La iluminación espiritual

Búsqueda de la iluminación y de la verdad

LA ILUMINACIÓN Y LA REALIDAD

Lo que ilumina todo y lo abre todo, es ver la realidad.

Nos permite tener los ojos para ver la divinidad de todo, incluso en medio de todo lo que es la vida, incluida la tragedia, la dificultad y todas las partes negativas. No necesitamos negar ningún aspecto de la existencia para encontrar esta divinidad.

La iluminación de la que hablo no es simplemente una realización, no es simplemente el descubrimiento de nuestra verdadera naturaleza. Este descubrimiento es solo el comienzo, el punto de entrada a una revolución interior. La realización no garantiza esta revolución; sino que simplemente hace que sea posible.

Lo que Jesús está diciendo es que la espiritualidad es un asunto serio y tiene consecuencias. Tu vida pende precariamente de un hilo, alternando entre un estado de sonambulismo inconsciente y la iluminación espiritual, en la que mantienes los ojos abiertos. El hecho de que la mayoría de las personas no vean la vida de esta manera testifica lo profundamente dormidas y en negación que están.

A nuestra mente le cuesta mucho creer que la iluminación pueda surgir bajo el aspecto de tu abuela o de tu tendera. El ser iluminado no tiene que parecer nada extraordinario.

Algunos seres iluminados son muy carismáticos. Pero ¿sabes qué? Algunos seres no iluminados también son muy carismáticos. El despertar no lleva implícito el hecho de volverse extraordinario.

¿Quieres saber qué es buscar la iluminación?

BUSCAR LA ILUMINACIÓN

Buscar la iluminación es buscar la verdad o la realidad.

No es una búsqueda de ideas acerca de la verdad —eso es filosofía. Y no es una búsqueda para realizar tus fantasías acerca de la verdad —eso es religión fundamentalizada. Es una búsqueda de la verdad en términos de la verdad. Es una búsqueda del principio fundamental de la vida, el elemento unificador de la existencia.

En tus tranquilos momentos de honestidad, sabes que no eres la persona como te presentas, o que pretendes ser. A pesar de que has cambiado las identidades muchas veces, y han cambiado incluso en el curso de un solo día, ninguna de ellas te satisface durante mucho tiempo. Todas ellas están en un proceso de decadencia constante. En un momento eres una persona amable, el próximo una persona enojada. Un día eres una persona indulgente y mundana; y al siguiente un amante de Dios puro y espiritual. Un momento amas la imagen de ti mismo, y la próxima vez la detestas. Y no sales de ahí, identificándote con una imagen de ti mismo una y otra vez, cada una tan separada y falsa como la última.

Cuando este juego de la ilusión es lo suficientemente aburrido o doloroso, algo dentro de ti empieza a moverse. De entre la insatisfacción de la separación surge la intuición de que hay algo más real de lo que eres consciente ahora. Es la intuición de que existe la verdad, aunque no sabes lo que es. Pero sabes, intuyes, que la verdad existe, la verdad que no tiene absolutamente nada que ver con tus ideas sobre ella. Pero de alguna manera sabes que la verdad sobre ti y toda la vida existen.

Una vez que recibes esta intuición, esta revelación, te verás obligado a encontrarla. No tendrás ninguna opción en la materia. Habrás comenzado conscientemente la auténtica búsqueda de la iluminación, y no hay vuelta atrás. La vida como la has conocido nunca será la misma.

El maestro Zen dijo:

No busques la verdad; simplemente deja de acariciar ilusiones.

Si hay una práctica primordial o camino hacia la iluminación es este —deja de acariciar ilusiones. Buscar la verdad puede ser un juego, completado con una nueva identidad como buscador de la verdad impulsado por nuevas ideas y creencias. Pero dejar de acariciar ilusiones no es un juego; es una forma valiente e íntima de deconstrucción de ti mismo hasta la nada. Deshazte de todas tus ilusiones y lo que queda es la verdad. No encuentras la verdad hasta que te tropiezas con ella cuando te has desecho de tus ilusiones.

El maestro Zen dijo:

No busques la verdad.

Pero tú no puedes dejar de buscar solo porque algún maestro Zen lo diga. Buscar es una energía, un movimiento hacia algo. Los buscadores espirituales se están moviendo hacia Dios, el nirvana, la iluminación, la verdad última, lo que sea. Para buscar algo, debes tener al menos una vaga idea o imagen de qué es lo que están buscando. Pero la verdad última no es una idea o una imagen o algo que hay que alcanzar de nuevo. Por lo tanto, buscar la verdad como algo objetivo es una pérdida de tiempo y energía. La verdad no se puede encontrar mediante la búsqueda de ella, simplemente porque la verdad es lo que tú eres. Buscar lo que tú eres es tan tonto como tus zapatos buscando sus suelas caminando en círculos. ¿Cuál es el camino que llevará a tus zapatos a sus suelas?

Es por eso que el maestro Zen dijo:

No busques la verdad, deja de acariciar ilusiones.

Dejar de acariciar ilusiones es una manera de invertir la energía de buscar. La energía de la búsqueda estará allí de una forma u otra hasta que despiertes del estado de sueño. No puedes simplemente deshacerte de ella. Es necesario aprender cómo invertirla y utilizar la energía para esfumar las ilusiones que mantienen tu conciencia en el estado de sueño.

Esto parece relativamente simple, pero las consecuencias pueden parecer bastante desconcertantes, incluso amenazantes. No estoy hablando aquí de una nueva técnica espiritual; estoy hablando de una orientación radicalmente diferente a toda tu vida espiritual. Esto no es poca cosa. Es una cosa muy grande, y tu mejor oportunidad de despertar depende de ella.

No busques la verdad; simplemente deja de acariciar ilusiones.

Y si tú eres como la mayoría de las personas espiritualmente orientadas, tu espiritualidad es tu más acariciada ilusión. Imagina eso.

REFLEXIONES

La iluminación es el proceso destructivo de la ilusión.

No tiene nada que ver con ser mejor o ser más feliz. La iluminación es el desmoronamiento de la mentira. Está viendo a través de la fachada de pretensión. Es la erradicación completa de todo lo que imaginamos que era verdad.

Así que entendamos que la realidad trasciende todas nuestras nociones sobre la realidad. La realidad no es cristiana, hindú, judía, advaita Vedanta, ni budista. No es ni dualista ni no plurista, ni espiritual ni no-espiritual. Debemos llegar a saber que hay más realidad y sacro en una hoja de hierba que en todos nuestros pensamientos e ideas sobre la realidad.

Mientras estés tratando de llegar a ser, tratando de llegar a algún lugar, tratando de lograr algo, estás literalmente alejándose de la verdad misma.

La iluminación es simplemente ver las cosas como realmente son.

Adyashanti