La iluminación espiritual

La no violencia interna es la paz

LA NO VIOLENCIA INTERNA

La no violencia comienza contigo mismo.

No hay otro momento mejor que éste para experimentar paz, para ser paz. Lo mejor de todo es que no requiere de un gran esfuerzo convertirte en ello; al contrario, solo es necesario dejar de tratar, y darte cuenta que muchos de los hábitos aprendidos están dirigidos a creer que la vida y las relaciones humanas son complicadas, y que se requiere mucho esfuerzo para que las cosas cambien y pueda haber calma en el mundo.

Esto está muy bien, sin embargo no te das cuenta que la violencia que ves fuera de ti es solo un reflejo de lo que está sucediendo adentro, con toda la violencia interna que está presente a diario, y que es tan cotidiana que ni te das cuenta de ella.

Un simple pensamiento de culpa, recriminación, juicio o queja, desencadena pensamientos que a su vez generan otros pensamientos, y cuando te das cuenta, has pasado todo el día recreando tales eventos. Así terminas por darles tanta importancia que crees que son reales, vitales y decisivos. Luego te juntas con otras personas y comienzas a comentar la inmensa angustia que sientes y lo terrible que son tus problemas. Comienzas a competir con tus allegados para demostrar que tu situación SÍ es de verdad dramática y que nadie está pasando por algo tan desesperanzador como tú.

El otro extremo de esta auto violencia hacia ti mismo es quedarte callado. Ver desde la barrera cómo pasan tus días y no expresar lo que hay allí porque refuerzas un continuo pensamiento que te dice: para qué hacer tal o cual cosa si todo va a seguir igual. Así te vas quedando en una queja silente y corrosiva. No le pones límites a los otros, pero además, te estás irrespetando a ti mismo al no atreverte a comunicar lo que sientes, quieres, esperas.

¿Qué pasa si te digo que estos pensamientos NO son verdaderos? ¿Qué pasa si te digo que ni siquiera te pertenecen? ¿Qué pasa si te digo que puedes elegir encontrarte con un espacio interior que es PAZ? Este espacio subyace dentro de ti, más allá de toda confusión, caos y duda. Siempre está allí, es permanente y es pleno.

Mi intención no es que me creas de buenas a primeras. Solo permítete la pregunta de cuántas veces has experimentado paz dentro de ti… Y observa y deja que vengan los recuerdos. Quizás algunas ocasiones estén relacionadas a momentos, a lugares en los que estuviste, a encuentros con otras personas. No importa qué tan fugaces hayan sido, solo haz memoria. Verás que nadie te recreó ese momento, simplemente la sensación de paz surgió dentro de ti, tal y como siempre ocurre, porque no necesitas que algo externo suceda para que experimentes serenidad.

Al contrario. Cada vez que a voluntad te pones en contacto con esa energía interna, con tu esencia, la vas convirtiendo en un hábito. Así eres capaz de ver cómo substituye otros que solo te producen desasosiego, frustración y más violencia interna. Puedes hacer una gran lista de aspectos que tiendes a criticar o recriminarte, que quizás te generen sentimientos de culpa o arrepentimiento. ¿Será posible cambiar los hechos, tu actitud, esos hábitos que repruebas?. Quizás no… Pero estoy segura que puedes comenzar por cambiar la forma como te relacionas contigo mismo y sustituir esta violencia por gentileza.

  • Primer ejercicio, si decides hacerlo: abraza quien eres, aprende de tus decisiones y a observar tus acciones.
  • Segundo ejercicio: sé claro contigo mismo y ubica tus detonadores de esa violencia interna para que comiences a observarlos, solo observarlos; luego, piensa dónde está el aprendizaje para ti y qué puedes hacer.

Sólo hazlo con gentileza. ¡Atrévete!

LA FELICIDAD ES TU DECISIÓN

Si no peleas con tus pensamientos experimentas paz y felicidad.

La felicidad no es algo ya hecho. Se trata de tus propias acciones. Dalai Lama

A menudo veo cómo la gente cercana, en la calle, en mi consulta, habla de su desánimo, de no tener ganas de hacer nada, de estar cansados. Se sienten angustiados o tristes, dicen que no tienen las riendas de sus vidas porque están detenidos por el miedo. Entonces escucho a otros tantos comentando que tienes que combatir tus miedos y quizás esto le funcione a algunos, pero definitivamente no a todos. La sola idea de combatir esta violencia interna con más violencia quizás sea una nueva razón para incrementar la parálisis o la sensación de ella.

Qué tal si encuentras una forma de no combatirlo o más bien, aprender a observarlo, identificándolo cada vez que aparece, en qué situaciones se hace presente y de una forma muy gentil aprendes a respirar en su presencia de una manera natural y simple. Finalmente, no te detienes frente a ése miedo sino que el mismo ritmo de tu respiración se convierte en fluidez, en valentía, en energía que te calma y hace que aún en su presencia puedas tomar las decisiones que sabes están allí desde hace tiempo, que evades, que pospones y no te atreves a asumir.

Es posible ir a través del miedo. Cada vez que lo observas comienza a atenuarse. Es como cuando meditas. Al principio quizás pareciera que hay más pensamientos, más sensaciones físicas, pero solo es el resultado de que te estás separando del caos de tu mente porque te detienes y observas lo que realmente sucede. Por otra parte, tu sistema nervioso comienza a desestresarse; estás observando con atención plena y aprendiendo a llevar tu enfoque al silencio, descubriendo que siempre ha estado allí, estás haciendo el hábito de identificarlo, respirarlo, hacerlo tuyo… Entonces, al descubrir esa maravillosa experiencia incluso con todos esos pensamientos, sin pelearte con ellos, pareciera que van desapareciendo o que el volumen de esa voz tortuosa en tu cabeza disminuye y experimentas paz.

Con el miedo sucede igual. La forma como te relacionas con el silencio es la misma forma como te relacionas contigo mismo y con los demás. Son patrones de conducta que aprendemos pero que podemos cambiar. Una vez que lo ves de frente parece que es aún más grande, más inhóspito que antes, pero con total gentileza hacia ti puedes aceptar que es solo otra oportunidad en tu vida para que tú puedas trascenderlo y reafirmar aquello que realmente deseas, sin importar que se llame, paz, abundancia, amor, felicidad o plenitud.

Eso es ser gentil. Eso, es lo único que se requiere para comenzar con el hábito de ser totalmente claro contigo, con los otros. Los estudios científicos varían en la determinación del tiempo que se requiere para crear un hábito: 21 días, 40, 3 meses. Sin importar el tiempo, lo que realmente es destacable es que para crearlo necesitamos voluntad férrea, claridad total acerca de qué es lo que te motiva a ir por él, es decir: cuál es tu deseo, y comenzar. Entonces por un lado tienes el miedo y por otro, ése deseo inmenso que te llena, te inspira, que anhelas para ti, ahora.

Tienes que tener el coraje de escuchar tu corazón y ver con total y absoluta claridad quién eres en realidad, qué deseas justo en este momento, para ti, para nadie más. Este juego maravilloso que es la vida se trata de ti, tu bienestar, de tu pasión en acción, sirviendo a tus propósitos más elevados, a tu propia paz. Convertir ése deseo en simple inspiración cotidiana y en pequeñas acciones te mueven del miedo a la felicidad de forma constante, de la frustración al bienestar de forma amorosa. Son solo hábitos nuevos, pero tú puedes crearlos, solo tienes que estar plenamente enfocado desde tu corazón.

Entonces te pregunto nuevamente, ¿qué es eso que más deseas en este momento de tu vida aún a pesar del temor que pueda haber…? No importa si es la cosita más pequeña del mundo o si es un abstracto, como amor, calma o bondad. Quizás no es la decisión más cómoda porque requiere de todo tu enfoque y de tu implacable voluntad que veas a través de tus miedos escuchando con total claridad ésa voz profunda que viene desde tu corazón, tu intuición, el Silencio.

¿QUÉ ESTÁS ESPERANDO?

Vale tu vida el emprender las acciones de tu propia felicidad.

Acciones para tu felicidad… Observar y trascender tus miedos...

  • Cada vez que sientas que ésa sensación de miedo viene, respira conscientemente, pausado, lento, profundo.
  • Pon toda tu atención en el ritmo de tu respiración y observa las sensaciones físicas, los pensamientos, observa
  • Puedes hacerlo con tus ojos cerrados o abiertos.
  • Practica todas las mañanas, tardes y/o noches, entre 10 y 20 minutos.
  • Mientras observas, mantente atento, sabrás que desde el silencio que se asoma están las verdaderas respuestas, todas las certezas de tu corazón.