La iluminación espiritual

Los enemigos del libre pensar

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Los enemigos del libre pensar; Patrocinio Navarro

¿SOMOS LIBRES DE PENSAR?

Casi todos creemos que pensamos libremente cuando estamos a solas con nosotros mismos.

Si alguien pone en cuestión esta nuestra percepción, que no espere verse recompensado con una sonrisa asertiva o un agradecimiento. Eso mismo puede suceder si alguno de los lectores de esta reflexión siente cuestionada su libertad de pensar. Pues ¿acaso no somos dueños de nuestra mente? ¿Quien puede dudar de semejante capacidad? Ay, paciente lector o lectora, invisibles amigos que os asomáis a esta pagina: el que esto escribe ¿se atreverá a poner en duda vuestro libre pensar?

Enemigos del pensamiento libre

Existen al menos cuatro fuerzas, cuatro energías de distinto calado y procedencia que intentan oponerse bajo distintas apariencias a nuestro libre albedrío. Algunas no se tienen en cuenta, y de otras no se suele hablar siquiera.

Comenzaremos por las que se hallan en nuestro interior, las que proceden de nuestra propia mente. Aquí se encuentra nuestro ego, con sus propios programas que nos invitan a vivir hacia abajo, hacia lo inferior, hacia el mundo de las sensaciones y pensamientos relacionados con nuestro cuerpo: sensualidad, placeres, y todo el mundo de las bajas pasiones que tanto da de sí para la literatura, el cine y los psicólogos y que en diferentes escalas y niveles de intensidad nos perturba el juicio y limita nuestra capacidad de pensar con claridad cuando andamos alterados por nuestro mundo de deseos. De esto todos tenemos experiencias, y da lugar a que aparezcan toda clase de industrias, negocios y sujetos que viven de nuestras debilidades y hasta empujan a que las tengamos para su propio provecho, contribuyendo así a agrandar nuestras miserias mientras ellos se enriquecen con ellas.

El segundo frente de combate puede estar en las personas que nos rodean en todas partes, a no ser que estas estén tan libres del propio ego que no nos juzguen, no busquen dominarnos, no intenten imponernos su modo de ver las cosas y tengan una actitud amable y respetuosa. Condiciones estas que pocos cumplen y que en una u otra medida influyen en nuestras ideas y comportamientos. Hasta los vecinos y el famoso qué dirán pueden ser elementos con los que tener que enfrentarse para liberarnos de su presión.

El tercer frente de combate son los medios de comunicación. Como estos tienen un gran poder como generadores de ideas y conductas, los trataré con más detalle.

El mundo es enorme, las gentes, múltiples. Podemos imaginar que estamos en una sala con numerosas ventanas desde las que podemos observar infinidad de lugares y gentes del mundo y una infinidad de asuntos variados que acontecen allí; asuntos que pueden ser mirados desde muchas ventanas, de muchas maneras y con diferentes perspectivas. Parece razonable que uno pudiera elegir la ventana dónde mirar. Pero no sucede así. ¿Qué lo impide?

El ojo en la ventana única

Por ejemplo, buscamos información sobre los sucesos del día y encendemos el televisor para ver el noticiario. Aunque cambie de cadena una y otra vez se encontrará con las mismas historias, las misma personas y acontecimientos. Parece que estamos obligados a mirar lo mismo en todas esas ventanas del televisor. Así que si andaba esperando encontrar algo diferente, se sentirá frustrado. Alguien en la sombra se ha encargado de seleccionar aquello que usted debe ver y saber cada día. Una gran central anónima nutre de las mismas noticias a los medios de comunicación. Los grandes titulares de los diarios y de las grandes cadenas se nutren de ese gran almacén de distribución. Tal vez usted, lector imparcial, se haya preguntado alguna vez el por qué de esta sincronía, que lleva hasta el hecho demencial de encontrarse con la misma noticia, a la misma hora en todas las grandes cadenas. ¿No es motivo de inquietud tal fenómeno? ¿Por qué todos esos medios deciden de común acuerdo que eso que exhiben es lo importante y lo que debemos conocer? ¿Qué clase de intereses esconde esta complicidad cotidiana que soportamos sin que apenas nadie se queje y proteste por ello?

Es fácil pensar que tiene que haber alguna oculta motivación para que todos los habitantes de esta sociedad globalizada por los mercachifles y sus mercenarios dirijamos el foco de nuestra atención en la dirección que se nos propone. Estos poderosos y ricos dirigentes del mundo disponen de innumerables tentáculos y siervos de la pluma y la imagen para filtrarse en todas partes, y contarnos aquello que debemos saber. Puede ser verdad o puede ser falso. Eso importa poco. La industria de las noticias falsas está a la orden del día. Pero falso o no, de lo que se trata es de presentar algo al gusto del presentador para que este consiga su propósito, que no es otro que vendernos la clase de cosas que debemos aceptar y que favorece sus intereses de poder, sus intereses económicos, sus intereses egocéntricos, en una palabra. Pero esos intereses, ¿eran antes los nuestros, o hemos sido condicionados y teledirigidos hasta el punto de caer en la trampa y pensarlos como propios?

Controladores interesados de la información

Cualquier amante de la libertad, y en especial una persona espiritualmente activa, reconoce el valor legítimo de la verdad y del libre albedrío. Cualquiera, a no ser que posea mucho dinero y un medio de comunicación. En Francia, diez multimillonarios se reparten el control de todas las cadenas de diarios y cadenas de tv. Y en España, según el digital Público, cuatro Consejos de Administración controlan el 80% del mercado audiovisual. ¿Podemos esperar que estén de nuestra parte, y que cuenten las cosas que necesitamos saber para nuestro beneficio? ¿O todo lo que podemos esperar es exactamente lo que se nos cuenta para que todos pensemos lo que debemos pensar y no otra cosa mientras hacen buenos negocios a costa nuestra? Se nos induce por todos los medios, sean cuales sean, a un modo de pensar conservador, conformista y pasivo. Se nos sugiere que todo lo que se sale de eso que convienen en definir como políticamente correcto sea visto como algo negativo o peligroso. Se nos intenta convencer de que la política y la economía tal como la entienden los ricos es lo fundamental a la hora de informarnos. No solo eso: son grandes escaparates donde se exhiben las mercancías y las personas que deben servirnos como referencia a la hora de comprar o de imitar. Por las ventanas de nuestros televisores se nos invita a no pensar, a distraernos con cosas que nada tienen que ver con nosotros y que nos atrapan la mente en una especie de secuestro temporal mientras eso dura y aún después.

Ricos y embaucadores

No hay un solo noticiario, por poner un ejemplo, donde no aparezcan engreídos políticos, contumaces actores mentirosos sonriendo ante las cámaras, en pugna por ocupar los más altos sillones de siervos de los ricos. Toda su labor consiste entre tanto en buscar el modo de atraernos como una planta carnívora a los ingenuos insectos, pero en lugar de usar sutiles perfumes o colores exhiben sutiles mensajes dirigidos unos a controlar nuestras emociones y otros a atrapar nuestro voto. El caso es conseguir votantes a los que controlar una vez conseguido el poder. Y aunque todos dicen aceptar la democracia, han encontrado en ella el mejor sistema para engatusar a la gente haciendo creer que aman derechos que desprecian, como los derechos humanos. Porque es preciso hablar claro: el mundo y sus riquezas pertenecen a poco más del 1 por ciento, y todo ese absurdo privilegio conseguido a sangre y fuego, a base de engaños, violencia sistémica, astucias y de hacernos creer realidades que no existen, han llegado a condicionar las mentes hasta hacer pensar a miles de millones que todo eso es normal. ¿Lo es? Que todo eso es irremediable. ¿Lo es? Para muchos, desde luego. Su pensamiento ha sido secuestrado por el modo de pensar dominante por el que ha sido educado en la escuela, en su familia y por los medios. De otro modo no podría explicarse que el pensamiento conservador ultra conservador prevalezca entre los pobres, los desheredados y los trabajadores; entre las mujeres y entre cientos de millones de jóvenes aunque no tengan donde caerse muertos. De no ser porque millones miran desde la misma ventana no podría ser explicado hoy en día el auge del neo fascismo a nivel mundial, que no es otra cosa que la cara real de los ricos que han dejado a un lado la máscara porque se sienten seguros. Se sienten seguros porque su modo de pensar ha calado al fin en amplias capas de la población sin distinción de clases sociales. Sus grandes aliados en los medios de comunicación con su eficacia a la hora de desacreditar, ignorar, ningunear, o calumniar a quienes pensamos de otro modo, junto a leyes restrictivas de la libertad de pensar y manifestarse, han tenido éxito.

Influencias invisibles

No podía dejar al margen un grupo de presión de invisible presencia pero de resultados efectivos en el control mental y emocional, vía telepática, de millones de nosotros.

En el universo todo es energía con sus correspondientes frecuencias. Las personas de baja catadura moral, que tanto abundan aunque ocupen altos cargos en parlamentos, palacios o catedrales, emiten energías mentales y espirituales de baja frecuencia que encentran en el universo invisible su correspondiente conexión, pues es ley que lo semejante atrae a lo semejante. Esto posibilita que seres desencarnados, almas próximas a la Tierra, entren en contacto con individuos de energía negativa, que son las de baja frecuencia, que les controlan la mente y les empujen a realizar acciones de naturaleza demoníaca, encaminadas a dañar, a destruir, a hacer el mal en general. No hay más que asomarse a un telediario para saber quiénes son los principales protagonistas de todos esos males en este mundo.

En el lado opuesto se hallan personas con alta vibración energética, cuya limpieza espiritual y mental, libre en su mayor parte de negatividad, contribuyen a la creación de una nueva atmósfera espiritual que habrá de liberar un día a este Planeta de los males que le aquejan: injusticias, desorden, atentados contra la naturaleza y el mundo animal, abusos de los poderosos y otras maldades que practican con su doble fuente de aprovisionamiento: la visible y la invisible.

Y en estas estamos...


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