La iluminación espiritual

Debemos descubrir lo que no somos

POR: ADYASHANTI

Imagen; Debemos descubrir lo que no somos; Adyashanti

EL SENDERO DE LA ELIMINACIÓN

Tú no eres lo que piensas que eres. Hay algo más primordial que observa los pensamientos.

Antes de descubrir qué somos realmente, debemos empezar por descubrir lo que no somos. Si no, nuestras suposiciones seguirán contaminando toda la investigación. A esto podríamos llamarlo el sendero de la eliminación. En la tradición cristiana lo llaman la Vía Negativa, el sendero negativo. La tradición hindú del Vedanta lo llama Neti-neti, que significa esto no, eso no. Todos ellos son senderos de eliminación, formas de descubrir lo que somos a través de lo que no somos.

Empezamos por observar nuestras ideas acerca de lo que somos. Todos tenemos muchísimas ideas de las que ni siquiera somos conscientes, así que empezamos por observar las cosas más sencillas sobre nosotros. Por ejemplo, observamos nuestra mente y nos damos cuenta de que en ella hay pensamientos. Claramente, existe algo o alguien que se da cuenta de los pensamientos. Aunque no sepas qué es, sabes que está ahí. Los pensamientos vienen y van, pero el testigo de los pensamientos permanece.

Si los pensamientos vienen y van, entonces tú no eres los pensamientos. El hecho de darse cuenta de que tú no eres los pensamientos tiene mucha importancia, pues la mayoría de la gente presume que ellos son lo que piensan. La gente se identifica con lo que piensa. Sin embargo, basta un simple vistazo a tu propia experiencia para demostrarte que tú eres el testigo de tus pensamientos. Tú no eres lo que piensas que eres. Hay algo más primordial que observa los pensamientos.

LAS SENSACIONES

También existen las sensaciones.

Todos tenemos sensaciones emocionales: felicidad, tristeza, ansiedad, alegría, paz. Tenemos sensaciones en el cuerpo, ya sean de energía (una contracción por aquí, una apertura por allá) o el simple picor en el dedo de un pie. Existen diversas sensaciones y también existe un testigo de esas sensaciones. Existe algo que es el testigo y que toma nota de todas tus sensaciones. Así que tienes sensaciones y tienes conciencia de esas sensaciones. Las sensaciones vienen y van, pero la conciencia de las sensaciones permanece. Y aunque no tengamos que negar ninguna de las sensaciones que experimentamos, debemos saber que nuestra identidad más verdadera y profunda no es una sensación. No puede serlo, pues hay algo más primario, anterior a la aparición de las sensaciones: la conciencia de esas sensaciones.

LAS CREENCIAS

Esto mismo se lo podemos aplicar a las creencias.

Tenemos muchas creencias y tenemos la conciencia de esas creencias. Las creencias podrán ser espirituales, creencias sobre tu vecino, sobre tus padres, sobre ti mismo (éstas suelen ser las más dañinas), y sobre una gran variedad de cosas. Las creencias son pensamientos que asumimos como verdad. Todos podemos ver que nuestras creencias han ido cambiando según hemos ido creciendo, según hemos ido avanzando por la vida. Las creencias vienen y van, pero la conciencia de las creencias es anterior a las creencias; es más primaria. Entonces podemos ver fácilmente que nosotros no podemos ser nuestras creencias. Las creencias son algo de lo que somos testigos, algo que vemos, algo que percibimos. Pero las creencias no nos dicen quién es el observador; no nos dicen quién es el que las percibe. El observador o el que las percibe, el testigo, es anterior a las creencias.

EGO-PERSONALIDAD

Esto mismo podemos aplicarlo a nuestro ego-personalidad.

Todo el mundo tiene un ego y una personalidad. Normalmente creemos que somos nuestro ego, que somos nuestra personalidad. Y, sin embargo, al igual que con los pensamientos, con las sensaciones y con las creencias, vemos que también existe un testigo de esa personalidad. Existe un ego-personalidad llamado tú y también existe una observación del ego-personalidad, una conciencia del ego-personalidad. La conciencia del ego-personalidad es anterior a la personalidad; la percibe, sin juzgarla ni condenarla.

En este punto empezamos a entrar en contacto con algo más íntimo. La mayoría de la gente se identifica con su ego y con su personalidad. Pero el simple hecho de querer observar tu experiencia te hace ver que existe una personalidad y un testigo de la personalidad. Por consiguiente, tu personalidad no puede ser tu naturaleza esencial más profunda. Hay algo más primario que observa tu ego-personalidad: la conciencia.

Así llegamos a nuestra conciencia. Nos damos cuenta de que existe una conciencia. Todo el mundo tiene conciencia. Si estás leyendo estas palabras ahora mismo, la conciencia es lo que las está asimilando. Eres consciente de lo que piensas. Eres consciente de lo que sientes. Así que la conciencia está claramente presente. No es algo que tengas que desarrollar. La conciencia no es algo que tengas que fabricar. La conciencia simplemente es. Es lo que nos permite saber y experimentar lo que sucede.

EL VERDADERO DESPERTAR

¿Estás preparado para perder tu mundo?

La tarea de cualquier práctica espiritual provechosa es por consiguiente desmantelar ese albergar pensamientos, opiniones e ideas que constituyen el falso yo, el yo que está buscando. Esta es la verdadera tarea de la meditación y la indagación. A través de la meditación podemos llegar a ver que lo único que nos hace sufrir es nuestra propia mente. Sentarse en silencio revela que la mente no es nada más que pensamientos condicionados que surgen espontáneamente en la conciencia. A través de albergar estos pensamientos, y tomarlos como reales y relevantes, creamos imágenes internas de uno mismo, los demás y el mundo. Entonces vivimos en estas imágenes como si fueran reales. Ser capturado por estas imágenes es vivir en una realidad virtual e ilusoria.

A través de la observación de la naturaleza ilusoria del pensamiento sin resistirse a él, podemos empezar a cuestionar e indagar en las subyacentes estructuras de creencias que lo sustentan. Estas estructuras de creencias son las que forman nuestros apegos emocionales al falso yo y al mundo que nuestra mente crea.

Es por eso que a veces pregunto a la gente: ¿Estás preparado para perder tu mundo? Ya que el verdadero despertar no cabe en el mundo que te imaginas o el yo que te imaginas que eres. La realidad no es algo que integras en tu visión personal de las cosas. La realidad es la vida sin tus historias, ideas y creencias distorsionadas. Es unidad perfecta, libre de todos los puntos de referencia, sin ningún lugar para estar y nada a que agarrarse. Nunca ha sido hablada, nunca ha sido escrita, nunca ha sido imaginada. No está oculta, sino a plena vista. Deja de albergar opiniones y aparecerá ante tus propios ojos.


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