La iluminación espiritual

Mujer ante el espejo

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; Mujer ante el espejo; Patrocinio Navarro

LA MUJER ANTE SU ESPEJO, SU INFIERNO Y UNA FARSA

La mujer se halla inmersa en un mundo dominado por violentos machistas misóginos. Es un mundo controlado por auténticos psicópatas explotadores.

Con respecto a la mujer los psicópatas adoptan tres comportamientos básicos: las explotan, las maltratan o las matan. Como este es un fenómeno de alcance mundial hay que preguntarse por qué.

¿Por qué y para quién es peligrosa la mujer cuando toma conciencia de sus valores propios? ¿Cuánto tiempo más podrá mantenerse la farsa de alabar su supuesta liberación mientras se le sigue explotando, maltratando, prostituyendo y matando a diario en todos los países?

En todas las épocas, culturas, países y clases sociales desde la imposición del patriarcado como sistema dominante la mujer ha estado supeditada al hombre, ocupando un segundo lugar, o menos, siempre alejada de los centros de decisión importantes para la colectividad, siempre al servicio del varón en todas sus necesidades: el famoso descanso del guerrero. Se comprendería –aunque fuera injustificable y síntoma de barbarie-esta coincidencia histórica de subordinación y acatamiento forzadas del sexo femenino si fuera inferior al masculino en inteligencia, sensatez,, orden, armonía, belleza, astucia, autosuficiencia, espíritu práctico, realismo, finura emocional y espiritual, intuición, paciencia, inclinación a la empatía, capacidad artística, habilidad manual, sentido del deber, espíritu de sacrificio, o simplemente longevidad. No es que el varón sea incapaz de poseer semejantes cualidades (y no están todas las que una mujer es capaz de reunir), sino que al varón le cuesta más tener algunas de esas que facilitan mucho la felicidad personal tanto como la relación de pareja o la vida pacífica comunitaria, lo que le convierte a menudo en un obstáculo para la evolución social. Por tanto, esta discriminación es síntoma de barbarie. Uno más.

La mujer pare hijos que no quiere que le maten en las guerras. Es por naturaleza más pacífica, más amorosa y más libre de necesidades sexuales y lleva con más calma la presión hormonal para buscar sexo que el hombre, lo que la hace más libre e independiente, así como resulta más fuerte ante las dificultades de la vida, más perspicaz y más proclive al diálogo que a la violencia a la hora de solucionar problemas.

Y es que estas cualidades, que en el sexo femenino destacan con gran frecuencia se hallan más disminuidas en el sexo masculino, hasta el punto que aquellos hombres que poseen en mayor grado de lo habitual cualidades más refinadas y exhiben el lado más delicado de su personalidad son considerados como sospechosos de falta de virilidad, y considerados – hasta por el también existente sector femenino machista -varones de segunda clase.

LA MISOGINIA Y SUS RAÍCES VENENOSAS

Poseyendo la mujer tan altas cualidades por su propia naturaleza, ¿a qué se debe esa forzada subordinación y esa falta de reconocimiento por parte de los varones? En lo que concierne al análisis que estamos realizando, lo que más destaca es algo sencillo: Todas las cualidades mencionadas pueden encontrar una fuerte oposición ante un hombre que desprecie su propio lado femenino,- las cualidades finas de su alma- y se vea a sí mismo como macho, dominador, dueño, imprescindible, superior a la mujer en valor y cosas por el estilo. Esta es la clase de energúmenos que desprecian, maltratan, violan y matan a sus novias y a sus compañeras.

Vivimos inmersos en un mundo machista configurado por la violencia y el deseo de poder sobre otros, dominado por violentos que poseen ejércitos y policías. Este es un mundo controlado por auténticos psicópatas machistas y violentos donde el valor del soldado o del policía es celebrado en las tribunas, condecorado y puesto como ejemplo mientras jamás se condecora a trabajador alguno de los tantos que mueren a diario cumpliendo con su deber. Muy al contrario, su viuda, y sus hijos, si los tuviera, se verían sumidos en una vida mísera.

El mismo desprecio o falta de aprecio muestran los dirigentes mundiales hacia poetas, artistas, místicos, pensadores, renovadores sociales y cualquier otro espíritu libre, a no ser que se incline ante ellos y acepte sus reglas.

La condición genuina femenina no encaja en el presente modelo social; molesta a una sociedad donde se aspira al dominio beligerante y exento de compasión, donde las cualidades del alma femenina pueden ser cimientos de un nuevo mundo bien diferente. Entonces a la mujer se le sojuzga, se le recluye en casa, se le considera propiedad privada, mercancía, o mensajera del enemigo de Dios, y entonces se le quema, se le castiga con el látigo, se le lapida aplicándole la ley islámica o se le niega que tenga alma, como afirmó la iglesia hasta hace pocos siglos. Por cierto, fueron los santurrones listos de esta iglesia tales como Pablo de Tarso, Agustín de Hipona o Tomás de Aquino, los principales responsables intelectuales de justificar el dominio sobre la mujer, dando así cobertura religiosa y justificación moral a las canalladas y abusos contra la mujer.

UNA FALSA LIBERACIÓN

Sin embargo, su sensibilidad ante el dolor ajeno y la injusticia puede verse manipulada, y se le puede hacer creer en que se promociona cuando se le integra en el sistema y se le dan puestos de responsabilidad. Alguna ha adquirido una educación machista que puede permitirle ascender en público todo lo que desciende ante el varón de casa en su vida privada. Y si alguna de ellas alcanza puestos dirigentes de primer orden, observarán que sus actuaciones responden perfectamente al modelo patriarcal dominante, como es el caso de las mujeres soldado, mujeres policía, mujeres responsables del aparato productivo capitalista, presidentas de gobierno o guardianas de cárceles. Muchas, hasta refuerzan negativamente en sus puestos el modelo del macho en contra de los valores femeninos. Esto forma parte de la farsa hipócrita de la liberación de la mujer y de su igualdad de oportunidades con respecto al varón.

Igualmente podemos observar con respecto a la mujer trabajadora doblemente explotada como obrera con menor salario, menores oportunidades de ascenso laboral y como ama de casa. La mujer en Oriente es una víctima del macho y del fanatismo religioso convertido en leyes sociales y familiares. La mujer en Occidente es ahora mismo igualmente víctima del macho y del fanatismo, pero aquí en versión materialista capitalista, convertida en sistema social dominante, competitivo y agresivo.

A pesar de todo, y lo observamos a diario, va adquiriendo poco a poco conciencia de su poder y escalando autoestima, tomando posiciones en el campo de la cultura, el arte, las actividades sociales y los valores humanos y aumentando su rebeldía contra la explotación machista.

La mujer se rebela, y ese es uno de los principales motivos de que tantas sean asesinadas por sus parejas. Mas a pesar de esto, ha iniciado ya su propio camino de no retorno a la esclavitud sexual, laboral y espiritual. Seguro que sus mayores apoyos en este proceso de liberación los va a encontrar en todos los que – como todo lo femenino, laboral o revolucionario -nunca reciben precisamente premios de quienes dirigen este mundo, pero junto a ellos representan la gran esperanza de la humanidad.


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