La iluminación espiritual

Verdad de la historia y verdades del espíritu

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Verdad de la historia y verdades del espíritu; Patrocinio Navarro

Sometimiento y Acondicionamiento

Si el lector fuese responsable político de cultura o educación buscaría en la ideología de su partido para hallar respuestas a los graves problemas que sacuden hoy nuestro mundo en educación y cultura. Si el lector fuese un responsable de sindicato de enseñanza analizaría las circunstancias socio laborales y económicas de las familias de los alumnos y del profesorado para colaborar en programas de mejoras en ese sentido: horarios laborales más cortos para los padres o madres que trabajan fuera de casa, mejores sueldos, guarderías gratuitas para los pequeños junto al propio centro de trabajo, y otras parecidas.

Pero el problema es tan grave que sobrepasa todos esos ámbitos. Se trata nada menos que de intentar favorecer de la autogestión de la propia vida, o de evitar el sometimiento y acondicionamiento mental a esquemas impuestos desde diversos ámbitos hacia los pacientes sujetos llamados niños y jóvenes, cuyo comportamiento actual mueve a los sistemas educativos al cambio.

Pero hay que decir enseguida que no basta únicamente un cambio externo por bueno y progresista que pueda parecernos. Por sí solo no haría más que blanquear el exterior de un edificio podrido por dentro. Porque ni la cultura, ni la economía, ni la política, ni el bienestar social son, por sí mismas, elementos de transformación positiva de la conciencia.

Es imprescindible tener esto muy claro, porque hay en el mundo muchas personas que creen que con solo cambiar a un régimen político o un programa de estudios se va a dar un salto de conciencia y la gente se va a transformar en solidaria, cooperativa, o se va a liberar de sus prejuicios sociales o religiosos inculcados por gobiernos autoritarios con sus complementarias iglesias tradicionales.

Así muchas personas creen de buena fe que las buenas políticas liberan las conciencias para el servicio del bien. Nada de eso. Lo que libera la conciencia es cumplir con las leyes de la conciencia: "Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran a ti" o "Lo que no quieras que te hagan, no lo hagas tú", y con el Mandamiento supremo: "Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".

Son las personas las que permiten que exista una determinada organización social, y no al revés, por eso el poder de transformación tiene que venir de abajo, de cada persona, y las iglesias y los gobiernos lo saben. Por eso pretenden con todas sus fuerzas represivas, sus discursos mediáticos y sus recursos pedagógicos coartar nuestra libertad, que es el más sagrado de nuestros bienes, y apoderarse de nuestras mentes, que son nuestras herramientas de trabajo para favorecer la eclosión de la conciencia libre, amorosa y cooperativa, personal y colectiva.


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