La iluminación espiritual

Los derechos de los animales

PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Los derechos de los animales; Patrocinio Navarro

LA ENERGÍA DEL SUFRIMIENTO

Acaba de ser noticia la detención de defensores de la libertad animal y de su derecho a la vida. Green Peace, por su parte, también ha sufrido lo suyo por defender a los animales y recientemente aún ha tenido que luchar para evitar la cárcel de su responsable principal en España. Entre tanto ¿quién detiene o multa a los que asesinan animales para provecho industrial o experimentos, promueven asesinatos humanos masivos con las guerras, o nos destrozan el medio ambiente?

Cada vez con mayor frecuencia encontramos actividades y manifestaciones contra la violencia hacia el mundo animal. Ahora el código penal califica como delito en España el maltrato a los animales de compañía. Esos son síntomas de civilización, pero qué limitados. Extrañamente quedan excluidos de protección los toros y todas las especies consideradas animal-alimento, tratadas como simples objetos de diversión o de consumo para satisfacción de humanos. También, por desgracia, quedan excluidos de ser penalizados los cazadores, que matan por perversa diversión.

La muerte de otros es un buen negocio para algunos, y eso sin entrar a analizar las guerras, el gran negocio mundial con la muerte, la actividad más perversa de la especie humana hacia sus semejantes.

Dando un paso más hacia lo repugnante en el mundo de la alimentación cárnica se pretende ahora utilizar la carne de animales clonados. Los inventores de este cruel desaguisado anti natura quieren hacernos creer que mejora a las especies naturales de las que procede, y así piensan vender más cara la carne de estos inocentes animales manipulados genéticamente y cuyos genes alterados interactuarán con los de quien los coma, con sus correspondientes efectos sobre la salud.

Manifestarse contra la alimentación cárnica encuentra, sin embargo, dos poderosos opositores. En primer lugar los consumidores cárnicos que no alcanzan a sentir en su corazón que comerse un animal es comer un cadáver, a la vez que a una criatura inocente que sufre cautiverio y tormentos indecibles mientras vive, cuando lo trasladan, mientras espera su turno para la muerte viendo y sintiendo morir a sus congéneres, y sintiendo el stress de cuando la van a matar. Ese sufrimiento queda impregnado a nivel energético y en cada célula de la carne que se consume. Sufrimiento, por un lado, y cantidades de anabolizantes, antibióticos, tranquilizantes, piensos de origen animal dados a herbívoros (como sucedió con las vacas locas), y vaya usted a saber qué otras sustancias, se ingieren con el cadáver aderezado al gusto de los comensales como si fuese un manjar exquisito.

Con el pescado, pasa parecido. ¿Han visto el estado de los mares? Ahora son inmensas cloacas. Saben que en los océanos se vierten cantidades ingentes de productos tóxicos de todo tipo y van a parar cantidades gigantescas de todo tipo de desechos humanos y basuras, plásticos y muchas cosas más. ¿Saben también que existen en bidones cargados de desechos nucleares de diversa procedencia que con el tiempo se abren haciendo que su contenido entre en contacto con el agua y los animales que luego encontramos en las pescaderías? ¿Y los millones de toneladas de hidrocarburos de petroleros que se hunden?

Nací en un pueblo de España donde se mataban los cerdos en medio de las calles al llegar el invierno. Se colocaban sobre mesas malolientes tras cogerles del cuello con un gancho de acero para vencer su resistencia a subir a esa mesa, cosa que finalmente conseguían entre varios hombres. Sus chillidos eran espeluznantes en la madrugada en todo ese proceso hasta que tras una larga agonía mientras caía su sangre a borbotones sobre un recipiente llegaba aquel tremendo silencio. Los niños temblábamos en nuestras camas. Ahorro seguir contando todo el proceso, pues lo que busco es que comprendan, que se pongan en el lugar de los animales y de sus enormes cantidades de sufrimiento, pues ellos sienten, son conscientes, gimen, lloran, se alegran por nosotros, aman, sienten la pérdida de quienes aman.

Estas experiencias y reflexiones como las anteriores me hicieron cambiar. Ahora soy vegetariano, me siento mucho más fuerte y sano y puedo mirar a los ojos a los animales sin sentir remordimiento, sino amor.

El segundo y temible enemigo de los animales es el mundo de los negocios cárnicos, que mueve ingentes cantidades de dinero. En su conjunto, el mundo de la economía, las finanzas, la tecnología y las investigaciones científicas, aliados entre sí han perdido la noción del límite la de la moral hace ya mucho más tiempo y cada uno a su modo, y en unión de otros semejantes van en caída libre, por lo que antes o después se derrumbará su castillo de naipes y el mundo en que vivimos. No nuestro Planeta, sino lo que no le pertenece y perturba tanto a él como a quienes lo habitamos.

El disparate de la codicia, junto al de la violencia contra el mundo animal no es síntoma de civilización en cualquier caso. Muchos de los que en occidente se llaman cristianos han olvidado que Jesús de Nazaret fue vegetariano, como lo fueron Buda, Confucio, Lao Tse, Sócrates, Tolstoi, Einstein, Gandhi y muchos otros. Todos ellos enseñaron y practicaron el amor, el respeto y derecho a la vida de todos los seres sin distinción alguna.

¿Cuándo escucharemos el grito silencioso del animal muerto que esconde un filete?

Eso será un síntoma muy importante de civilización.
Sobre todo si se acompaña de sentimientos parecidos hacia los seres humanos.


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