La iluminación espiritual

Es imposible fingir y traicionar a la conciencia

NO FINGIR

Las fases del comportamiento para ser consciente que se finge.

En la infancia es cuando se aprende de los padres que es preciso ser: Ser honesto, ser educado, ser digno, ser respetuoso, ser amigo, ser leal. Al pasar a la juventud se es testigo de la fase que es preciso tener: Tener buena apariencia, tener dinero, tener status, tener cosas, tener y tener. Pero al madurar se presencia la fase del fingir.

Analizando este punto de vista, llegaremos a la conclusión de que hoy, muchas personas fingen que todo está bien.

Los padres fingen que educan, los profesores fingen que enseñan, los alumnos fingen que aprenden, al final, los profesionales fingen que son competentes.

Los gobernantes fingen que se preocupan con el pueblo y hay pueblos inocentes e ingenuos que fingen que lo creen y lo hacen con fanatismo.

Las personas fingen que son honestas, líderes religiosos que se hacen pasar por representantes de Dios y fieles que fingen que tienen fe.

Los traficantes se hacen pasar por ciudadanos de bien y consumidores de drogas fingen que no contribuyen con ese mercado del crimen.

Los padres que fingen que no saben que sus hijos usan drogas, que se prostituyen, que se están matando poco a poco e hijos que fingen que no saben que sus padres saben.

Los corruptos se hacen pasar por idealistas y terroristas fingen que son justicieros, los maleantes fingen que son dignos y la justicia finge que es imparcial.

Y la mayoría de la población finge que todo está bien.

NO FINJAS A LA CONCIENCIA

Pero una cosa es segura. No podemos fingir cuando nos miramos en el espejo de la propia conciencia. Podemos inclusive encontrar disculpas para explicar nuestros fingir, pero frente a la conciencia no lo podemos justificar.

Es importante resaltar, sin embargo, que esa representación de cada día, ese fingir causa perjuicios para aquellos que echan mano de este tipo de comportamiento. La persona que actúa así termina confundiéndose a si misma y cayendo en un vacío, pues ni ella misma sabe de hecho quien es y acaba traicionándose en algún momento.

Fingir es extremadamente extenuante y desgastante, sin embargo, raras personas son realmente auténticas. Por eso se destacan en los ambientes en que se mueven. Son aquellas que no representan, apenas son lo que son, sin fingir.

Son profesionales éticos y competentes, amigos leales, padres celosos en la educación de sus hijos, políticos honestos, religiosos fieles a las enseñanzas que imparten. Son, en fin, personas no complicadas, de actitudes simples, pero coherentes y, sobre todo, fieles consigo mismas.

La persona que vive de apariencias o finge ser quien no es, corre serios riesgos de caer en la depresión. Esto es perfectamente comprensible por la batalla que traba consigo misma y el desgaste para mantener una realidad falsa. Si es fácil engañar a los demás, es imposible engañar a la propia conciencia.

Por todas esas razones, vale la pena ser quien se es, aunque eso no le agrade a los demás. Al final, no es a los demás que rendiremos cuentas de nuestras acciones, sino a nuestra conciencia y a Dios.

MENTE Y ESPÍRITU QUE FINGEN

LA MENTE

El hecho de que la mente desaparezca significa que cesa de funcionar como tal. Cuando funciona normalmente, la mente ve, oye y habla, pero tiene que hacer que esto cese de funcionar. No debe ver, oír ni hablar acuciada por las impresiones, como está acostumbrada a hacerlo. Cuando logra hacer que las impresiones cesen de funcionar, entonces desapareció como mente y realizó el último milagro al desaparecer.

La mente es un milagro en su origen, en lo que ella produce funcionalmente, y por último, aunque no menos importante, en su desaparición, que es la culminación de lo milagroso. Pero la mente no puede saltar sobre sí misma. No puede hacer que sus propias impresiones cesen de funcionar. Lo único que puede hacer es dar un salto mortal y fingir que se aniquila, como las víboras y los escorpiones suelen fingir que están muertos como último recurso para salvarse.

EL ESPÍRITU

En ningún ámbito de la vida predomina más el sectarismo que en los campos de la espiritualidad. Así como sucede en el mercado económico, del mismo modo en el campo de la espiritualidad existe la inexorable ley de la oferta y la demanda. Todo el mundo aspira a la luz y a la libertad. Para satisfacer esta demanda recurrente e intensa, surge siempre una abundante oferta por parte de quienes afirman que cumplirán adecuadamente con esta demanda. Casi todos los que proclaman esto son impostores; y son muy pocos los que pueden satisfacer adecuadamente esta demanda.

También son muy pocas las personas que pueden reconocer o verse beneficiadas por quienes proclaman verdaderamente esto. Hay dos categorías de buscadores: los que sinceramente se debaten entre la espada y la pared, y los que fingen buscar. Los que fingen buscar y los que fingen dar, están estrechamente emparentados en el desconcertante reino del sectarismo espiritual.

La ilusión te tiene un control tan estricto que olvidas la Realidad. Tu vida es una sombra. La única realidad es la Existencia Eterna, que es DIOS. Meher Baba