LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
CUENTO DE HOY
Como buen filósofo que era, Sócrates creía que la persona sabia viviría instintivamente de manera frugal. El mismo ni siquiera llevaba zapatos; sin embargo, una y otra vez cedía al hechizo de la plaza del mercado y solía acudir allí a ver las mercancías que se exhibían.
Cuando un amigo le preguntó la razón, Sócrates le dijo: Me encanta ir allí y descubrir sin cuántas cosas soy perfectamente feliz.
La espiritualidad no consiste en saber lo que quieres, sino en comprender lo que no necesitas.
Aparentar con nuestras posesiones es en realidad una actitud, una pose cultivada, una máscara de felicidad, porque ¿qué sentido tiene mostrarle tu infelicidad al mundo? A eso se debe que la gente parezca tan feliz. Viven en un mundo de apariencias externas, engañando y engañándose gozando de un mundo ilusorio.
La felicidad es como respirar, la felicidad es como el latido del corazón, la felicidad está en tu ser; no es algo exterior. La felicidad no es algo que acontece y no acontece, la felicidad es algo que siempre está allí. Él está lleno de felicidad. La felicidad es el material del que está hecha la existencia, y quien esta despierto ha entrado en armonía con ella; naturalmente, él se siente feliz. Todo lo que hace, lo hace con alegría. Su felicidad precede a su acción.