La iluminación espiritual

La eclosión del fanatismo

POR: PATROCINIO NAVARRO

Imagen; La eclosión del fanatismo; Patrocinio Navarro

BROTES DEL FANATISMO

El fanatismo es algo que hace mucho daño allá donde se instale.

De la mano y al amparo de los ricos, violentos y poderosos afincados en Estados Unidos y representados por su Presidente, una ola expansiva de intolerancia, mentiras, nacionalismo proteccionista y regresión democrática se extiende hacia el resto del mundo con sus propios ricos mentirosos, intolerantes, nacionalistas y lo mismo de retrógrados. Se extiende como una sucia mancha igual que la Nada en la Historia Interminable de Michael Ende, y a medida que avanza va borrando los perfiles del mundo existente. En este caso se prodiga en lo que concierne a principios sociales, humanitarios, económicos, políticos, medio ambientales, y, por supuesto éticos. A medida que avanza esta Nada destructora retroceden la democracia, los derechos de asilo, las conquistas sociales y laborales y la objetividad informativa. No hay lugar en el mundo que esté libre de los tentáculos de esta nueva Hidra de mil cabezas- millonarias todas- y no hay gobiernos ni medios de comunicación conservadores que no se estén dejando seducir por esta nueva enfermedad mundial que conduce a borrar los logros de nuestros mayores hacia un mundo más justo y saludable.

No se puede decir que la Hidra carezca de principios, pues tiene alguno: Primero, Yo, y luego el Diluvio es su favorito. Ya es viejo este principio, pero ahora, tal y como está el clima por haber abusado tanto de él, ya solo nos ofrecen el Diluvio. Este principio elemental del Yoismo como postura política y de poder exige una inteligencia elemental para sostenerse, y ninguna más elemental que la del ego, que es el pariente pobre del Ser, el invitado andrajoso que ha usurpado a la conciencia libre y ocupa su lugar en el alma y el pensamiento de alguien. En este caso, del prototipo humano que tiende a extenderse como epidemia moral desde los EEUU al resto del mundo, sin que nadie parezca sorprendido. Es comprensible: el ego goza de gran predicamento en todas partes y en miles de millones de nuestros semejantes, y sálvese quien pueda de lo de tirar la primera piedra.

Si el egocentrismo es la raíz de ese árbol podrido, el fruto es el fanatismo. El fanatismo es algo que hace mucho daño allá donde se instale. Si lo hace en la mente de alguien, lo convierte en un intransigente; si lo hace en una organización cualquiera, la convierte en agresiva y por supuesto, nada propensa al diálogo, a la cooperación o al reconocimiento de los valores de otras. Su lema es viejo: O conmigo o contra mí. No admite medias tintas, ni titubeos. No admite la neutralidad o la equidistancia. Es la inversión de los valores espirituales del mismo Dios: O conmigo o contra Mí. En este caso, tiene sentido, porque las leyes divinas rigen en el Universo entero, comenzando por la ley del amor. Pero el fanático ignora tanto la ley del amor como desprecia las leyes cósmicas hasta el punto de andar negando el cambio climático, que es la prueba de lo que pasa cuando se desprecian las leyes de Dios manifestadas en la Creación. Pero los poderosos de este mundo piensan que pueden disponer a su antojo de la Creación atentando contra sus leyes mientras no tienen reparo alguno en auto titularse creacionistas. Y tan cínico resulta llamarse creacionista mientras se atenta contra la Creación, como Conservador, sin ser conservacionista; liberal siendo autoritario; neoliberal siendo explotador, o demócrata siendo fascista. Todo eso forma el equipaje intelectual- por llamarlo de algún modo- de esta nueva generación contraria a la humanidad, a la Naturaleza y al mundo animal.

Y es necesario estar precavido a la hora de informarse sobre lo que ocurre , porque los llamados medios de comunicación se han ido convirtiendo en portavoces de los ricos de las industrias y las finanzas, obsesionados por el poder, que no paran de difundir noticias falsas ni de despreciar, ningunear o deformar lo que dicen quienes las ponen en duda. Por eso, dividen su tiempo en entretener, anunciar productos y mostrar individuos que piensan como los dueños de los medios, amigos y servidores de la Hidra mundial.

Los medios de comunicación, que deberían hacer honor a su nombre, se han convertido gracias al neoliberalismo en medios de adoctrinamiento y conformación mental para adecuar la mente colectiva a la mente de la Hidra. Y no es algo que sucede gratuitamente; no es que de pronto los comunicadores hayan perdido la razón: es que han perdido los principios; es que se han dejado comer el alma. Por eso deberíamos tener cuidado con lo que vemos y oímos en esos medios, porque si de algo carecen tanto como de verdad es de inocencia. Es fácil que un espectador pueda ver en el mismo momento las mismas noticias en distintos canales, y con el mismo enfoque y los mismos principios, pues la idea central es la okupación (con K) de la mente, la toma del poder mental y del poder de la conciencia, el último reducto a conquistar para gozar del poder absoluto.

La búsqueda del poder absoluto sobre nuestra vidas para controlar nuestras conductas ante el desastre que no cesan de aumentar en nuestro mundo, explica por qué se acosa la verdad, se la acota y se pretende que asumamos mentiras y más mentiras como norma de vida en cualquier terreno, sea este el político, el económico, o el de la salud alternativa. Todos los medios a la vez dicen las mismas cosas y a la misma hora, sin que sea posible encontrar entre ellos una voz disonante. Para hallar esa voz disonante hay que salirse al mundo alternativo, pero en ese mundo también hay que andar con pies de plomo. Por tanto, mantengamos alerta el espíritu crítico.


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