La iluminación espiritual

Cuidado con los ciegos de la caverna

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Cuidado con los ciegos de la caverna; Patrocinio Navarro

EL PODER A LOS FUERTES

Debe quedar muy claro al lector que a pesar de la denuncia que aquí se hace contra el Sistema, ni gobiernos, ni instituciones del tipo que sean son los primeros responsables de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y actos de cada uno, aunque influyan y presionen de tantos modos. ¿ Quién puede negar que disponemos del libre albedrío, y lo que hagamos con él es cosa nuestra? Por ello, siempre podemos oponer nuestra voluntad personal a la de quien intenta imponernos la suya mediante alguna clase de estrategia, como es el caso de gobernantes o personas de su misma cuerda. Por lo mismo, siempre podemos oponer nuestra voluntad espiritual libre a la voluntad egocéntrica de los que proclaman leyes contrarias a las divinas, como es el caso de las Iglesias disfrazadas de cristianas. Cristo nos indica que no debemos acatar las leyes que se opongan a las leyes de Dios. Esto, de por sí, ya es incompatible con muchas profesiones donde se pone por delante servir a quienes pagan el salario antes que a los dictados de la propia conciencia o a las creencias espirituales o religiosas. Esto me lo confirmó un día a un suboficial católico de la G. Civil cuando a la pregunta si dispararía a matar por orden de un superior en el ejercicio de su cargo, a pesar de lo que indica el 5º Mandamiento, me dijo que el deber está por encima de los Mandamientos. Así lo deben entender quienes obedecen a ciegas a quienes tienen por superiores. Por el contrario, conocí a otro G. Civil, un cristiano libre, que vio incompatible su trabajo con los principios pacíficos enseñados por Jesús el Cristo. Le quemaba llevar una pistola al cinto y por fin renunció, consecuente con la frase de Jesús:

El que mata con la espada, por la espada perecerá.

Llevar espada o pistola, a estos efectos, es igual que manejar una ametralladora, un tanque, un avión de combate o un submarino nuclear. El caso es que quienes tienen esa clase de profesiones que destruyen - que no son trabajos, sino otra cosa, porque el trabajo crea bienes, riqueza, agranda la vida- están expuestos no solo a perder la propia vida sino a perder de vista su alma y sufrir las consecuencias de sus actos.

Algunos conocimientos espirituales son comúnmente aceptados por toda la humanidad y hasta la sabiduría popular lo proclama. Uno de estos es la ley de causa y efecto o de siembra y cosecha, también conocida como ley del karma. La gente dice acertadamente aquello de: Quien siembra vientos, recoge tempestades.

Sin duda hay que tener mucho cuidado al elegir la profesión, porque no todo vale a cambio de un salario, ni todo lo que se hace por un salario es un trabajo, porque puede ser una ocupación, pero trabajo es algo que tiene que ver con la dignidad, y no hay trabajos indignos, ni siquiera el más bajo de la escala laboral es indigno, pero sí ocupaciones o profesiones indignas, como las señaladas y otras de su misma clase, como verdugo, inventor o fabricante de armas, científico nuclear, manipulador genético, y un largo etc., de personas que se juegan la vida espiritual con sus ocupaciones contrarias al amor, la libertad, las leyes de la Naturaleza, o las leyes de la vida en cualquiera de sus aspectos espirituales.

Citando a Unamuno, diré que cada uno es hijo de sus obras. Y añadiré algo más: padre de su destino, pues lo que se siembra, se cosecha antes o después; en esta vida o en otra posterior. El destino no está escrito, pues no existe la predeterminación, como afirman las iglesias luteranas, sino la ley de causa y efecto, que tiene validez universal.

Si somos capaces de cambiar individualmente para mejorar nuestra relación con las leyes de Dios, con las leyes de la Naturaleza y con nuestros semejantes, cambiaremos nuestro destino, e incluso haremos variar el contenido de nuestros genes para encontrar la puerta de salida de la caverna simbólica de Platón en la que transcurre la existencia en este mundo hacia la inmensa luz de un cielo de libertad, igualdad, fraternidad, unidad y justicia que todas las gentes de buen corazón desean ver realizado en sus vidas. Esa puerta, que puede ser abierta ya en este mundo por la unión de una masa crítica, es la única salida del desastre colectivo a que pretenden conducirnos los que gobiernan las naciones, y cuanto antes crucemos esa puerta, antes cambiará sin duda el destino fatal que nos aguarda si nos quedamos en la sombra profunda de la gruta esperando a que las cosas cambien solas. Las cosas no cambian solas. La falsa paciencia de los débiles (mezcla de miedo, indiferencia e inercia irresponsable) da poder a los fuertes. Y quien se deja someter es libre de hacerlo, pero no está obligado, pues la libertad es una condición sagrada personal que nadie puede quitarnos a no ser que renunciemos a nuestra voluntad y se la cedamos a otro para que la ejerza en nuestro nombre. De ese modo, anudamos nuestro destino al destino de ese otro. Debemos tener cuidado con esto, porque si el otro es ciego, nosotros nos vamos al abismo con él.


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