LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
CUENTO ZEN NARRADO DE HOY
A un Maestro Sufí le faltaba algo esencial en su camino: la HUMILDAD. Esa la aprendió de un niño.
En sus recorridos una vez llego a una pequeña ciudad. Había una celebración local y las personas llevaban flores, frutas y ofrendas a la mezquita. Los niños y niñas llevaban velas encendidas. Vio a un niño que llevaba una vela encendida. Él con su familia también iba a la mezquita a colocar allí la vela.
Orgullosamente y bromeando le dijo: Niño, llevas una vela encendida ¿Tú mismo la encendiste? Sí señor, le contestó. El Sufí pregunto desde su vanidad: me puedes decir ¿de dónde vino la luz?
El niño miró al Sufí con sus ojos grandes, sonrió, y de un soplo apagó la vela. Le dijo entonces: Ahora has visto que la luz se fue. ¿A dónde fue? Dímelo tú sabiondo.
El EGO del Maestro fue sacudido. Todo su conocimiento fue sacudido. En ese momento sintió su propia estupidez. Desde entonces abandono toda su soberbia.
MORALEJA
Sólo el ego se siente herido. Pero sin lugar a dudas no se puede herir a un hombre verdaderamente humilde.
La falsa humildad es simplemente el ego reprimido, aparentando ser humilde pero deseando ser el mejor. La verdadera humildad no tiene nada que ver con el ego; es la ausencia del ego.
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