La mente intuitiva
Cuento zen con moraleja
Desarrolla tu mente intuitiva. Asume que lo buscado está aquí, delante de ti y que tienes un universo de medios que están accesibles para ser encontrados.
Cuento zen sobre la mente intuitiva
Eran tiempos difíciles y un hombre susurró: ¡Gran Espíritu, habla conmigo, te necesito! Y un ruiseñor comenzó a cantar. Pero el hombre no lo escuchó...
Entonces el hombre repitió: ¡Gran Espíritu, por favor! ¡Habla conmigo! Y el eco de un trueno se escuchó. Más el hombre ensimismado no fue capaz de oír.
El hombre salió, miró a su alrededor y dijo: ¡Gran Espíritu! ¡Déjame verte! Y una estrella brilló en el cielo. Pero el hombre no la vio.
Entonces, ya desesperado, el hombre comenzó a gritar: ¡Gran Espíritu! ¡Muéstrame un milagro! Y un niño nació. Pero el hombre no fue capaz de sentir el latir de la vida.
Entonces el hombre comenzó a llorar y dijo: ¡Gran Espíritu! ¡Tócame y déjame saber que estás aquí, conmigo! Y una mariposa se posó suavemente en su hombro. Pero el hombre la espantó con la mano, y desilusionado continuó su camino, triste y solo.
MORALEJA
La vida está llena de señales.
Solo tenemos que aprender a ver con los ojos del corazón.
Para desarrollar una mente intuitiva, en primer lugar, debes asumir que eso que estás buscando está aquí, delante de ti. Está localizado dentro del universo de posibilidades en el que tú te encuentras, y que está accesible para ser encontrado.
En segundo lugar, para desarrollar una mente intuitiva, tienes que confiar en ti y en tu capacidad de dar con ello. Al igual que partes de que eso que buscas está delante de ti, tienes que partir de que tú tienes el poder de encontrarlo. Es decir, tu apertura mental y tu serenidad mental te van a permitir sentir, de diferentes formas, eso que estás buscando.
Para escuchar nuestra intuición es necesario entrenar la mente. Y esto lleva tiempo, porque nuestra mente está adaptada a las creencias e ideologías de nuestra experiencia y del momento sociocultural en el que estamos. Además, Fortalecer nuestra mente no es una práctica muy común en el mundo occidental.
Si hasta ahora no estamos dando con ello, es porque no hemos encontrado la forma de hacerlo, no hemos mirado de la forma correcta, o no nos hemos dirigido al lugar correcto.
Una mente receptiva y clara es muy poderosa. La apertura mental y la atención tienen un papel fundamental a la hora de crear tu realidad.
Cuando logramos serenar la mente, se abren los ojos del corazón. Esto es intuición.
Recuerden, la intuición es una esfera distinta donde ocurren cosas que no guardan en absoluto relación con el intelecto, aunque puedan penetrar en el intelecto. Debe comprenderse que una realidad superior puede penetrar una realidad inferior, pero la inferior no puede penetrar la superior. De modo que la intuición puede penetrar el intelecto porque es superior, pero el intelecto no puede penetrar la intuición porque es inferior. Es como tu mente que es capaz de penetrar tu cuerpo, pero tu cuerpo no puede penetrar la mente. Tu ser puede penetrar la mente, pero la mente no puede penetrar el ser. Por eso es que, si entras en el ser, te has de separar del cuerpo y de la mente; de ambos. Ellos no pueden penetrar un fenómeno superior.
En conclusión, la intuición no puede ser explicada científicamente porque el fenómeno mismo es irracional y no científico. El fenómeno mismo de la intuición es irracional. En el lenguaje parece que está bien preguntar, ¿Puede explicarse la intuición? Eso quiere decir: ¿Puede la intuición ser reducida al intelecto? Pero intuición significa algo más allá del intelecto, algo que no es del intelecto, algo que viene de algún lugar donde el intelecto está totalmente ausente. De modo que el intelecto puede sentirla, pero no puede explicarla.