El falso sacerdote
Cuento zen con moraleja
Si abolimos el cáncer de estos falsos sacerdotes será un gran cambio, una revolución: la única y verdadera que es necesaria y que aún no ha ocurrido.
Cuento zen sobre la falsedad
Un hombre acudió a su párroco y le dijo: Ayer murió mi perro, Padre, y querría ofrecer una misa por su eterno descanso.
El párroco respondió escandalizado: ¡Nosotros no ofrecemos misas por los animales! Inténtelo en la iglesia de los protestantes que hay en la esquina. Es probable que ellos quieran rezar por su perro...
La verdad es que le tenía un enorme cariño, dijo el feligrés, y me gustaría ofrecerle una despedida decente. Pero, claro, no sé lo que se acostumbra a dar en estos casos...
¿Cree usted que bastará con diez mil dólares?
¡Un momento!, dijo el párroco.
¡No me había dicho usted que su perro era católico!
MORALEJA
Todos los falsos sacerdotes son vulnerables; no tienen suelo bajo los pies. Si se les descubre, están acabados. Y cuando se acabe con ellos, la sociedad saboreará la verdadera libertad.
Si podemos abolir el cáncer de estos falsos sacerdotes, será realmente un gran cambio, una revolución: la única y verdadera revolución que es necesaria y que aún no ha ocurrido.
Solo el cambio que se origine en tu interior viene a ti. Solo tu conciencia puede volverte moral, sincero; solo tu conciencia puede hacerte espiritual; solo tu conciencia puede hacerte puro.
El falso sacerdote está oculto dentro de ti en tu sentimiento de culpa; desde ahí te empuja, tira de tus riendas.
Cuando el falso sacerdote engaña a la gente corriente, se está engañando a sí mismo.
Los falsos sacerdotes son unos parásitos. Han encontrado un método infalible para hacerte espiritualmente débil, un método garantizado al cien por cien que consiste en enseñarte a no amarte a ti mismo. Porque la persona que no se puede amar a sí misma tampoco puede amar a los demás, quedan ciegos y fáciles de engañar.
El amor te hace rebelde, revolucionario, te abre los ojos de los lobos vestidos de cordero. El amor te da alas para volar alto. El amor te da un enfoque correcto de las cosas, de forma que nadie te pueda engañar; te pueda explotar, te pueda oprimir. Ojo que los falsos sacerdotes sobreviven solo a costa de tu sangre; sobreviven solo a base de explotar.
«El camino a la verdad es ver lo que es falso en cada momento». Adyashanti