La iluminación espiritual

El reto

Cuento Zen (77)

Un día, María, que creía que podía hacer todo aquello que se propusiera, se presentó cara a cara con un reto. Estaba haciendo un curso que le ayudaría a cultivar su parte espiritual, al igual que otro curso que le hacía tener la cabeza puesta en su parte más racional.

Tenía que redactar un cuento Zen que la estaba volviendo loca. Buscaba ideas a su alrededor, preguntando a sus amigos, leyendo historias por internet, incluso le prestaron 2 libros de los cuales no pudo sacar idea alguna.

Pasaban los meses y su mente seguía en blanco. Comparaba con todas las cosas que se había propuesto en la vida y que por alguna razón no había logrado llevar a término, sacarse el carnet de conducir, terminar su carrera universitaria, las inseguridades de un cambio de trabajo, estudiar un idioma, etc., lo único que conseguía era ver sus limitaciones y enfadarse más consigo misma. Cada día que pasaba el hecho de no poder poner dos palabras juntas la agobiaba y le hacía replantearse que quizás había topado su talón de Aquiles o que quizás el listón que se imponía era demasiado alto e inalcanzable.

Se preguntaba, si no podía ser capaz de redactar ningún tipo de cuento?, ¿Qué le contaría a sus nietos los fines de semana?, podría ser capaz de inventar alguna historia original, divertida?

Se sentía presionada por sí misma, y ya estaba llegado al punto de abandonar, cuando se puso a pensar que no puede ser que algo tan inverosímil pueda dominarla tanto, hasta el extremo de sentirse mal.

Busco en su interior y se preguntó qué es lo que le hacía sentir mal, donde estaba localizado su enfado, por qué no podía enfrentarse a este reto?, y sintió una vocecita en su corazón que le respondía que esto no era más que una ilusión que su propio ego le estaba haciendo creer, no era ella la que no podría hacerlo, sino que era su ego que con el afán de dominar, intentaba que su Yo no aflorara.

Si todos tenemos la capacidad de superarnos a nosotros mismos, solo tenemos que aprender a separar la paja del trigo, y ver realmente que las limitaciones que creemos que tenemos están en nuestra mente y que en realidad es nuestro Ego, él nos hace creer que no somos capaces.

La solución es no escapar de aquello que nos aqueja, la mejor manera de superar los fantasmas es enfrentarnos cara a cara con él, y es así como María se puso manos a la obra. Sacó de su cabeza todo lo que sentía y empezó a formarse una idea por donde comenzar su historia.

Se sobrepuso a sus pensamientos negativos y se sentó delante de la pantalla de su ordenador y empezó a escribir lo que se le ocurriera, escribió lo que verdaderamente le estaba sucediendo, y sin darse cuenta había escrito más de lo que se había propuesto.

Se sintió satisfecha de haber superado su miedo, de haber hecho frente a este fantasma. Y a lo mejor de eso se trata, de ir paso a paso enfrentándonos cara a cara con nuestros temores y desmitificarlos, viéndolos tal cual son… solo títeres de nuestro Ego.

MORALEJA

Cuando logramos separar los sentimientos negativos y la carga emocional que nos generan los retos, simplemente intentando verlos como un objeto, conseguimos separarnos del problema, quitándoles el poder que ejercen en nosotros y permitiéndonos enfrentarnos a ellos tal cual son.

Todos nosotros contamos con la inteligencia y sabiduría para conseguir todo lo que nos propongamos, solo tenemos que escucharnos y creer en nosotros mismos.