La iluminación espiritual

Frases Carlos Castaneda

Citas Carlos Castaneda


Un guerrero vive de actuar, no de pensar en actuar ni de pensar que pensara cuando haya actuado.

Percibimos. este es un hecho firme. Pero no es un hecho de la misma clase que lo que percibimos, porque aprendemos que percibir.

Un guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, hasta del mas trivial de sus actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace.

Cada pizca de conocimiento que se convierte en poder tiene a la muerte como fuerza central. La muerte da el toque definitivo; todo lo que la muerte toca, en verdad se vuelve poder.

Un hombre, cualquier hombre, merece cuanto les toca en suerte a los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actué como guerrero.

Un guerrero no tiene honor, ni dignidad, ni familia, ni nombre, ni patria; solo tiene vida por vivir y, en tales circunstancias, su único vinculo con sus semejantes es su desatino controlado.

Un guerrero sabe que es solo un hombre. Su único pesar es que su vida es tan corta que no le permite asir todas las cosas que quisiera. Pero, para el, eso no es un problema; es solo una lastima.

Por eso puede uno decir, sin presunción, que la experiencia de las experiencias es estar vivo.

Ver es un conocimiento corporal. La preponderancia del sentido visual en nosotros influye en este conocimiento corporal y hace que parezca estar relacionado con los ojos.

Todo el mundo dispone de suficiente poder personal para lograr algo. El truco del guerrero consiste en desviar su poder personal de su debilidad para emplearlo en su propósito de guerrero.

Cuando nada se da por cierto permanecemos alerta, permanentemente de puntillas. Es mas emocionante no saber detrás de que matorral saltara la liebre que comportarnos como si lo supiéramos todo.

Se escoge solo una vez. Elegimos ser guerreros o ser hombres corrientes. No existe una segunda oportunidad. No sobre esta Tierra.

La perdida de la forma humana es como una espiral. Le da a un guerrero la libertad de recordarse a si mismo como un conglomerado de campos de energía enderezados, lo que a su vez le hace aun mas libre.

Una regla básica para el guerrero es que toma sus decisiones con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado es capaz de sorprenderlo; mucho menos, de menguar su poder.

El arte del guerrero consiste en equilibrar el terror de ser un hombre con la maravilla de ser un hombre.

Uno no esta completo sin tristeza ni añoranza, pues sin ellas no hay sobriedad, no hay gentileza. La sabiduría sin gentileza y el conocimiento sin sobriedad son inútiles.

El camino del guerrero ofrece al hombre una vida nueva, y esa vida tiene que ser completamente nueva. No puede uno llevar a esa nueva vida sus viejas y malas costumbres.

Un guerrero no necesita historia personal. Un día descubre que ya no le es necesaria, y la abandona.

Un guerrero muere difícilmente. Su muerte debe luchar para llevárselo. Un guerrero no se entrega a la muerte tan fácilmente.

La lucha esta justo aquí, en esta Tierra. Somos criaturas humanas. ¿Quien sabe lo que nos aguarda o la clase de poder que podemos llegar a tener?

El arte de acechar es un conjunto de procedimientos y actitudes que permiten a un guerrero extraer lo mejor de cualquier situación concebible.

Un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera, deleita sus ojos en la contemplación del mundo. El logro definitivo de un guerrero es disfrutar con la alegría del infinito.

Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.

Cuando uno no tiene nada que perder, se vuelve valiente. Solo somos tímidos mientras nos queda algo a lo que aferrarnos.

Todo habito requiere de todas sus partes para funcionar. Si alguna de esas partes desaparece, el habito se desarma.

El arte del acecho consiste en aprender todas las peculiaridades de tu disfraz, y aprenderlas tan bien que nadie sepa que estas disfrazado. Para conseguirlo, necesitas ser despiadado, astuto, paciente y dulce.

El hombre corriente se preocupa demasiado por querer a otros o por ser querido por los demás. Un guerrero quiere; eso es todo. Quiere lo que se le antoja o a quien se le antoja, sin mas, porque si.

Preguntar cual es la función de los aliados es como preguntar que hacemos los hombres en el mundo. Aquí estamos: eso es todo. Y los aliados están aquí como nosotros; y puede que estuvieran antes que nosotros.

Lo peor que podría ocurrirnos es tener que morir, y puesto que ese es ya nuestro destino inalterable, somos libres; quienes lo han perdido todo no tienen ya nada que temer.

Todo lo que los guerreros hacen es consecuencia del desplazamiento de sus puntos de encaje, y tales desplazamientos están determinados por la cantidad de energía que los guerreros tienen a su disposición.

La clave esta en lo que se enfatiza. O nos hacemos desdichados o nos hacemos fuertes. Cuesta el mismo trabajo lo uno que lo otro.

Los guerreros jamás pueden tender un puente para reunirse con la gente del mundo. Pero si la gente desea hacerlo, tiene que tender un puente para reunirse con los guerreros.

Lo que necesitamos hacer para que la magia pueda apoderarse de nosotros es desvanecer las dudas de nuestras mentes. Una vez desvanecidas las dudas, todo es posible.

El poder reside en el tipo de conocimiento que uno posee. ¿Que sentido tiene conocer cosas inútiles? Eso no nos prepara para nuestro inevitable encuentro con lo desconocido.

Los guerreros encaran el tiempo que llega. Normalmente encaramos el tiempo que se aleja de nosotros; solo los guerreros pueden cambiar esta situación y encarar el tiempo a medida que avanza hacia ellos.

Un guerrero debe aprender a hacer que cada acto cuente, pues va a estar aquí, en este mundo, tan solo un tiempo breve; de hecho, demasiado breve para ser testigo de todas las maravillas que existen.

Un guerrero no esta nunca sitiado. Estar sitiado implica que uno tiene posesiones personales que defender. Un guerrero no tiene nada en el mundo salvo su impecabilidad, y la impecabilidad no puede ser amenazada.

Somos hombres, y nuestro destino es aprender y ser arrojados a mundos nuevos e inconcebibles. Un guerrero que ve la energía sabe que no hay fin a los nuevos mundos que se abren a nuestra visión.

Una de las mayores fuerzas en la vida es el miedo, porque incita a aprender. El primer aprendizaje: No tener miedo.

Descanso, refugio, miedo: todo ello no son mas que palabras creadoras de estados de animo que hemos aprendido a aceptar sin tan siquiera cuestionarnos su valor.

El don de libertad que ofrece el águila no es una dadiva, sino la oportunidad de tener una oportunidad.

El primer principio del arte de acechar es que los guerreros eligen su campo de batalla. Un guerrero jamás entra en batalla sin conocer antes el entorno.

Lo recomendable para los guerreros es no tener cosas materiales en las que enfocar su poder, sino enfocarlo en el espíritu, en el verdadero vuelo a lo desconocido y no en trivialidades.

Las posibilidades del hombre son tan vastas y misteriosas que los guerreros, en vez de pensar en ellas, han optado por explorarlas sin esperanza de comprenderlas jamás.

Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.

Tras haber arreglado el mundo del modo mas bello e iluminado, el académico regresa a casa, a las cinco en punto de la tarde, y olvida su bello arreglo.

Cambiar nuestra idea del mundo es la clave del chamanismo. Y parar el dialogo interno es la única forma de lograrlo.

Los guerreros siempre toman el primer suceso de una serie como el bosquejo o el mapa de lo que a continuación va a desplegarse ante ellos.

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