La iluminación espiritual

En defensa del cristianismo originario

CRISTIANISMO ORIGINARIO

Como es obvio, Cristo no necesita defensores, pero al menos sí personas que pongan negro sobre blanco Sus verdaderas enseñanzas y las divulguen, como hacen los cristianos originarios alemanes -sin ánimo alguno de polémica ni de catequizar a nadie- y contrastarlas con las mentiras que se inventan quienes pretenden vivir el altar sin dar palo al agua, como se dice. Y cada uno piense lo que quiera, y el que tenga ojos para mirar, que observe. Cristo no necesita que nadie Le defienda, pero la Iglesia precisa de los mejores abogados para defender sus mentiras.

Creo que todo el mundo tiene derecho a llamarse y pensar como quiera. Lo que no es justo es que uno se ampare en un pensamiento ajeno digno de respeto, pretenda ser su representante y lo explote a su conveniencia hasta conseguir desfigurarlo ante la opinión mundial. Este ha sido el proceso de la iglesia desde el cristianismo hasta el catolicismo. Se cuelga el título, pero detrás solo hay cosas que esconder. Así que un católico tiene todo el derecho a llamarse así, pero a lo que no tiene derecho es a llamarse cristiano, porque eso ya es otra cosa. Lo mismo podríamos decir de protestantes, ortodoxos y otras iglesias que se llaman cristianas. Como es natural no pretendo convencer a los ateos para que dejen de serlo, ni a los católicos a que apostaten, pero sí pretendo dar a señalar tan solo algunos aspectos relevantes del cristianismo que fue y que la Iglesia se encargó siempre de impedir.

El mundo en que vivimos ni es un mundo civilizado ni el resultado de la proyección colectiva de una conciencia espiritual mayoritaria suficientemente evolucionada, aunque ambos aspectos son negados, claro está, por los representantes oficiales de la civilización y de la espiritualidad, degeneradas ambas en instituciones, laicas o religiosas, con diversas nomenclaturas. Las más destacadas de las instituciones que se erigen como representantes de la civilización y pretenden ser, por tanto, civilizadoras, son los estados que -como mucho- se llaman democráticos, pero no lo son más que de fachada, aun que últimamente hasta las fachadas se desmoronan y dejan ver lo que realmente son. De estos y de sus tropelías he escrito más de una página, así que hoy me dedicaré a las de las instituciones religiosas, y en particular a cómo el cristianismo, que representa el punto de evolución más alto del pensamiento espiritual y social de la humanidad ha sido convertido por la Iglesia, tanto la católica como la protestante, en algo capaz de producir enormes cantidades de desengañados, ateos, escépticos, y otras formas de negación, no solo de la institución Iglesia, lo cual es psicológica y mentalmente bien saludable, sino del cristianismo real y de la propia imagen de Cristo, lo cual es otro asunto diferente.

Explicar todo esto es una tarea que no puede abordarse en el limitado espacio de un artículo, como puede comprenderse, pero al menos es posible sacar al descubierto lo que es el verdadero cristianismo del que la Iglesia no quiere saber nada y sigue persiguiendo hoy, como siempre hizo con todos sus brotes: cátaros, bogomilos, y otros llamados herejes.…

Si el Vaticano no tuviese un calculado Alzheimer histórico debería recordar ante al mundo que la Iglesia nació como una rama desgajada del cristianismo que Jesús de Nazaret predicó,- secta, por tanto, del cristianismo- convirtiéndose en una organización que Jesús ni siquiera fundó y que ha sido capaz durante casi dos milenios de poder sectario trasmitir al mundo, con sus acciones, sus omisiones y sus enseñanzas acomodaticias, una imagen falsa del cristianismo. Lo peor es que esta imagen ha tenido consecuencias negativas muy graves para millones de personas y para la propia historia de la humanidad.

CRÓNICA DE UNA IMPOSTURA

Destacan en el (mal) llamado occidente cristiano las dos versiones degeneradas del cristianismo más extendidas: la católica y la protestante luterana. Ambas Iglesias ni practican lo que predican ni aceptan seguir las enseñanzas de Jesús el Cristo de Quien dicen no solo ser continuadores, sino hasta representantes oficiales, como es el caso del Papa. Pero consideran utópico a Jesús el Cristo por Su Sermón de la Montaña, y reniegan de las enseñanzas cristiano-originarias sobre la reencarnación, el pacifismo y el vegetarianismo, entre otras. En su lugar decidieron apoyarse en el poder del César primero para compartir luego con él a lo largo de los siglos poder, violencia y riquezas. Con estos planteamientos mundanos han ido manteniendo a la humanidad en la ignorancia espiritual, el miedo, la sumisión y la superstición, olvidados estos césares religiosos de Aquel a quien dicen seguir. De haberlo hecho, el rumbo espiritual del mundo hubiera sido bien diferente y habría costado mucho más llegar a donde estamos, si es que esto hubiera sido posible.

¿QUÉ ES EL CRISTIANISMO ORIGINARIO?

El cristianismo originario no es una nueva religión, ni una nueva iglesia ni una secta religiosa escindida de o inventada por. No es más que un cuerpo multidisciplinar de las enseñanzas transmitidas por Jesús de Nazaret. Estas enseñanzas fueron desde siempre tergiversadas, amputadas, ignoradas y paganizadas, lo cual derivó en ignorancia, superstición, y ritos y ceremonias paganas derivadas del culto egipcio al Sol, del culto a Mitra, y de otras corrientes, totalmente opuestas a la corriente de Cristo, que, por cierto, no fundó ninguna Iglesia, ni creó una casta sacerdotal, ni predicó el culto ceremonial, ni creó iglesias ni conventos, ni mucho menos una jerarquía de poder teocrático. El habló de Igualdad, Libertad, Fraternidad, Unidad y Justicia, de cumplir los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña como forma de superar lo demasiado humano, lo humano inferior. ¿Y qué es lo humano inferior, sino todo ese cúmulo de defectos que nos impiden el desarrollo personal y la felicidad colectiva finalmente? Lo humano inferior envidia, ambiciona, mata, apresa y violenta de mil maneras. Tiene en su punto de mira el atar, separar, dominar. El resultado es el mundo en que vivimos, abocado a un desastre de no cambiar estos puntos de vista de los que el cristianismo nos da pautas para poderlo superar, Pues es bien sabido que quien se cambia a sí mismo modifica también su entorno no solo físicamente, sino que a la vez proyecta una energía que empuja a la transformación positiva del conjunto de la humanidad, pues todo es energía. Por decirlo gráficamente, vivimos inmersos en un océano de energía de diferentes frecuencias vibratorias con las que cada uno sintoniza según su propia frecuencia de emisiones. Y dentro de esa frecuencia –que depende del contenido real, ético, de nuestros pensamientos- damos y recibimos de la gran red universal de energía impulsos y ondas de pensamiento que capta nuestro cerebro como una radio capta las frecuencias de las emisoras cuando movemos el dial.

LOS PRIMEROS CRISTIANOS ERAN IGUALITARIOS

¿Qué decir de lo que hubiera podido suceder de haber triunfado las ideas sociales del cristianismo originario? Los primeros cristianos formaron, a pesar de la sociedad esclavista romana, comunidades donde se compartían los bienes, no existían escalas sociales, ni jerarquías de poder, y se vivía la igualdad entre hombres y mujeres. Los primeros cristianos eran pacifistas y respetaban la vida- para desesperación de las autoridades imperiales - no matando ni consumiendo animales y negándose a servir en las legiones romanas, aun siendo esto penado con la muerte. A estas actitudes se añadían su rechazo a la esclavitud desde la conciencia de la fraternidad y la igualdad entre todos los hombres, y con ello, el rechazo a las jerarquías de poder personal. Con estos presupuestos puede entenderse lo indigestos que resultaban para el estómago imperial estas comunidades que iban creciendo exponencialmente por todos lados y cuyos principios eran diametralmente opuestos a los de los césares y patricios romanos. ¿Tiene este cristianismo algo que ver con lo que luego llegó a ser el catolicismo?

Tras ir degenerando hasta llegar a convertirse en el brazo religioso del César, acabaron los cristianos por ir a la guerra, aceptar la esclavitud y las jerarquías, comer carne y discriminar a la mujer. Este es la primera y triste claudicación de un movimiento revolucionario sin igual en toda la historia a la tentación del poder y la riqueza. Y lo vergonzoso de esta claudicación, su vileza mayor, fue que todos sus retrocesos hacia el paganismo y lo mundano se intentaban justificar doctrinalmente por las jerarquías católicas. Así es como surgió la Biblia que nos es conocida y así es como fue posible mediante enseñanzas tergiversadas, o mediante la represión, la persecución y el exterminio de los llamados herejes, la definitiva metamorfosis de las enseñanzas de Jesús de Nazaret hasta llegar a ser la religión oficial del imperio romano primero y de la llamada "cristiandad" occidental posteriormente.

CAZA DE BRUJAS EN ALEMANIA

El modo de ver el mundo de los cristianos originarios traspasa la historia como un desafío permanente para las clases dominantes de todas las épocas, y lo mismo para las jerarquías religiosas católicas que todavía siguen actuando como aliados de los poderosos de este mundo y formando parte de sus maquinaciones, pero de espaldas a lo que dicen ser: cristianos.

Todavía hoy en la supuestamente democrática y tolerante Alemania, los cristianos que intentan vivir según las enseñanzas del Sermón de la Montaña y los Diez Mandamientos son boicoteados en sus manifestaciones públicas, difamados por los medios de comunicación conservadores que presionan a los políticos del Estado alemán unidos a la jerarquía católica y protestante con el objeto de impedir sus avances vanguardistas en educación, salud, comercios y talleres artesanos que ponen en evidencia las mentiras del clero y muestran que el cristianismo es otra cosa cuando el jardinero o el personal de limpieza no tienen mayor categoría social ni mayor sueldo que el médico o el especialista en informática, y encima funcionan y son rentables las empresas en las que trabajan con el criterio uno para todos, todos para Cristo.

De modo que veinte siglos después, el César sigue sin poder digerir al cristianismo, pero a todo esto han hecho mucho daño moral a la gente de buena voluntad que ha llegado a identificar cristiano con católico o luterano protestante, y hasta se hicieron ateos de ese falso dios de Iglesia y su retahíla de santos, ritos, enseñanzas sui generis y ceremonias que nada tiene que ver con el Dios de Cristo ni con Sus enseñanzas.