LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
PARA LLEGAR AL ALMA
El sacerdote de la aldea era distraído en sus oraciones por los niños que jugaban junto a su ventana. Para librarse de ellos, les gritó: ¡Hay un terrible monstruo río abajo, id corriendo allá y podréis ver cómo echa fuego por la nariz!
Al poco tiempo, todo el mundo en la aldea había oído hablar de la monstruosa aparición y corría hacia el río. Cuando el sacerdote escucho la romería, se unió a la muchedumbre. Mientras se dirigía resollando hacia el río, que se encontraba cuatro millas más abajo, iba pensando: La verdad es que yo he inventado la historia. Pero quién sabe, a lo mejor será cierta...
Es mucho más fácil creer en los dioses que hemos creado si somos capaces de convencer a los demás incautos de su existencia.