La iluminación espiritual

El Zen para viajeros salvajes

LA GENERACIÓN BEAT

Estar loco no es ser beat.

Qué pena me dan quienes creen que la Generación Beat significa crimen, delincuencia, inmoralidad, amoralidad… me dan pena aquellos que la atacan simplemente porque no entienden la historia y los anhelos del alma humana. Estar loco no es ser beat. Uno puede aislarse pero eso no implica despreciar o maltratar a nadie. Lo beat no tiene nada que ver con las viejas variedades de la crítica. Es una forma de afirmación espontánea.

Jack Kerouac es uno de los pilares más famosos de la literatura americana, y también un símbolo clave para entender que el zen puede adaptarse a la vida de incluso los viajeros más salvajes.

De alguna extraña manera, el Kerouac de On the Road se disolvió en otro Kerouac: aquel que logró articular su afán por viajar sin rumbo y volverlo algo más articulado, con ritmo, y sin duda, más equilibrado. Eso sucedió cuando el poeta beat fue en busca de la trascendencia zen, personificándose a él mismo en la novela Dharma Bum, donde escribe las impresiones de un viajero moderno en busca de la iluminación en la montaña. Este libro demuestra, sin duda, cuánto dedicó Kerouac al estudio de las culturas orientales y el budismo, y cuánto le transformaron en verdad.

PENSAMIENTOS DE JACK KEROUAC

Mientras más te acercas a la materia real (rocas, aire, fuego y madera) ¡hombre! Lo más espiritual se vuelve el mundo. Salí del negro torbellino de mi mente y comprendí que había vivido una vida entera y muchas otras mas dentro de la pobre envoltura atomizada de mi carne.

DIOS

La idea más hermosa sobre la faz de la tierra es la idea que tiene el niño de que su padre lo sabe todo, sabe lo que debería hacerse en todo momento y cómo se debería vivir siempre. Esta es la idea que los hombres tienen de Dios.

Pero cuando el hijo crece y aprende que su padre sabe apenas un poco más que él, cuando el hijo busca consejo y se encuentra con palabras humanas, balbuceantes y sinceras, cuando el hijo busca un camino y encuentra que el camino de su padre no le basta; cuando el hijo se queda frío ante la evidencia de que nadie sabe qué hacer – nadie sabe cómo vivir, comportarse, juzgar, pensar, ver, entender, nadie sabe, pero todos vamos a tientas – el hijo corre el peligro de volverse cínico frente a todo, o desesperar, o enloquecer.

LA VIDA

Intentar amar la vida en todas sus formas -apunta-, ser sincero, mantener la paciencia en el sufrimiento, practicar la bondad, cultivar la alegría. ¿De qué modo cumplir con esto en nuestro mundo moderno de multiplicidad y millones? En soledad, quedándose solo cada tanto para extraer el oro más precioso: las vibraciones de la sinceridad.

REENCARNACIÓN

Comprendí que había muerto y renacido innumerable veces aunque no lo recordaba porque el paso de vida a muerte y de muerte a vida era fantasmalmente fácil; una acción mágica sin valor, lo mismo que dormir y despertar millones de veces, con una profunda ignorancia totalmente casual.

ETERNIDAD

En nuestra verdadera y dichosa esencia de mente sabemos que todo está bien para siempre y para siempre y para siempre... escucha el silencio dentro de la ilusión del mundo, y recordarás la lección que olvidaste. Todo es una sola vasta cosa despierta. Nunca realmente nacimos, nunca realmente moriremos. No tiene que ver con una idea imaginaria de un ser personal, otros seres, muchos seres en todos lados: ser es solo una idea, una idea mortal. Aquello que pasa hacia todas las cosas es una sola cosa. Es un sueño que ya acabó.

EL APRENDIZAJE DE JACK KEROUAC

Qué aprendí remodelando, viajando y viviendo en una Van.

LA CAPACIDAD

Eres más capaz de los que piensas.

En mi caso, no sabía nada acerca de automóviles, sin embargo, la necesidad, si se ve desde este lugar, nos pone a prueba y logramos cosas que no creíamos capaz de hacer. A pesar de mi desconocimiento acerca de mecánica y autos, conseguí una Van que me permitió viajar alrededor del este de Europa por ocho meses, y esto, más que sorprender a los demás, me sorprendió a mí. Aunque no sabía qué preguntar a la persona que me vendió la Van, si su estado era bueno o no, decidí hacerlo y en eso se resume: cualquier cosa que desees, solo hazla.

EL ESFUERZO

La capacidad de tocar y usar las cosas que hice con mis propias manos en el día a día.

Estamos acostumbrados a utilizar o comprar cosas que algo o alguien más hizo por nosotros. Esta acción nos desconecta y aleja de lo que somos y del lugar de dónde provenimos. Construir cosas con nuestras propias manos que después podremos utilizar es una de las sensaciones más satisfactorias. Es así que construí la sala de mi Van y disfruté más de ese espacio, de la suavidad de la cubierta que hice para mi colchón, aprecié más el libro que tomé de la estantería que yo construí y barnicé, todo esto, cabe aclarar, con la ayuda de amigos, que a pesar del tiempo que habíamos pasado sin vernos, me ayudaron a realizar el viaje en una vagoneta embellecida por el esfuerzo de nuestro propio trabajo.

LA ORGANIZACIÓN

Lo esencial es la organización.

Poner cada cosa en su lugar cobra mayor importancia cuando desarrollas la mayor parte de tu vida en un lugar muy reducido, y esta frase tan gastada deja de serlo cuando te das cuenta que realmente no puedes dejar las cosas tiradas por el lugar que pasas, pues es tan pequeño y se saturará de desorden tan rápido, que pronto buscarás esa calma que te brinda un espacio limpio y ordenado para realizar de forma práctica tus actividades cotidianas.

LA SIMPLICIDAD

Simplifica tu cotidianidad.

Hacer muchas cosas no significa que saques el mayor provecho de éstas. Cuando vives en una Van cada actividad sucede de forma lenta. Preparar una taza de té y tomarla se convierte en un ritual, pues cada cosa requiere un esfuerzo y un conocimiento específico. Esto me hizo pensar en lo que es realmente necesario hacer diariamente y en cómo podría simplificar mi día. Cuando se vive en una Van existen ciertas acciones que se tornan innecesarias. Por ejemplo, cuestionamientos como, si soy feliz comiendo por días de una pequeña caja de alimentos, por qué necesito tener siempre lleno el refrigerador; si puedo estar limpio y vestirme sin reflexionar acerca de mi apariencia, por qué necesitaría un espejo que me diga si estoy listo para salir o no de casa, cuestión que me lleva al siguiente punto.

LA VANIDAD

La vanidad de los espejos.

Mi punto simplemente se basa en que seamos conscientes del uso que le damos a los espejos, si solamente sirven para la vanidad son una basura. Constantemente nos preocupamos por nuestra apariencia, por cómo debemos mostrarnos ante los demás. No tener un espejo me hizo sentir libre. Me di cuenta de esto un día que fui a casa de un amigo y caí en cuenta que llevaba semanas sin estar frente a un espejo y noté que realmente no extrañaba mi reflejo en él.

LA NATURALEZA

La naturaleza vs lo digital.

Aunque muchos piensen que estar sin acceso a esto medios digitales puede ser algo insoportable, para mí, estar sin electricidad, hizo que cayera en cuenta de cómo esas distracciones no me permitían establecer una conexión conmigo mismo. Así, presencié el ritual de copulación de las libélulas; vi cómo un ejército de hormigas incansables llevaba comida a sus pequeñas casas; observé una tormenta eléctrica estallar en el horizonte del mar, y aprecié el ritmo que creaba en cada estallido, y aunque presenciar una tormenta de este tipo desde una Van, no tiene comparación, también me di cuenta que no nos percatamos de los fenómenos naturales que suelen rodearnos y que se presentan a diario, pues simplemente no nos detenemos a observar. Solo tenemos que aprender a mirar y escuchar nuestro entorno.

LA SENSIBILIDAD

Despertar rodeado de naturaleza cambia el curso de tu día.

Disfruté muchísimo de poder despertarme, abrir la puerta y que la primera imagen que viera fueran las montañas o el mar. Esta sensación hizo que poco a poco se generara en mí una especie de actitud para poder concentrarme y vivir en el presente, ser feliz con eso. Ahora que regresé a mi vida normal, me es difícil a veces despertar, lidiar con el frío u otros factores, pero siempre intento respirar y tener presente que hay algo más grande que yo, eso me ayuda a tener perspectiva y darme cuenta que soy una parte muy pequeña que pertenece a algo mucho mayor.

EL TIEMPO

Tener acceso a la electricidad afecta la concepción del tiempo.

Decidí no tener electricidad cuando mi Van estuviera estacionada, solo un par de baterías para la linterna y unas velas para poder cocinar, esto se resume en que no me preocupaba por cuándo salía o se metía el sol. También significa que no hay muchas cosas que hacer, quizá leer un poco e ir a la cama a veces alrededor de las 8 pm, depende del lugar donde te encuentres y la estación del año, pero más que eso, sucedió que mi ritmo estaba acoplado al de la naturaleza, no necesitaba un alarma para despertarme o cualquier cosa por el estilo. Ahora que ya no estoy más en ese ritmo natural, trato de mantenerlo dejando mis cortinas abiertas para que el sol me despierte, en la noche reduzco el uso de electricidad llegando incluso solo a utilizar velas, esto me da una calma infinita que me induce al sueño y que para mí representa que el día ha llegado a su fin.

EL AGRADECIMIENTO

No dar las cosas por sentado.

Pensé que estaba agradecido por tener lujos como agua, un lugar cálido y seguro, sin embargo, cuando vives en una Van te das cuenta que no puedes dar por sentado este tipo de cosas. Recuerdo las veces que no podía dormir pensando en mi seguridad, la vez que alguien intentó entrar a mi Van cuando me había estacionado en un lugar remoto; las muchas veces que racionaba mi suministro de agua porque no podía transportar más que cierta cantidad. Ahora, cada vez que puedo tomar una ducha caliente, dormir en mi cama de forma confortable y segura, y puedo beber agua potable, me siento agradecido.

EL MIEDO

El miedo no proviene de tu experiencia.

El miedo afecta drásticamente la forma en cómo puedes disfrutar tu experiencia, una que no podrás repetir. En mi opinión, es más común sentir miedo que el verdadero peligro. Siendo sinceros, no sabemos cuándo se va a presentar éste, ni cómo vamos a reaccionar. Así fue que me saboteé varias veces y dejé que mi imaginación se echara andar con historias terribles que se leen en los periódicos o que la gente cuenta. Dejar de lado lo que dice la gente y encontrar esa tranquilidad, no es fácil y es algo que todavía trabajo.

LA ABUNDANCIA

Abundancia incluso con pocos recursos.

Vivir en una Van incrementó mi capacidad de sentirme pleno, incluso en lugares que no me agradaban. La lección sucedió cuando llegué a un lugar que no parecía muy prometedor para pasar la noche, sin embargo, fue una de las tardes más acogedoras que pasé en una húmeda estación para camiones, con una bella compañía, velas, música sonado y un par de alimentos para comer, fue de los mejores momentos.

Cómo se presentan las cosas y se relacionan con nuestra noción de lo ideal, no siempre se corresponderán, sin embargo, lo importante es la manera en cómo decidimos recibir las cosas que nos son dadas y así convertir lo ordinario en una de las experiencias más inolvidables.

LA ALEGRIA

La alegría no viene de la soledad o la compañía

Viajar solo ciertamente me ayudó a obtener esto. Sin distracciones, voces u otras influencias que provienen de los demás. Me dio la oportunidad de reconectarme con mi estado natural de pensar, sentir y comportarme, pero el clímax de esta reconexión sucede cuando permitimos conectarnos con los otros.

Había veces en que pensaba que mi experiencia podría haber alcanzado su máximo apogeo si hubiera tenido una buena compañía con quien compartirla. Contario a cuando sentía el patetismo de un instinto natural, del deseo de elegir la compañía en ciertos momentos.

Cuando pasé por esto, concluí que ninguno de los dos estados me iba a llenar de alegría por completo, sino que se debía de buscar un equilibro entre la soledad y compañía. La experiencia se hacía más disfrutable al tener una apreciación compartida de ésta.

FINAL DEL VIAJE

En este viaje todo provienen de mi forma de entender y hacer las cosas.

Podría continuar explorando mi verdad proveniente de mi punto de vista, pero ésta solo es una parte de una historia mucho más larga y compleja. El conocimiento que adquirí en este viaje reafirma mi malestar al ver esas fotos que solo muestran una parte de lo que es cierto y que nos hacen experimentar un sentimiento de incomodidad. Bien lo dijo Kerouac, hay algo más grande que el cuadro de una imagen fragmentada de esa realidad, y es ahí donde entra nuestra capacidad de reflexión en cuanto a esas historias incompletas que inundan los medios de comunicación y que solo buscan reproducir un discurso artificial.

Termino recalcando que el valor de lo contado está en el cúmulo de experiencias aprendidas a lo largo del trayecto, y que provienen de mi forma de entender y hacer las cosas. El valor no se encuentra en querer mostrar solo lo bello, sino en lo que fue realmente el viaje: esfuerzo, conflictos, momentos de vulnerabilidad, buenos y malos ratos, etc.; que son parte del tejido que da forma a este relato, y no solo de un momento capturado por la cámara. Con esto, espero que todo lector y espectador sea crítico ante lo que lee o ve en los medios, sin dejar de lado su propio entendimiento de la realidad.