraria, declarando que había vuelto a la Tierra para revelar la naturaleza de la vida futura, encontró cosas que PLATÓN describe alegóricamente, los hombre buenos y malos que acaban de morir tenían ya asignado sus puestos en el cielo o bajo la tierra, las almas cuyas experiencias o cuyo plazo de 1.000 años habían experimentado, eran obligadas a elegir entre gran número de vidas humanas y animales y a beber agua del río de la indiferencia, a cruzar la llanura del olvido, antes de retornar a la Tierra, este relato refleja únicamente las opiniones del pensador PLATÓNICO, como todas las visiones de postmortem.

SAN JUAN pinta sobre el lienzo de su reclusión en PADMOS, la escena apocalíptica con los colores obtenidos en su educación judía, la descripción de Bunian, no demuestra otra cosa que una imaginación simple saturada de Apocalipsis.

Las divergencias existentes entre estos supuestos levantamientos del velo, revelan sugestividad netamente imaginativa, es imposible en la naturaleza de las cosas que un ser abandone permanentemente su condición física antes de realizar el objeto de la vida, consistente en transferir los afectos desde las cosas materiales a las espirituales, mientras la atracción predominante del alma se concentre en este mundo todas las fuerzas del universo tenderán a que continúe asociada a la tierra en repetidas vidas.

Por otra parte, sabido es que la persona dominada por las tendencias espirituales encuentra infinitos magnetismos que la arrastra de su mundo temporal a las glorias inescrutables del eterno como describe SWEDENBOG con su frase el amor del hombre construye su morada, los impulsos residuales proceden de las vidas pasadas y determinan la forma y momento de la próxima REENCARNACIÓN, el tiempo y la forma de la REENCARNACIÓN varían según el individuo y los impulsos generados en las vidas anteriores, el intervalo existente entre estas vidas, el YO espiritual e in manifestado absorbe del alma personal y manifestada el afecto espiritual de la vida trascurrida en la Tierra, proceso de absorción que requiere días, años, siglos o milenios, depende de la intensidad de las aspiraciones mundanas que arrastraron al espíritu a la Tierra, y que impiden que se libere y entre en la pura vida del espíritu.

Pero el tiempo no existe para el espíritu desencarnado, del mismo modo que el sueño, la historia de una vida entera se condensa segundos ya sea el intervalo corto o largo, es preciso que se asimile todo el exceso espiritual de la última vida plasmándolo en forma que se manifieste en vidas venideras.

Los casos de conciencia eterna, indican que en cada vida en la Tierra aparecen algunas de las marcadas diferencias establecidas en las encarnaciones anteriores, ahora olvidadas por entero y que las tendencias encarnadas en esta vida particular han de contribuir a la redención o a la condenación del individuo a quedar ligado a tales tendencias hasta que se desprenda de ellas.

El primer pensamiento que nos sugiere la idea de la REENCARNACIÓN es que la muerte y los renacimientos nos han de separar de los seres más amados y que cuando pasemos a nuevas fases de actividad, no podremos reconocerlos, de manera que todas las cosas nos parecerán nuevas, los amigos, la cultura y las ocupaciones, pero estamos en un error los inadvertidos hábitos de pensamiento y acción producto del afecto que sentimos hacia ciertas personas, se transforman en corceles indómitos que arrastran en cada encarnación insensiblemente al alma hacia sus compañeros favoritos entre los millares de conocidos hechos en el periodo de una vida, solo unos cuantos son objeto de nuestro amor y su amistad debe continuar como atracción irresistible en la vida próxima.

ORFEO no pudo dejar de reconocer a EURIDICE, en el mundo espiritual, en esta existencia espiritual que el cielo y el purgatorio o el infierno de la anterior andamos entre formas no familiares tomándolas a veces equivocadamente por amigos, hasta que tropezamos repentinamente con una persona que nos despierta un amor tan intenso, que todas las demás se olvidan, esta fusión de los espíritus claman desde playas de amor hace mucho tiempo distantes, y su poderío desconocido ahora, aviva una unión más potente que la que produciría una unión interrumpida.

La explicación más racional de los amores intensos es que son repeticiones de afectos engendrados en vidas pasadas, los afectos intensos nos producen la sensación de que son amores con los que hace mucho tiempo que estamos familiarizados a pesar de la ausencia de recuerdos que vengan a confirmar esa sensación, el cariño existente entre parientes podría deberse a finalidades ancestrales que unieron a los mismos individuos para formar numerosas combinaciones como vemos en un calidoscopio giratorio.


RELACIONADOS

«La muerte realmente no existe»