La iluminación espiritual

Belleza interior

Cuento Zen (91)

A un oasis llega un joven, toma agua, se asea y pregunta a un viejecito que se encuentra descansando:

¿Qué clase de personas hay aquí?

El anciano le pregunta:

¿Qué clase de gente había en el lugar de donde tú vienes?

Oh, un grupo de egoístas y malvados, replicó el joven.

Estoy encantado de haberme ido de allí.

A lo cual el anciano comentó:

Lo mismo habrás de encontrar aquí.

Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis, y viendo al anciano, preguntó:

¿Qué clase de personas viven en este lugar?

El viejo respondió con la misma pregunta:

¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?

Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado.

Lo mismo encontrarás tú aquí, respondió el anciano.

Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo:

¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?

A lo cual el viejo contestó:

Cada uno lleva en su interior su fealdad o belleza. Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí. Aquel que encontró belleza allá podrá encontrar belleza acá.

MORALEJA

Pero la belleza interior viene de tu propio crecimiento de la conciencia que estás trayendo de muchas vidas.

Así que no es absolutamente necesario que el exterior sea un reflejo del interior, ni tampoco es verdad lo inverso, que el interior se corresponderá con el exterior.

Pero a veces sucede que tu belleza interior es tanta, tu luz interior es tanta que comienza a irradiar desde tu cuerpo exterior. Tu cuerpo exterior puede no ser hermoso, pero la luz que viene de tus fuentes, tus fuentes más recónditas de vida eterna, harán incluso que un cuerpo que no es hermoso en el sentido común parezca hermoso y radiante.

Pero lo inverso nunca es verdad. Tu belleza externa es solo superficial. No puede afectar a tu belleza interior. Por el contrario, la belleza exterior llega a ser un obstáculo en la búsqueda del interior: llegas a identificarte demasiado con lo exterior.

El interior es tremendamente poderoso, el exterior es muy débil. El interior es eterno, el exterior es muy temporal. ¿Cuántos años permaneces joven? Y a medida que la juventud se escapa, comienzas a sentirte que te estás poniendo feo, a menos que tu ser interno también esté creciendo con los años. Entonces, incluso en tu vejez tendrás una belleza de la que la juventud sentirá celos.

Recuerda, desde el interior sucede el cambio a lo exterior. A menudo sucede, aunque el exterior está en un estado lamentable, el resplandor de la belleza interior lo puede cambiar.