LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
CUENTO DE HOY
Una noche, mientras se hallaba en meditación y silencio, el hermano Bruno se vio interrumpido por el croar de una rana. Pero, al ver que todos sus esfuerzos por ignorar aquel sonido resultaban inútiles, se asomó a la ventana y gritó: ¡Silencio! ¡Quiero silencio!
Y como el hermano Bruno era un santo, su orden fue obedecida de inmediato: todo ser viviente acalló su voz para crear un silencio que pudiera favorecer su meditación.
Pero otro sonido vino entonces a perturbar a Bruno: una voz interior que decía: Quizás a Dios le agrade tanto el croar de esa rana como el el mismo silencio... ¿Qué puede haber en el croar de una rana que resulte agradable a los oídos de Dios?, fue la displicente respuesta de Bruno. Pero la voz siguió hablando: ¿Por qué crees tú que inventó Dios el sonido?
Bruno decidió averiguar el porqué. Se asomó de nuevo a la ventana y ordenó: ¡Canta! Y el rítmico croar de la rana volvió a llenar el aire, con el acompañamiento de todas las ranas del lugar. Y cuando Bruno prestó atención al sonido, éste dejó de crisparle, porque descubrió que, si dejaba de resistirse a él, el croar de las ranas servía, de hecho, para enriquecer el silencio de la noche.
Y una vez descubierto esto, el corazón de Bruno se sintió en armonía con el universo, y por primera vez en su vida comprendió lo que significa meditar.
Dios es... lo que es. Se calla la mente y lo percibes en el Silencio.