LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
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La publicidad es una fábrica de sueños, de inventos maravillosos, que nosotros creamos en nuestro interior y que ella materializa en el exterior.
La publicidad es una sarta permanente de promesas y juramentos al consumidor.
La publicidad manda consumir y la economía lo prohíbe.
El periódico es hijo de la publicidad y ella lo devora: es un lenguaje que se usa y, al usarse, se gasta hasta que termina en el cesto de la basura.
¿Qué paciente puede confiar en el conocimiento de un médico sin reputación o mobiliario, en un período en que la publicidad es todopoderosa y cuando el gobierno pinta de dorado las farolas en la Plaza de la Concordia para deslumbrar a los pobres?
La buena publicidad es preferible a la mala publicidad. Pero viendo desde otra perspectiva, la mala publicidad es mejor que la ausencia de publicidad. En resumen, la controversia vende.
¿Sabía usted? que la Coca Cola originalmente era verde [¿no es que el traje de Santa Klaus (o Papá Nöel) era verde y lo transformaron a rojo por una publicidad de Coca Cola?]
La televisión es maravillosa. No sólo nos produce dolor de cabeza, sino que además en su publicidad encontramos las pastillas que nos aliviarán.
La televisión es maravillosa. No sólo nos produce dolor de cabeza, sino que además en su publicidad encontramos las pastillas que nos aliviarán.
Se necesita algo más que capital para comenzar un negocio. Necesitas el grado PID para salir del paso publicidad, iniciativa y dinamismo.
El cincuenta por ciento de la publicidad es completamente inútil: la cuestión es saber cuál es ese cincuenta por ciento.
La publicidad se ha encargado de alimentar un consumismo desenfrenado.
¿Sabía usted? Que la mayoría de la publicidad el 70% es falsa.