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La inteligencia espiritual nos permite funcionar como seres humanos, experimentando los vaivenes de las relaciones afectivas y aprendiendo de ellas.
JBN LIE
INTELIGENCIA ESPIRITUAL
Por qué las personas inteligentes no siempre toman buenas decisiones de vida?
Cuando en la cultura occidental hablamos de inteligencia, en términos generales nos referimos a la inteligencia académica o mental, es decir, a la facilidad para recolectar y evocar información, resolver procesos lógicos y desarrollarse profesionalmente.
Sin embargo, la inteligencia mental no es el único tipo de inteligencia que una persona puede desarrollar, y no es inusual encontrarse con una persona supuestamente inteligente que constantemente toma pobres decisiones de vida.
Para el desarrollo personal, la inteligencia espiritual es tanto o más necesaria que la inteligencia mental. Pero qué significa ser espiritualmente inteligente? Hoy veremos la diferencia entre estas dos inteligencias, y los desbalances que ocurren cuando ambas están desequilibradas.
La inteligencia mental
Es difícilmente discutible la importancia de la inteligencia mental para poder interactuar y desarrollarse en el mundo de hoy en día. Nos guste o no, vivimos en una sociedad regida por normas y actividades que involucran constantemente el uso de nuestra inteligencia mental.
Nuestra inteligencia mental nos permite ser más productivos en nuestro trabajo, poder adaptarnos a las normas y horarios, cumplir con nuestras responsabilidades sociales y laborales, recordar eventos, aprender métodos de trabajo y poder recibir educación formal.
Utilizar la inteligencia mental es importante, el problema es cuando le damos predominancia por sobre nuestra inteligencia espiritual. Entonces nos volvemos personas que funcionan solo en base a la lógica y pierden contacto con su realidad emocional, tomando decisiones y accionando acorde a lo que dicta su mente como más eficiente, pero que tiene pobres resultados en el crecimiento interno y la maduración emocional de una persona.
La persona que se deja llevar por su inteligencia mental termina sintiéndose aislada y vacía, intentando llenar su vida con logros, objetos o relaciones, perdiéndose en los deseos egoicos que nunca podrán ser enteramente satisfechos, e inevitablemente sumiéndose en la infelicidad.
La inteligencia espiritual
La inteligencia espiritual nos permite funcionar como seres humanos, con sus altibajos anímicos y emocionales, experimentando los vaivenes de las relaciones afectivas y aprendiendo de ellas. La persona que lleva consciencia a su inteligencia espiritual madura emocionalmente y es una fuente de estabilidad, paz y amor para otras personas dentro del ámbito social.
Nadie puede negar el valor de la inteligencia espiritual para desarrollar una sociedad centrada y coherente, en la que todos avanzan con un fin común y se benefician en el trayecto (viéndolo de esta manera es evidente la deficiencia en el desarrollo en la inteligencia espiritual que existe dentro de las estructuras gubernamentales en la mayoría de los países).
Por otra parte, la persona que, en el estado de dualidad, insiste en desarrollar solo la inteligencia espiritual (como si hubiera aspectos inferiores o superiores dentro de la totalidad de la expresión humana), en términos generales termina siendo una persona ausente, distraída y poco confiable en cuanto al cumplimiento de sus responsabilidades, debido a la falta de compromiso con el momento presente, y a la pobre organización en el desarrollo de sus tareas.
La dificultad de desarrollar la inteligencia espiritual
En occidente las personas suelen experimentar dificultades para desarrollar su inteligencia espiritual. Hay un gran prejuicio acerca de que una persona sea emocional y se base en experiencias que escapan a la percepción normal para tomar decisiones de vida. El instinto está mal visto, y salirse del sistema y la norma es motivo para la reprimenda. En este entorno, poder conectarse con nuestra inteligencia espiritual se vuelve una tarea dificultosa.
Otro factor a tener en cuenta es que la inteligencia espiritual es algo mucho más sutil y menos palpable que la inteligencia mental, y es porque la inteligencia espiritual no es nuestra (es decir, de Fulanito o Fulanita), sino que le pertenece al espíritu, y es mediante rendirnos a SU sabiduría que tenemos acceso a ella.
Para acceder a nuestra inteligencia espiritual es necesario dejar de lado, aunque sea por un momento, nuestra inteligencia mental y rendirnos a un poder más grande. Implica pasar la atención hacia adentro, a lo que estamos sintiendo y a nuestros impulsos instintivos, en lugar de utilizar la evidencia sólida y lógica que podemos ver con nuestros propios ojos. Confiar en lo desconocido, aunque sea nuestro propio ser interno, nos aterra.
Cómo equilibrar la inteligencia espiritual con la mental?
Sin la inteligencia mental, no podríamos cumplir coherente y eficientemente con nuestras tareas. Sin la inteligencia espiritual no tendríamos acceso a nuestro instinto y nuestra capacidad de lidiar de manera centrada y abierta con las situaciones, accediendo al poder de nuestro espíritu.
Yo creo que uno de los primeros pasos para dar más lugar a la inteligencia espiritual en nuestras vidas es aceptar que nuestra mente no tiene todas las respuestas. Cuando aceptamos que tal vez no conocemos la mejor manera de lidiar con determinada situación, se genera un silencio momentáneo en nuestra mente, producto de la incógnita. Este silencio abre un espacio en el campo de las posibilidades, en el que nuevas soluciones empiezan a tomar forma, sencillamente porque no nos estamos negando a verlas mediante refugiarnos en nuestras propias estructuras.
Podemos utilizar la inteligencia mental para concentrarnos, organizarnos y trabajar a la mejor de nuestras capacidades en un momento dado, mientras que nos permitimos momentos de silencio y búsqueda interna para reconectarnos con nuestra inteligencia espiritual, especialmente para lidiar con las relaciones interpersonales y la toma de decisiones, pero también para colaborar con el desarrollo de cualquier labor.
Esta pausa que otorgamos a nuestra mente, y en la que accedemos al terreno de las infinitas posibilidades mediante nuestro estado de silencio nos llevará, sin pensarlo demasiado, a mejorar la calidad de todas nuestras acciones, decisiones y expresiones, dando la posibilidad de que se expresen los anhelos de nuestro Ser interno, en la experiencia del día a día.
Qué implica desarrollar la inteligencia espiritual?
A veces, desarrollar la inteligencia espiritual implica dejar ir nuestros miedos y la ilusión de control que tenemos acerca de administrar todo mentalmente, y planificar por adelantado (como si eso nos asegurara que todos nuestros planes se van a cumplir mientras más nos preocupemos por variables que en este momento escapan a nuestra realidad).
Desarrollar la inteligencia espiritual también implica atreverse a indagar en las profundidades de nuestro Ser y reconectarnos con nuestros sentimientos y emociones. Este proceso puede ser difícil y doloroso, ya que seguramente haya mucha energía emocional acumulada ante la cual hemos sido negligentes por priorizar nuestras actividades intelectuales. Poderosa no es la persona que puede controlar sus emociones, sino la que se permite experimentar todos los aspectos del Ser sin resistencia ni temor, permitiendo que todo fluya desde su interior, ya sean estos aspectos placenteros o dolorosos.
Desarrollar la inteligencia espiritual implica confiar en el proceso de la vida, y en que todas las piezas encajarán en su lugar a medida que nosotros mismos les demos espacio, dejando de intentar abarcar todo con la fuerza de nuestra mente. Implica comprender que no somos solo un cuerpo mortal, sino un alma inmortal que pertenece a una energía original que todo lo abarca, y en la cual descansamos amorosamente, y en paz, mientras transitamos el camino de la vida.