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Anécdotas de Gabriel García Márquez

GABRIEL GARCIA MARQUEZ

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Algunas anécdotas de Gabriel García Márquez

Dicen que un clásico es aquel autor que logra tener vigencia y sentido para lectores de muchas culturas y de muchas edades distintas. Por eso tarda en saberse cuando alguien es un clásico, pues no solo tiene que cautivar a gentes de muchas tradiciones culturales, sino de muchos siglos.

Como todo ser humano, Gabriel García Márquez, vino a ser una persona agridulce a veces, jocoso en otras, pero siempre, por encima de todo se destacó como un amante sin reproches de la sencillez y de la imaginación literaria.

La biografía del Gabo está repleta de anécdotas y curiosidades, y la enemistad con el también Premio Nobel Vargas Llosa es una de ellas. Íntimos durante muchos años, la ruptura vino tras un inesperado puñetazo del escritor peruano al rostro del autor colombiano. El motivo de la disputa entra en el territorio de un realismo, esta vez, nada mágico.

Se estrenaba en Méjico 'La Odisea de los Andes'. La película narraba una tragedia aérea real. Cuando García Márquez quiso saludar a su amigo Mario en el cine, se produjo otro drama, también real. Un puñetazo de Vargas Llosa noqueaba a 'Gabo'.

Era Febrero de 1976. El herido quiso que el fotógrafo Rodrigo Moya dejara constancia de la agresión. Su ojo amoratado encarnaba el epílogo de una famosa amistad.

Los dos escritores se habían conocido nueve años antes en Venezuela. En Paris y Barcelona, intimaron. Viviendo codo con codo. Compartiendo alegrías, penas y admiración mutua. Todo se acabó con un gancho de derecha que derivó en leyendas y especulaciones sobre el motivo de la disputa.

Unas mencionan la intromisión de García Márquez en desavenencias conyugalesde Vargas Llosa, y otras señalan las insalvables diferencias ideológicas entre ambos.

Ellos jamás desvelaron el misterio. Su pacto de caballeros se limitaba a reconocerse mutua y privadamente, como dos genios de la literatura. (Antonio Amaro | Madrid | Actualizado el 18/04/2014 a las 20:20 horas )

Elvia Vizcaíno comparte una anécdota familiar de la visita de García Márquez al pueblo en 1983, después de que ganó el Nobel el año anterior.

Mi esposo, que era más conocido como El Mono Todaro, con unos tragos encima, se acercó a Gabo a pedirle una botella de ron. No lo dejó tranquilo durante los actos, lo persiguió por todos lados hasta que Gabo le pidió un papel para hacerle un vale, relató Vizcaíno.

Vale por 10 botellas de ron para El Mono Todaro, dice la nota firmada por García Márquez, que hoy atesora la viuda. Lo mejor es que cuando mi marido cayó en cuenta de que no sabía dónde cobrar el vale, le preguntó a Gabo y él le dijo: ‘¡En Estocolmo!’, contó Vizcaíno entre carcajadas, recordando al Nobel a su manera, con uno de esos tantos cuentos que se esconden tras las puertas de latón de las humildes casas de Aracataca.

FOTO POR AUTÓGRAFO

El caso más insólito fue en Nueva York, cuando con un grupo de amigos salió a la puerta de su hotel y se les ocurrió tomarse una foto. A la primera persona que acertó a pasar le pidieron el favor de tomarles la foto. Resultó ser una joven estudiante norteamericana que iba apresurada y cargando una mochila.

Ella aceptó, sin dejar de manifestar que estaba muy precisada. Al momento de enfocar al grupo identificó a García Márquez y le dijo: ¿Usted es Gabriel García Márquez? Al contestarle afirmativamente, la muchacha de inmediato puso una condición para hacer el favor: Yo les tomo la foto y usted me firma el ejemplar de Cien años de soledad que llevo en mi mochila.

Primer libro utilizando una computadora

Gabo ingresó, no sin cierto temor, en el mundo de las computadoras, dejando su vieja máquina de escribir, cuyo tecleo al principio echaba mucho de menos. El primer libro que escribió utilizando una computadora fue El amor en tiempos del cólera , quizás la primera novela que en América Latina se redactó totalmente en computadora. Gabo confesó que una vez publicadas sus obras nunca más volvía a leerlas, pues ya otras estaban dándole vueltas en la cabeza. En un par de meses —dijo— esperaba concluir su última novela, cuyo tema sería un sonado caso de secuestro que tuvo lugar en Colombia. Y dos novelas más, al menos, lo estaban persiguiendo.


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