La paciencia espiritual

La clave de todo esto está en escuchar la conversación interior simplemente, como si escucharas hablar a dos personas, pero te mantuvieras aparte.

JBN LIE

El diálogo interno

De las 24 horas del día, necesitas estar en silencio durante una hora más o menos, cuando sea conveniente. El diálogo interior seguirá, pero no hagas parte de él.

Escuchar sin involucrarse

La clave de todo esto está en escuchar la conversación interior simplemente, como si escucharas hablar a dos personas, pero te mantuvieras aparte. No te involucres, simplemente escucha lo que una parte de la mente le dice a la otra. Sea lo que sea, déjalo venir; no intentes reprimirlo. Sé solamente un testigo.

Caballos salvajes

Un montón de basura que has acumulado durante años saldrá a la luz. La mente nunca ha tenido la libertad de tirar esta basura.

Si se le da la oportunidad, la mente corre como un caballo que ha roto las riendas. Déjalo correr. Tú siéntate y observa. Observar, observar simplemente, es el arte de la paciencia. Tú querrás conducir el caballo, dirigirlo en uno u otro sentido, porque éste es un viejo hábito. Tendrás que tener paciencia para romper este hábito.

Donde quiera que vaya la mente, observa únicamente. No trates de forzar una orden, ya que una palabra da lugar a otra y a otra, y a mil más, porque todas las cosas están conectadas.

¡Que hable tu mente!

Si es posible y te conviene, expresa tus pensamientos en voz alta, de manera que tú también los puedas escuchar, porque en el interior de la mente los pensamientos son muy sutiles y existe el temor de que puede que no seas muy consciente de ellos. Exprésalos en voz alta, y permanece muy alerta y atento a fin de mantenerte bien separado de ellos. Decide expresar lo que te llegue a la mente, pero permanece absolutamente imparcial y neutral.

Es absolutamente necesario vaciar la mente con paciencia durante seis meses, porque durante toda tu larga vida no has hecho más que cargarla de pensamientos. Si persistes con paciencia y diligencia, solo seis meses serán suficientes; de otra manera te puede llevar seis años, ¡o seis vidas! Todo depende de ti y de qué tan sinceramente trabajes en este método con todo tu corazón.

Gradualmente, ligeramente,
empezarás a escuchar las pisadas del silencio,
y a experimentar el arte de escuchar.