LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
CUENTO DE HOY
En un lugar de la China, un mandarín recibió la noticia de que pronto iba a ser nombrado magistrado. Estaba muy contento e impaciente por estrenar el cargo.
Entonces, un amigo suyo, un hombre mayor y muy sabio, fue a hacerle una visita.
Recuerda bien este consejo, le dijo: No pierdas jamás la paciencia. Porque si eres capaz de ser paciente con todos en tu nuevo puesto, todos te apreciarán.
Sí, sí, lo haré, respondió feliz el mandarín.
Pero cada día su amigo acudía a su casa para darle el mismo consejo. Un día, y otro, y así hasta cinco veces. Entonces, el mandarín se cansó y dijo enfadado:
¿Te crees que soy tonto? ¡Ya te oí! ¡Es la quinta vez que me lo repites!
Y el amigo, sereno, le miró y le dijo:
¿Ves cómo no es nada fácil ser paciente? Ya te lo advertí.
Escuchar consejos es fácil; lo difícil es ponerlos en práctica.
Cierto, tal y como dice este cuento, es muy fácil escuchar y decir que sí a todo, pero a la hora de la verdad, cuesta poner los consejos en práctica.
La paciencia es una virtud: este dicho que tantas veces escuchamos es cierto. Es una virtud porque no es nada fácil ser paciente.
La impaciencia genera ira: cuando el mandarín se hartó de escuchar constantemente el mismo consejo, no solo perdió la paciencia, sino que se enfadó muchísimo. Y es que la impaciencia nos perturba hasta tal punto que nos llega a generar ira.