LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
Cuando aprendí el significado del yo y el mi me enteré de que yo era algo y comencé a pensar.
Tarde, aprendí que cuando la razón murió, entonces nació la Sabiduría; Antes de esa liberación, sólo tenía conocimiento.
Aprendí de Mahatma Gandhi que podías vivir una vida feliz y buena sin tener muchas posesiones, que la cualidad es tan importante como la cantidad.
Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.
Oh Espíritus Divinos de quienes aprendía conocer la excelencia, mi Alma os llama con confianza y se abre a Vosotros con amor.
Una de las mayores lecciones que aprendí de casi morir de cáncer es la importancia de amarme incondicionalmente. De hecho, aprender a amarme y aceptarme incondicionalmente es lo que me curó y me trajo de vuelta al borde de la muerte.
Aprendí que si no puedes ser feliz con pocas cosas no vas a ser feliz con muchas cosas.
Me comí 14 años en cana (…) La noche que me ponían un colchón me sentía confortable, aprendí que si no puedes ser feliz con pocas cosas no vas a ser feliz con muchas cosas. La soledad de la prisión me hizo valorar muchas cosas.
Aprendí sobre plantas de mi padre, que era herbolario y micros copista aficionado.
Los libros fueron mi pase a la libertad personal. Aprendí a leer a los tres años, y pronto descubrí que había un mundo por conquistar que iba más allá de nuestra granja en Mississippi.
Aprendí que la verdadera felicidad no viene de recibir más que de dar.
Aprendí, si no a dar más que no es fácil, sí a pedir menos que casi es indispensable.
En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible.
¿Sabía usted? que los caballos que estaban en el establo abajo aprendían a subir las escaleras rectas.
Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí.
Me lo contaron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo aprendí.
Lo que aprendí de la vida es aprovechar al máximo lo que tienes.
¡Oh! ¡Soy un miserable! ¿Por qué no aprendí a nadar?
Aprendí a jugar al ajedrez antes que a leer.