Darte cuenta ahora mismo de quien eres
No importa la edad, no somos ni cuerpo ni mente. ¿Quién eres tú ahora? En realidad, no necesitas gurús para darte cuenta ahora mismo de quién eres tú.
SATYAPREM
¿QUIÉN ERES TÚ?
No importa la edad, no somos ni cuerpo ni mente.
Queremos la paz pero no hacemos nada para cambiar las estructuras que regulan las relaciones. El mundo debería ser uno, sin fronteras. Hay riqueza suficiente para que todos vivamos bien. Un mundo sin creencias. No necesitas gurús para darte cuenta ahora mismo de quién eres.
Cuando uno llega a la verdad, ya no es uno mismo, separado de los otros, es el otro, es la verdad ella misma siendo. No hay particular, por eso el temor del ego, la entidad separada, por la verdad.
El conocimiento de uno mismo no está en el tiempo, es una trascendencia. No empieza y no termina. Es el ahora, siempre.
No renuncio a nada, todo es bienvenido. A nada estoy apegado, todo está libre en mí. Y yo no soy quien piensas que soy. Y la vida no es mía, yo soy la vida. Ya no hay, y nunca hubo, distinción entre la vida y lo que soy. Eso pasa con todos, pero piensan que no es así, por eso se aferran a cosas temporales. El gran misterio que todavía no has podido vislumbrar… el misterio fundamental es ¿quién eres tú? después de eso todo se aclara.
No hay gota, todo es Océano.
¿Cuál es su pregunta?
¿Quién eres tú?, en eso se basa todo. Hay que librarse de la idea de que somos lo que pensamos. No somos la mente ni el cuerpo.
¿Qué somos?
Somos consciencia. La conciencia está detrás de todo, detrás del cuerpo y de la mente; no es algo que alcanzar, ya está ahí. Cuando dejas de argumentar conceptos y de dar contenido a lo que no eres aparece el silencio.
¿Sin práctica?
El silencio es notorio cuando simplemente no piensas. El silencio es la muerte de ese que está constantemente buscando respuestas. Despertar es trascender el mono que hay en ti.
No somos el personaje.
Basta ir hacia dentro y responder a la pregunta ¿quién soy? para darte cuenta de que no eres una mujer, de que no sientes tu edad, de que no perteneces a un lugar, ni a un tiempo. Es una experiencia clara.
Y escurridiza.
Porque nos identificamos con la forma, como si fuéramos el cuerpo que habitamos, las ropas que vestimos, los amigos que frecuentamos, el trabajo que hacemos, la casa que tenemos...
Mirar adentro es no saber.
Sí, es mirar a ninguna parte. La conciencia es silencio y vacío. Todo lo que viene a tu mente pertenece al pasado, es lo que te enseñaron, lo que te dijeron que eras, y es lo que tu mente actualiza una y otra vez.
Mirar hacia dentro es cortar ese vínculo con el pasado y el futuro, es darte cuenta de que en realidad tú no sabes nada.
Da vértigo.
No saber es aterrador porque nos identificamos con la mente, creemos que somos ella. Yo propongo que te abras a la posibilidad de que no saber sea una alternativa para ser feliz. Suelta.
¿Propone vivir en el vacío?
Sí, por lo menos un minuto al día desde ahora mismo: detente, pregúntate quién eres y observa que no hay respuesta, solo silencio. Para mantener esa llama encendida ni te juzgues, ni juzgues a los demás. Y no te enorgullezcas.
¿Sin expectativas?
Pensamos que cuando comprendamos toda la inconsciencia de nuestro pequeño ser, cuando consigamos mejorarlo, nos volveremos más conscientes, pero para ser conciencia tu foco tiene que ser inmediato.
Aquí y ahora.
Claro, porque lo que somos en realidad no tiene relación con el tiempo, aunque la mayoría de las propuestas de realización siempre suceden después. Las religiones o la psicología proponen una meta.
...Y todas las metas vienen de la mente.
Exacto, en la mente el cielo está después, el paraíso sucederá después. Sin la meta del paraíso no hay infierno.
Pues estamos llenos de metas.
Son ilusiones. Si abres las manos y sueltas las metas, aceptarás el vacío de este instante. No sabemos por qué estamos aquí, nadie lo sabe. ¡No sabemos nada!
Por eso buscamos y buscamos...
No existe una mente quieta. Mente es ruido. La mente no observa, juzga. Si no entras en esa paranoia de aquietar la mente, percibirás que el silencio está antes, durante y después del ruido de la mente, basta profundizar tu percepción.
Pero para llegar a la iluminación usted utilizó herramientas como la lógica, la meditación y la psicología transpersonal.
Y ninguna me sirvió porque ya somos consciencia. Al final descubres que no tenías que ir a ningún sitio. Mi propuesta es muy destructiva porque tienes que descubrir que todo lo que piensas no existe, y hay mucha resistencia.
Es un gusto conocer, comprender, pensar.
Sí, eso es fantástico: jugar con tu mente.
La mente es una herramienta útil.
Infinitamente, tanto para la destrucción como para la creatividad. Si pudiéramos usar la mente para la creatividad dejaríamos de estar en guerra con nosotros mismos y con los demás.
¿Eso pasa por olvidarse de uno mismo?
La idea de uno mismo es muy miserable y estrecha. Si comprendemos que todo está contenido en el silencio, comprendemos que el otro soy yo; entonces de manera natural la riqueza de este mundo se distribuye. El problema es que la conciencia fue estrechada de tal manera que sufrimos, tenemos que abrirla de nuevo. Al mundo lo gobierna el lucro.
¿Qué necesidad tiene la conciencia de crear un cuerpo?
El cuerpo es un instrumento para sentir el mundo, para disfrutarlo: respirar, escuchar, mirar, sentir... son una experiencia mística, y eso no lo hemos aprendido todavía porque estamos apegados a conceptos mentales que no funcionan.
Si todo es disfrute, ¿cuál es nuestra responsabilidad respecto a los otros, al mundo?
Libertad demanda total responsabilidad.
¿Qué sentido tiene la vida?
La vida no tiene sentido, tú das sentido a tu vida.
Hay mucho buscador que busca para sí.
La iluminación no es la consecuencia de un deseo, es una comprensión que va destruyendo la idea del yo.
Y si concluyo: soy consciencia pura, ahí me quedo.
Si alguien dice que se iluminó y se queda como una ameba está equivocado, porque la conciencia quiere bailar, quiere crear y compartir.