La iluminación espiritual

La iluminación y el ajedrez

POR: OSHO

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LA PARTIDA DE AJEDREZ

Una historia de sabiduría de Grahasta antes de leer a Osho.

Un joven, preso de la amargura acudió a un monasterio en Japón y le expuso a un anciano maestro: Maestro, querría alcanzar La Iluminación, pero soy incapaz de soportar los años de retiro y meditación.

¿Existe un camino rápido para alguien como yo?

El Maestro le pregunta:

¿Te has concentrado a fondo en algo durante tu vida?

El joven le responde:

Solo en el ajedrez, pues mi familia es rica y nunca trabajé de verdad.

El Maestro después de analizar el pedido del joven llamó a un monje para que trajera un tablero de ajedrez y una espada afilada. Y le propuso al joven que jugara una partida muy especial de ajedrez. Si pierdes te cortaré la cabeza con esta espada; y si por el contrario ganas, se la cortaré a tu adversario.

El joven temblando empezó la partida. Sentía las gotas de sudor recorrer su espalda, pues estaba jugando la partida de su vida. El tablero se convirtió en el mundo entero. Se identificó con él y formó parte de él. Empezó perdiendo, pero su adversario cometió un desliz. Aprovechó la ocasión para lanzar un fuerte ataque, que cambió su suerte. Entonces miró de reojo al monje. Vio su rostro inteligente y sincero, marcado por años de esfuerzo. Evocó su propia vida, ociosa y banal… y de repente se sintió tocado por la compasión. Así que cometió un error voluntario y luego otro… iba a perder.

Viéndolo, el maestro arrojó el tablero al suelo y las piezas se mezclaron. No hay vencedor ni vencido, dijo. No caerá ninguna cabeza.

Se volvió hacia el joven y añadió: Hoy has aprendido con esta partida de ajedrez a vivir intensamente el ahora y estar en el ahora al 100% es el camino mas corto para alcanzar la iluminación.

El ajedrez detiene a su maestro dentro de sus propios vínculos, encadenando la mente y el cerebro, por lo que la libertad interior del más fuerte debe sufrir. Albert Einstein

LA COMPASIÓN ES EL AMOR MADURO

El hombre vive en la pasión. Cuando la mente desaparece, la pasión se transforma en compasión. Osho

En lo que respecta a los místicos de la Antigüedad, el énfasis que puso Gautama Buda en la compasión fue un fenómeno nuevo. Gautama Buda creó una línea de división histórica con el pasado. Antes de él, bastaba con la meditación; nadie ponía énfasis en la compasión además de en la meditación. El motivo es que la meditación trae consigo la iluminación, tu florecimiento y la expresión absoluta de tu ser, ¿qué más necesitas? En lo que al individuo se refiere, la iluminación es suficiente. La grandeza de Buda consiste en introducir la compasión incluso antes de empezar a meditar.

Deberías ser más cariñoso, más bueno y más compasivo. Detrás de esto hay una ciencia oculta.

Si tienes un corazón lleno de compasión, existe una posibilidad de que tras meditar puedas ayudar a los demás a alcanzar la misma belleza, la misma altura y la misma celebración que has alcanzado tú antes de iluminarte. Gautama Buda hace que la iluminación se pueda contagiar.

Pero si la persona siente que ha vuelto a casa, ¿para qué molestarse por los demás? Por primera vez, Buda hace que la iluminación no sea egoísta; lo convierte en una responsabilidad social. En perspectiva esto supone un gran cambio. Pero la compasión se debería aprender antes de llegar a la iluminación. Si esto no ha sucedido antes, después de la iluminación ya no queda nada más que aprender. Cuando alcanzas tal éxtasis, incluso la compasión parece estar impidiendo tu felicidad; es una especie de interferencia en tu éxtasis. Por ese motivo ha habido cientos de iluminados, pero muy pocos maestros.

Estar iluminado no significa necesariamente que vayas a convertirte en un maestro.

Convertirse en un maestro quiere decir que tienes una extraordinaria compasión y que sientes vergüenza de ir solo a esos bellos espacios que la iluminación proporciona. Quieres ayudar a los que están ciegos, a los que están en la oscuridad buscando su camino a tientas. Ayudarles se convierte en una alegría y no en una interferencia. De hecho, cuando ves a tanta gente florecer a tu alrededor, tu éxtasis se enriquece; no eres un árbol solitario que ha florecido en un bosque en el que no florece ningún otro árbol. Cuando todo el bosque florece contigo, la felicidad se multiplica; has empleado tu iluminación para revolucionar el mundo.

Gautama Buda no solo estaba iluminado, sino que fue un revolucionario iluminado.

Su preocupación por el mundo y por la gente era inmensa. Enseñaba a sus discípulos a no retener el silencio, la serenidad y la profunda felicidad que bulle en tu interior cuando meditas, y a dársela al resto del mundo. No te preocupes, porque cuanto más das, más posibilidades tendrás de recibir. El gesto de dar tiene una enorme importancia una vez sabes que dar no te va a restar nada, sino todo lo contrario, porque va a multiplicar tus experiencias. Pero alguien que nunca ha tenido compasión no conoce el secreto de dar, no conoce el secreto de compartir.


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