LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
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La publicidad es una sarta permanente de promesas y juramentos al consumidor.
La práctica necia y perversa de profanar maldiciones y juramentos es un vicio tan malo y mezquino que toda persona con sentido y carácter lo detesta y desprecia.
¿Dónde está la seguridad de la propiedad, de la reputación, de la vida, si el sentido de la obligación religiosa suspende los juramentos?
Dios no impuso a los ignorantes la obligación de aprender, sin antes haber tomado a los que saben el juramento de enseñar.
El juramento de presidente que tomo hoy es un juramento de lealtad a todas las legiones de americanos.
¿Sabía usted? Que el juramento Jesuita instiga a la tortura a los de otras religiones.
El mentiroso siempre es pródigo en juramentos.