La iluminación espiritual

Dinero es la materialización de tu energía

Dinero y espiritualidad

Cuando hablamos de dinero y espiritualidad podemos caer en una ficticia paradoja de cómo un ser espiritual va a tener dinero, como si fuera una incongruencia. Cuando pensamos en personas espirituales nos imaginamos estereotipos como los maestros iluminados, yoguis, gente meditando, por mencionar algunos; podríamos pensar cómo seres sociales que todos los días vamos a un empleo a ganar dinero podemos ser espirituales.

En realidad ser espiritual es ser consciente, congruente, dar el valor a lo que realmente lo merece, estar despiertos a nuestra misión en esta vida y realizarla para acercarnos al plano divino; esto lo podemos observar en múltiples creencias. Este dilema radica porque nos enfrentamos a un programa instalado en las entrañas sociales y es la confusión entre humildad y pobreza, con la idea de que seremos más ricos cuando menos tengamos, comprendemos la riqueza desde el punto de vista material en la actualidad y en realidad el concepto real es el desapego.

Con la idea de tener para ser y no ser para tener, no nos detenemos a reflexionar en las consecuencias de alimentar nuestros deseos, entendidos como necesidades inherentes de nuestra existencia. Por ejemplo pensamos, cuando tenga esa casa, ese automóvil, haga ese viaje, etcétera… entonces seré feliz.

El primer punto es comprender que nos conformamos de una integridad energética, que cada acción que realizamos tendrá una manifestación. Somos energía, la energía no se destruye, se transforma. Concebir que todo lo que realizamos tiene un resultado, independientemente del juicio si es positivo o negativo.

Le hemos dado un poder increíble al dinero, socialmente se cree que lo material es lo más importante, por eso nos bombardean de publicidad, para despertar nuestros deseos burdos. De ahí que nos es inconcebible soltar nuestras pertenencias, y el dinero es lo que más cuesta liberar, todo tiene un precio.

Cuando hacemos un cambio de chip, es decir, transformar un programa viejo y renovarlo por el concepto de que el dinero es energía, entonces comenzamos a darle el valor que verdaderamente tiene. Pero una vez más, eso qué tiene que ver con ser espiritual, pues mucho, porque aunque nuestra vida esté inmersa en un paradigma podremos manifestar el plan verdadero de nuestra existencia.

Veámoslo como algo práctico y convirtamos el dinero en tiempo, en la empresa por ejemplo, cuando realizamos nuestras labores cotidianas, comprendemos que tenemos que permanecer determinado tiempo realizando actividades de acuerdo a las competencias que poseemos para obtener un sueldo de manera periódica.

Aquí es donde hay que identificar que nuestra energía es el conjunto de cualidades y talentos que nos conforman y damos a esa función, las cuales rentas por un pago. El esfuerzo o sacrificio que entregas es el tiempo que dejas de hacer otras cosas importantes por obtener ese monto presentado en dinero.

Cuando intuyes que tu tiempo cuesta, que los resultados deben de ser rentables en tiempo y espacio dejas de desperdiciar recursos. Argumentemos el caso de un proyecto, siempre ponemos tiempos, que sean medibles los objetivos para saber que los cumplimos. Al realizar esa idea en una planeación, acción y evaluación, podremos ver como se materializa en ganancias o pérdidas.

Ahora vislumbremos que también tenemos un proyecto de vida, descifrar que perdemos tiempo importante, como los momentos clave de tus hijos, la pasión con tu pareja, el amor a tus padres, familiares o amigos y lo sacrificamos por… dinero.

Por eso los sueldos son cada vez más bajos, porque no nos valoramos como debemos y de ahí también es la equivalencia energética que entregamos. Por eso cada vez se contratan más a las personas con disponibilidad de tiempo, es decir, actuar bajo la inconsciencia, que no tengan problema en perder su vida en el trabajo cotidiano, y aquí aparece otra famosa creencia vivimos para trabajar no trabajamos para vivir.

Hemos dejado de cultivar nuestro ser en pro del dinero, por eso tantos problemas sociales bien conocidos, en vez de que nuestra actividad nos haga desarrollarnos y estar completos, llenamos vacíos. Ahora te invito a que le pongas precio a cada unos de tus minutos de respiración, a tu salud, cuánto cuesta. Si supieras cuánto tiempo te resta de vida, cuánto pagarías por tus sueños no cumplidos por pérdida de tiempo.

No estoy satanizando a las empresas, incluso muchas ya están despertando a esta nueva conciencia del ser, en donde comprenden el verdadero valor de la actividad para el desarrollo de las personas. Los verdaderos líderes de negocios buscan el bienestar en su vida y de las personas que están comprometidas con su misión.

No me refiero a que renuncies a tu trabajo, sino que seas consciente de que la actividad que hagas la realices con pasión, con esto sentirás el fuego de tu esencia y transformarás el ser en tener.

Pensar en el dinero como energía te hará entrar en razón de darle el valor que verdaderamente tiene. De ahí depende el bienestar propio y de los nuestros, dejar de lado los programas de pobreza y dar el primer paso a la riqueza de tu espíritu. Cuánto crees que vale cada minuto de tu existencia.

El secreto de la gente de negocios es este, desarrollar estrategias para que la energía llegue a ellos, y esto puede ser ¡dinero!. Quien realmente sabe esto no deja la vida en el trabajo por dinero, da equivalencia a lo que efectivamente lo beneficia en su momento.

Cuando pensamos en ganar-ganar es saber que obtendrás un intercambio energético (de tu energía) a cambio de lo que deseas y hay que invertir. Obtener un empleo con la consciencia de que te desarrollarás a través del mismo. Dios no nos da horarios, por ocho horas no nos podemos deshacer de nosotros mismos.

Ese es el secreto del éxito no solo financiero, sino de la vida. Ahora otro Tip, Dios nos trajo a ser felices, cuando usas tus talentos para cumplir con las actividades que efectúes, incluso para ganar dinero, estás cumpliendo tu misión, cuando esa misión tiene como objetivo ayudar a Dios las puertas se abren a la abundancia.

Dios es acción, bienvenido al mundo de las verdaderas ganancias.