Hipatia de Alejandría - Religión
Cuenta Nicéforo Grégoras en el siglo XIV que el nombre de Hipatia adquiere el significado de mujer inteligente. Asesinada por superstición religiosa.
HIPATIA
HIPATIA
La humanidad asesinada por la superstición denominada religión.
Hay varios momentos en la Historia en los que el ser humano, su condición de ser racional ha tenido más importancia, se ha apreciado más en la sociedad, ha estado por encima de la superstición denominada religión: en Grecia, en el denominado Renacimiento, y en periodos distintos y diferentes países en la era contemporánea; nunca ha sido regular y tampoco lo es ahora. Nunca han dejado de enfrentarse las dos posiciones ante el mundo, y cada triunfo del oscurantismo, empujado por las clases altas, por los explotadores, ha llevado consigo la esclavización sin medida de los pueblos. Allí donde la religión ha pasado a ser un asunto personal es porque ha salido adelante una concepción más humana de la vida, la sangría se ha contenido.
En el mundo contemporáneo los enviados de dios, los que rezan a dios, los inspirados por dios, los que hablan con dios, los que tienen la verdad de dios, dan golpes de estado, invaden a los países que tienen alguna riqueza, llevan a cabo las guerras contra los pueblos, los bloquean para que no puedan comerciar y sean aislados del resto del mundo, les cortan las vías de comunicación, o dentro de sus propios países se sirven del sistema capitalista para explotar a la mayoría de la población y alimentar a sus diferentes fuerzas entre las que se encuentra la llamada iglesia aquí de Cristo, su sociedad y sus acciones son obras de los vinculados a dios, es lo que dios les manda hacer, respetan la palabra de dios, para lo que disponen de una multimillonaria financiación, en el estado español todos los gobiernos (como se ve no hay diferencia entre ellos, son iguales) financian al generalato y oficialidad del ejército encargado de mantener la superstición pura y dura.
Hoy se les ha escapado la noticia que las agencias no han podido ocultar debido a la extensión que ha adquirido, aunque sí aligerar de diversas formas, por el mundo se extiende la perversión de tonsurados, violadores y corruptores de niños y niñas, no asumen responsabilidades ante las sociedades, ellos se deben a dios, mientras amenazan con el fuego del infierno a quien se salga de sus creencias; pero perversión por perversión, también el gobierno del capital reparte el dinero entre los que difunden el rechazo al o lo diferente, sea otro ser humano, otro sistema social donde la razón se extienda, difunden el rechazo a lo contrario, difunden el miedo el miedo al otro que somos nosotros y todos los trabajadores unidos, es una función de la prensa que dominan; y como fenómeno sensacional se expone una y otra vez la imagen conveniente con la verborrea adecuada que induce a la esperanza supersticiosa. Lo divino contra lo humano.
Por eso asesinaron a Hipatia
Hipatia vivió y la asesinaron en la ciudad de Alejandría, la ciudad de edificios recubiertos de mármol, de avenidas de seis carriles, de calles orientadas al noroeste para recibir el sol y la brisa refrescante, calles de aceras cubiertas para dar sombra y de noches alumbradas con farolillos de aceite.
Alejandría la ciudad del Faro que avisaba a los marineros hasta más allá de los 40 kilómetros, el Faro con ascensor hidráulico y con montacargas para llevar la leña que alimentaba el fuego que reflejaban sus espejos enviándolo como luz a los marineros. El faro de Alejandría era el edificio más alto de su tiempo con 144 metros sobre el suelo.
Alejandría la de los jardines con autómatas hidráulicos representando dioses paganos, y en el Faro en concreto a los Tritones, divinidades marinas con cuerpo de hombre y cola de pez, cuyas manos sostenían caracolas que cuando había algún peligro en el mar, levantándose sus brazos las llevaban a sus labios y emitían sonidos semejantes a los de una sirena, mandando el aviso a muchos kilómetros de distancia.
Pero es que Alejandría era una ciudad moderna, avanzada en pensamiento, compleja, con gentes de toda condición y creencias o no creencias, era una ciudad donde se expandía el conocimiento, era la ciudad del conocimiento humano, centro de gentes estudiosas, deseosas de aprender y aportar a la sociedad.
Allí vivió Hipatia, cuyo padre, Teón, había estudiado a Aristarco, que vivió 230 años antes de Cristo, descubridor de los eclipses solares y lunares, de las fases de la Luna, de la distancia entre la Tierra y el Sol, de que la Tierra era un planeta que giraba alrededor del Sol y no era el centro del Universo. Teón también había estudiado a Eratóstenes, que había vivido 245 años antes de Cristo y fue quien calculó la longitud de la circunferencia de la Tierra. En Alejandría había dejado su saber Anaximandro, que explicó por qué el mar era de donde había salido la vida y cómo fueron dándose las transformaciones evolutivas, también fue el creador del primer mapa del mundo conocido, inventó el reloj de sol e hizo una esfera terrestre. Otros científicos que vivieron en Alejandría fueron Ctesibio, inventor de la clepsidra, Herón, que descubrió entre otros instrumentos el termómetro y la caldera de vapor para calentar los baños romanos.
En Alejandría la medicina alcanzó cotas que solo en el siglo XX se ha llegado a ellas, se conoció: la circulación sanguínea, el funcionamiento del hígado y del páncreas, el sistema nervioso, el funcionamiento del cerebro, se operaban de cataratas, extraían las piedras del riñón, descubrieron la anestesia, impulsaron la botánica, la zoología, la mecánica, la astronomía, la gramática, la filología. Allí buscaban el conocimiento de la verdad que era el de la belleza, el revelador de la verdad, del conocimiento, era el revelador de la belleza, era considerado el artista.
Pero no siempre fue así en Alejandría, la ciudad sufrió invasiones y destrucción a lo largo de su historia, aunque de la misma manera se recuperó. Hasta que por último el emperador Constantino aprobó el Edicto de la Tolerancia entronizando el catolicismo, lo que supuso el fin de la libertad, el principio del fin del conocimiento científico. Los católicos, como conductores de la religión imperial, dieron al emperador el derecho divino, le declararon emperador por la gracia de Dios, la conexión divina para perseguir la razón e imponer la superstición llamada religión, y en Alejandría crearon la primera escuela de la creencia teológica, y comenzaron las persecuciones a los no católicos y a los interesados por la ciencia y el saber.
En el tiempo del padre de Hipatia, Teón, ya estaban difundidos escritos como el de Pablo de Tarso, alias San Pablo, en los que los católicos advertían a las mujeres: Las mujeres escuchen en silencio las instrucciones y óiganlas con entera sumisión, pues no permito a la mujer el hacer de doctora en la iglesia, ni tomar autoridad sobre el marido; más esté se callada en su presencia, ya que Adán fue formado el primero, y después Eva, como inferior; y además, Adán no fue engañado, mas la mujer, engañada por la serpiente, fue causa de la prevaricación del hombre. Verdad es que se salvará por medio de la buena crianza de los hijos, si persevera en la fe y en la caridad, en santa y arreglada vida. Las mujeres callen en las asambleas, porque no les es permitido hablar allí, sino que deben estar sumisas, como lo dice también la ley. Que si desean instruirse en algún punto, pregúntenselo cuando estén en casa a sus maridos. Pues es cosa indecente en una mujer el hablar en la asamblea. Lo cierto es que no debe el varón cubrir su cabeza, pues él es la imagen y gloria de Dios; mas la mujer es la gloria del varón. Que no fue el hombre formado de la hembra, sino al contrario la hembra del hombre. Por tanto debe la mujer traer sobre la cabeza la divisa de la sujeción.
También los católicos, por entonces, sentenciaban a muerte a quienes hiciesen ofrendas a otros dioses que no fuesen los suyos. Y es que prohibieron los dioses del Nilo, pero además los juegos, el teatro, la música, las carreras de carros, quemaban a los herejes de su creencia y montañas y montañas de libros, ¡ay! los libros, que consideraban brujería.
El padre de Hipatia murió en el 393, cuando los católicos lanzaban los ataques más violentos contra el conocimiento, la razón y la ciencia; y tras el triunfo católico en la batalla del río Frígido, primera batalla por motivos religiosos en el mundo, con el helenismo derrotado, impusieron su superstición bárbara sobre el racionalismo.
Por entonces Hipatia estaba considerada una gran científica, y eran conocidos sus libros Aritmética, Las tablas astronómicas, y como intelectual y ciudadana honesta tomo partido por sus conciudadanos, opuestos a semejante barbarie, y se fue a hablar con el gobernador Orestes, con los generales, con todos los responsables, y mandó un escrito a la Corte Imperial. La respuesta de la Corte fue tan débil que los católicos encontraron el camino libre para dar el último golpe. Atacaron a Orestes en la calle y su guardia ocasionó un muerto entre los católicos atacantes, cosa que éstos utilizaron como justificación para emprender la destrucción de los centros más representativos de la ciudad vinculados al conocimiento y al saber, y llevaron hasta lo último la persecución y asesinato de quienes ellos consideraban enemigos, les tocaba a quienes se interesaban por lo que el ser humano podía saber, e Hipatia era mujer y científica, dos premisas que la hacían la mayor enemiga.
La historia de Hipatia quedó en la memoria del pueblo, pasó a la tradición oral, se hicieron leyendas para resistir a quienes se decían embajadores de dios en la Tierra.
El Siglo de las Luces, siglo XVIII, la recuperó, la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad la rescataron a base de investigación histórica, se rastreó su época y quienes la conocieron y escribieron de ella, empezando por Sócrates Escolástico, amigo que dejó comentarios y cartas, y siguiendo por otros que hacen referencia a ella, se descubrió en el Suda, enciclopedia del siglo X, la historia de su asesinato.
John Tolan (1720) escribió: La parte masculina de la humanidad ha quedado deshonrada por los siglos de los siglos por el asesinato de la encarnación de la belleza y el saber…
Voltaire en 1763 escribe en su Examen importante de milord Bolimbroke o la tumba del fanatismo: La muerte de Hipatia es un asesinato bestial perpetrado por los sabuesos tonsurados de Cirilo, con una banda de fanáticos a sus espaldas.
Gibbon cuenta: En un día de Cuaresma, Hipatia es arrastrada hasta la iglesia y allí una horda de salvajes le arrancaron las carnes de los huesos con afiladas conchas de ostras, y sus miembros, todavía estremecidos fueron entregados a las llamas. El justo progreso de las pesquisas y el castigo consiguiente se detuvieron mediante oportunos sobornos de la iglesia.
Juan José Arreola tiene un pequeño cuento titulado De LÖsservatore que dice lo siguiente: A principios de nuestra Era, las llaves de San Pedro se perdieron en los suburbios del Imperio Romano. Se suplica a la persona que las encuentre, tenga la bondad de devolverlas inmediatamente al Papa reinante, ya que desde hace más de quince siglos las puertas del reino de los Cielos no han podido ser forzadas con ganzúas.
Hipatia fue asesinada en el 415, había enseñado por medio del diálogo y buscado en sus alumnos el abandono de lo superficial en pro del conocimiento con base en la razón, era la plasmación de la escuela platónica en el final del helenismo.
Cuenta Nicéforo Grégoras en el siglo XIV que el nombre de Hipatia adquiere el significado de mujer inteligente.
Las referencias que se tienen de su trabajo indican que descubrió el astrolabio, el hidroscopio y el planisferio.